Pasaron 365 días y en todo este tiempo lo que rodea al caso no ha dejado de ser noticia. Para muchos fue “el caso Nahir Galarza”, donde el victimario cobró más importancia que la propia víctima. El juicio se cubrió para todo el país y el tema se trató cientos de horas en televisión. La condenada figuró en Wikipedia, tuvo una réplica en muñeca, se escribió un libro sobre su vida y cada detalle de su estadía en la cárcel sale a la luz.
Hasta la madrugada del 29 de diciembre de 2017, el nombre de Fernando Pastorizzo y de Nahir Galarza no significaba nada para la mayoría de los argentinos. Sólo eran dos chicos de 20 y 19 años que vivían en Gualeguaychú y que mantenían un noviazgo con idas y vueltas como cualquier otro adolescente de su edad. O por lo menos eso era lo que se creía.
Pero poco después de las 5 de la mañana de ese día, Nahir Galarza ejecutó a Fernando Pastorizzo de dos balazos. Ambos disparos atravesaron el cuerpo del joven, que quedó tirado junto a su moto en una de las calles menos transitadas de la ciudad y a escasos metros de donde vive la abuela materna de la asesina.
El caso no presentó demasiadas complicaciones para los investigadores, y al final de ese mismo día ya había una confesión. La adolescente se había quebrado ante el fiscal Sergio Rondoni Caffa y relatado el crimen. Contó todo. Hasta la forma en que recargó la pistola 9 mm que le había sacado a su padre policía.
Ella trató en un primer momento de desviar la investigación. Intentó sin éxito poner algunos palos en la rueda. Mencionó que Fernando tenía problemas con otras personas y hasta se dijo que consumía drogas. Nada de esto era cierto y rápidamente fue abortada esta línea en los albores investigativos. Ella fue detenida ese mismo día.
Desde entonces Nahir Galarza quedó encerrada por lo que hizo y cada vez que se cumpla un aniversario por la muerte de Fernando Pastorizzo, también se cumplirá un año más de cárcel para la responsable de este crimen. Así lo dictaminó la Justicia de Gualeguaychú, que le negó 7 veces la excarcelación antes del juicio y en el debate se concluyó que cumpla con una prisión perpetua.
La sociedad de Gualeguaychú fue implacable desde el primer momento. No había otra condena social que no fuera la máxima pena. Prácticamente fue unánime el pedido para que se aplicara la prisión perpetua, y este reclamo no fue desoído por la Justicia.
Actualmente se encuentra alojada en la Unidad Penal Nº 6 de Paraná y si bien es una incógnita la verdadera cantidad de años que pasará presa, el tiempo no debería ser menor a los 30 años. Pero como la Justicia no goza de una buena reputación en la Argentina, y la política mucho menos, lo que pueda pasar de acá al futuro es realmente una incertidumbre.
Los ingredientes de un caso atrapante
Fue una historia que cautivó a la opinión pública desde el primer minuto. Los medios expusieron lo sucedido, pero fue la gente la que demandaba más y más información en torno al caso. Cada cosa que se publicaba inmediatamente tenía a miles de personas conectadas. La vorágine informativa no permitía que nada se descartara porque todo era parte del relato. Así se fue construyendo la figura de Nahir Galarza.
Ella tomó más protagonismo que la propia víctima y este fue el gran ingrediente que evitó que la historia cayera en el olvido. Su vida, su familia, su popularidad entre los chicos de su edad, su pasado y el falso secuestro, su edad, su forma de vestir, sus fotos. Todo quedó expuesto.
Fernando era distinto. Era reservado, solidario, muy amigo de sus amigos, familiero. Es bien recordado por muchos. Pero al morir su imagen queda en el recuerdo de los más cercanos y todo se centra en la persona que originó esa muerte. Es por este motivo que cada cosa que Nahir Galarza haga no dejará de ser noticia.
Desde que tomó trascendencia nacional, e incluso internacional, Nahir Galarza tuvo su réplica en una muñeca requerida por un coleccionista rosarino. Su nombre figuró por unas horas en la enciclopedia global digital Wikipedia (actualmente figura el “caso de Nahir Galarza”). Hace poco tiempo atrás, los periodistas Maurio Szeta y Mauro Fulco publicaron “Nahir, la historia desconocida”.
En la actualidad todo lo que sucede tras las rejas también es noticia. Desde sus traslados al Hospital San Martín en Paraná, la entrevista que le brindó al periodista Rodolfo Palacios (creador de “El clan Puccio”, “Conchita», “El Ángel Negro”, entre otros) la pelea que mantuvo con su compañera de celda Graciela Bordeira, una exsargento procesada por el delito de narcotráfico a la que se vincula al intendente de Paraná Sergio Varisco; y lo último: el supuesto e incipiente romance con el hijo de un jefe narco paranaense.
Hay quienes no entienden los motivos por los cuales se sigue hablando de Nahir Galarza, pero la respuesta es simple: hay otra gran cantidad de personas que siguen consumiendo esta historia y obligan a que lo sucedido no caiga en el olvido.
Fue el caso que tristemente ubicó a Gualeguaychú en el centro de la escena nacional. Para el juicio, todos los canales de televisión abierta tuvieron sus móviles apostados en los Tribunales y el adelanto de veredicto se transmitió en vivo para todo el país. Nunca sucedió algo similar, a pesar de contar con crímenes más escalofriantes y con historias más atrapantes, como ser “El triple crimen en Pueblo Nuevo” del año 1994.
Hoy se conmemora un año del homicidio de Fernando Pastorizzo, un joven que estaba a sólo cinco días de cumplir 21 años, que fue asesinado por la espalda cuando esperaba el beso de despedida. Murió a manos de su novia, que sin titubear lo ejecutó con un disparo a quemarropa y con un segundo tiro a menos de 50 centímetros de distancia
Fuente: El Día