Una tormenta sin precedentes, más potente que la del viernes pasado, dejó unos 110 mm de lluvia de los cuales 80 cayeron en algo más de media hora en la localidad de Larroque, dpto. Gualeguaychú. Con obras hidráulicas preparadas para clima normal, las calles inundadas y varias viviendas a las que ingresó el agua fueron el escenario previsible. Hubo tres familias evacuadas y muchas quejas.
No solo las zonas más bajas de la ciudad fueron las que volvieron a sufrir los embates de un clima con tormentas cada vez más severas. El temporal que azotó a la ciudad a partir de las 7:50 y que en pocos minutos rebalsó los desagües, generó situaciones dramáticas e imágenes increíbles, como la avenida Urquiza transformada en un arroyo y el parque de la estación en un lago por el que dos personas aprovecharon a navegar en un bote.
Además, en calle Islas Malvinas, varias familias debieron ser asistidas por personal de Bomberos, Municipio y Policía y algunas dejaron momentáneamente sus hogares. El jefe del cuerpo informó que dos o tres familias fueron evacuadas. Pero no solo ahí el agua entró a las viviendas, en varios puntos de la ciudad se registraron anegamientos o complicaciones por el agua que también brotaba de las cloacas.
Los reportes de los que midieron la evolución de la lluvia grafican claramente la intensidad del fenómeno. En los primeros 15 minutos cayeron 40 mm y en la primera hora 80, para completar en la siguiente media hora entre 105 y 110 mm, es decir que en ese tiempo cayeron 110 litro de agua por metro cuadrado.
Si en el momento de la lluvia más intensa alguien hubiera obtenido una imagen aérea de Larroque y la zona, se hubiera visto una gran superficie cubierta de agua, con los cursos naturales de agua saturados en varios kilómetros a la redonda. Eso quiere decir que no debe interpretarse el problema que causan las lluvias torrenciales en nuestra ciudad como un fenómeno aislado del contexto de campos saturados de agua, con nula capacidad de absorción, que repiten, a otra escala, lo que pasa con los grandes ríos cuando encuentran la desembocadura saturada.
Las quejas por las redes sociales y los comentarios de bronca son comprensibles por lo desagradable que resulta el barro y el agua servida dentro de las viviendas y obliga al estado y a la población a replantear qué hacer ante este tipo de fenómenos, cada vez más habituales. Algunas familias tenían a mano las bolsas de arena que los bomberos les habían provisto la semana pasada y lograron atenuar el impacto.
Es vital, además de mantener los canales y arroyos internos limpios y despejados, trabajar en mejorar el transporte del agua por los canales Urquiza y Don Lucas y el agua que deriva por calles 25 de Mayo. El tema es cómo se resuelve el tapón de los arroyos que están fuera del casco urbano y que rápidamente saturan su capacidad de transporte.
Acción de Larroque