El asma es reconocida como un problema de salud pública a nivel mundial, tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo. La OMS estima que, actualmente, existen 235 millones de pesonas con asma.
Según un estudio nacional, que tuvo como objetivo determinar la prevalencia de asma en la población adulta joven, 6 de cada 100 personas tuvieron algún ataque de asma en los últimos 12 meses -o toman medicación actualmente debido a esta patología- y 9 de cada 100 tienen o han tenido alguna vez asma confirmado por un médico.
Este dato fue compartido en la 1º Jornada del Año AAMR, un evento organizado por la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria que reunió a médicos especialistas para abordar diferentes temáticas sobre la situación actual de la enfermedad, los desafíos de los especialistas y las claves para pensar un futuro con logros y avances. Se trata de una enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias que puede ser causada por múltiples factores, tanto genéticos como ambientales.
Aunque no se puede curar, se puede controlar con un diagnóstico y tratamiento adecuados, por tanto, los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida. El tratamiento adecuado de la enfermedad y el manejo de los factores sociales y ambientales que la complican redunda en un control del problema, una reducción de la frecuencia y gravedad de las crisis y una mejoría en la salud y calidad de vida de los enfermos.
De acuerdo a los datos obtenidos tras la última Encuesta Nacional de Prevalencia de Asma, los ataques de asma se dan con mayor frecuencia en invierno (55%) y en primavera (48,8%). Además, el 55% de las personas que dicen haber tenido una crisis de asma solicitaron atención en un servicio de urgencia y el 23% fue internado.
Un dato muy llamativo, es que menos de la mitad de las personas (46,8%) que dicen tomar medicación para el Asma, la aplican sólo cuando tienen síntomas. Esta enfermedad ocasiona más de 15.000 hospitalizaciones por año en hospitales públicos de todo el país.
El asma mal controlado representa una carga significativa para el paciente y la sociedad, reduce la participación en la vida familiar y comunitaria, produce pérdida de productividad (pérdida de días de escuela y de trabajo), eleva significativamente los costos a nivel de los sistemas de salud y, no tratado, puede producir la muerte. Para evitar estas consecuencias negativas es fundamental su diagnóstico, tratamiento y control. (MisionesCuatro)