Este martes por la tarde, desde Prensa del Hospital Centenario, de Gualeguaychú, enviaron a los medios de comunicación locales una lista con el nombre y apellido de 35 personas (una fue borrada en un segundo envío, por tratarse de una familiar del director del Hospital) a las que se le solicitaba comunicarse con urgencia a dos teléfonos, de 7 a 13, este miércoles.
Es decir, era urgente pero estas personas debían esperar una cantidad considerable de horas hasta ser informadas de lo que ocurría, mientras veían circular la lista por las redes sociales.
La inmensa mayoría de los medios que publicaron la lista presuponía pero no sabía fehacientemente de qué se trataba la convocatoria: ¿presuntos nuevos casos, reprogramación de cirugías o turnos, falta de documentación ante un trámite iniciado? Y la lista de posibilidades sigue. Preguntaron y respondieron consultas incluso sin saber de qué se trataba.
Es decir, nos pidieron que comunicáramos en un contexto de crisis como el que vivimos, nombre y apellido de 35 vecinos sin informarnos el motivo, siquiera proponiendo una «fórmula» para enunciar el mensaje, algo que tuviera sentido.
Nos dijeron que no pudieron contactarlos de ninguna manera antes. Nada más que eso. No hubo teléfono, whatsapp, Facebook, nada que permitiera un contacto previo, cuidado, individual. Nada. En cinco días no se pudo ubicar a ninguna de estas personas. A nadie.
Enseguida llegó la réplica de funcionarios municipales y de cuanta persona recibía cualquiera de las dos versiones de la lista, la cual venía acompañada en algunos casos por los infaltables y nefastos audios de whatsapp del sobrino de la vecina del que trabaja en el Hospital quien, además, brindaba un multiple choice de datos imcomprobables. Pero la gravedad en este punto, es que la lista fue emitida de manera oficial.
¿Cuál es el motivo real de la misma? Se pretende localizar a personas que -presuntamente- tuvieron contacto indirecto (al viajar en un micro) con el primer caso confirmado de coronavirus en Gualeguaychú.
En este contexto, cinco días después de la confirmación del Malbrán (13 después del presunto contacto) se publica la lista, sin información fundamental para los convocados, violando el derecho a resguardar su intimidad ( considerando las especificaciones establecidas en la circular del propio director del Hospital cuando se confirmó el primer caso positivo, haciendo hincapié en resguardar al paciente), alertando a la población en general – que el contexto de la pandemia que vivimos tiende a suponer lo peor- pudiendo afectar a personas hipertensas o con enfermedades coronarias o símplemente atemorizadas, que pudieron estar en contacto con alguno de los vecinos citados -o ser uno de ellos- y sacar conclusiones que son apresuradas hasta tanto no se avance en realizarles los estudios correspondientes.
La comunicación siempre es una decisión política. Es política también la responsabilidad cuando funciona bien, y tanto más cuando no funciona bien. La imposibilidad de establecer contratos éticos con los medios de comunicación que contribuyen a comunicar en un contexto de crisis es además, una tremenda -y gravísima- estupidez. Existen protocolos comunicacionales justamente para que estas cosas no ocurran. Para que la urgencia no vulnere derechos.
Esta lista no fue mejor que esos audios de whatsapp que criticamos y desestimamos porque solo provocan daño y confusión.
Que muchos digan a la vez lo mismo, no aporta más que ruido. Tenemos miedo, pensamos en nuestros adultos mayores mientras vemos lo que ocurre en el resto de mundo y sentimos miedo, apostamos a que crezca la conciencia y la solidaridad de vecinos y amigos hasta que ya no exista una persona a la cual tener que explicarle porqué tiene que quedarse en su casa, y muchos no tienen con qué resistir estos días difíciles, con los gurises en casa, mientras comerciantes y emprendedores se desesperan por el colapso económico que esto significará, entonces: no necesitamos ruido ni mensajes encriptados, necesitamos respeto, responsabilidad, confianza y empatía.
Crédito: Paola Robles Duarte, periodista de Gualeguaychú.
Fuente: Entre Ríos Ahora