En una época en la que los errores en transacciones digitales son cada vez más comunes y las oportunidades de recuperar fondos mal dirigidos parecen escasas, una historia reciente de integridad y honestidad ha emergido como un rayo de luz en nuestra comunidad.

A comienzos de esta semana, un grupo de voluntarios de una institución local enfrentó un problema significativo cuando, al intentar realizar un pago de $200 mil a un proveedor, cometieron un error de tipeo en los datos de la transferencia. Sin darse cuenta del desliz hasta que el proveedor reclamó el pago, los voluntarios descubrieron que el dinero había sido transferido por error a una cuenta desconocida.

La desesperación se apoderó de los voluntarios, quienes rápidamente recurrieron a sus propios recursos para saldar la deuda con el proveedor, mientras dedicaban sus esfuerzos a rastrear al destinatario del dinero erróneamente transferido. Tras una búsqueda infructuosa y el apoyo de un cronista local y del Comisario José Luis Lorenzo Hoffmann, la situación parecía enredarse aún más con cada minuto que pasaba.

Sin embargo, lo inesperado ocurrió la noche del martes. Félix Andrés Sosa, un Suboficial Mayor de la Policía de Corrientes, se encontró con los $200 mil que no le pertenecían en su cuenta. Al darse cuenta de que el dinero no correspondía a ninguna transacción de su parte, Sosa decidió actuar con la misma rectitud que le enseñó su padre. En lugar de quedarse con el dinero, revisó cuidadosamente los datos de la transacción para averiguar su origen y, con gran honestidad, procedió a devolver los fondos.

«De dónde vengo, mi padre siempre nos inculcó que no nos quedáramos con lo que no es nuestro», comentó Sosa en una conversación telefónica tras el hecho. «Ver ese monto que de ningún modo podía ser mío me hizo saber que debía hacer lo correcto y devolverlo”, dijo.

Al mediodía del miércoles, tras el contacto en redes sociales y una serie de confirmaciones, los voluntarios finalmente pudieron dar las gracias a Sosa por su ejemplar comportamiento. El regreso de los $200 mil no solo resolvió un problema crítico para la institución local, sino que también destacó la importancia de la honestidad en tiempos de confusión y error.

La historia de Félix Andrés Sosa es un recordatorio poderoso de que, incluso en un mundo impulsado por la tecnología y los errores inadvertidos, la integridad personal sigue siendo una luz guía. La comunidad no solo puede celebrar la rectitud de un individuo, sino también aprender de su ejemplo, demostrando que el valor y la honestidad pueden prevalecer en cualquier circunstancia.

En tiempos donde la transparencia y la ética a menudo parecen perderse en el ruido de las transacciones digitales, la acción de Sosa (que en la foto que ilustra la presente está con su esposa Mercedes) es una inspiración y un llamado a la reflexión para todos.

Fuente: Fm Riel

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