La primera audiencia del juicio por el crimen de Fernando Pastorizzo acaparó la atención de todo el país. La imputada no declaró, pero se incorporaron sus dos confesiones de la Investigación Penal Preparatoria. Cuando la madre de la víctima contaba sobre el tipo de relación de su hijo con Nahir Galarza, la joven gritó: “¡qué mentirosa!”.
Muy custodiada. Así se puede describir la llegada de Nahir Galarza a los Tribunales de Gualeguaychú a las 8.10; y de violenta su salida poco después de las 13, en medio de un enjambre de periodistas y de mujeres que rodearon la camioneta policial y golpearon los vidrios para hacerle saber que era una “asesina” y que debía pagar con la cárcel.
Pero en la audiencia todo fue mucho más tranquilo, es que para poder ingresar al recinto del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú había que estar acreditado. Tanto el público como los periodistas debieron informar con anticipación su presencia e identificarse, porque sólo había espacio para 40 personas.
Si bien los padres de la imputada arribaron temprano al palacio judicial para acompañar a su hija, se retiraron rápidamente cuando se les informó que no podían estar presentes debido a que iban a ser convocados a lo largo del juicio para declarar como testigos y hasta tanto no lo hicieran no podían escuchar el relato de otros. Algo similar ocurrió con los padres de Fernando, pero ellos –avisados previamente- no concurrieron, aunque luego se modificó el programa previsto y fueron estos dos los primeros en declarar.
Para esta primera audiencia no estaba programado que declarara nadie. Sólo se esperaba la posible palabra de Nahir Galarza, pero tras su negativa se originó la primera polémica del día: si sus dos declaraciones previas en la etapa investigativa eran incorporadas por lectura como prueba, algo a lo que su defensa se oponía.
Tus palabras te condenan
“La introducción de las actas en la Investigación Penal Preparatoria (IPP) son inadmisibles”, cuestionó el defensor José Ostolaza en el inicio de la discusión. Para su estrategia, que sirvan como prueba la adjudicación del hecho en primer lugar y la inverosímil historia de los disparos accidentales, es contraproducente y por ello su oposición.
Pero esas dos declaraciones a las que se hizo mención –la primera el 29 de diciembre de 2017 y La segunda el 16 de enero de 2018 – fueron hechas de forma voluntaria y rodeadas de todas las garantías que le asisten a un imputado; y eso fue explotado por los fiscales y las querellas.
Rubén Virué, representante de Silvia Mantegazza, alegó que esas declaraciones debían ser incorporadas porque fueron voluntarias y que toman un valor más importante luego que la imputada prefiriera el silencio dentro de la audiencia. Juan Carlos Peragallo, que junto a Sebastián Arrechea representan a Gustavo Pastorizzo, acudió a una cita doctrinaria que respaldó la oposición de la querella a lo solicitado por la defensa: “la incorporación por lectura de las declaraciones como imputado no vulnera al sistema, sino que lo enriquece”.
Lisandro Beherán y Sergio Rondoni Caffa, representantes del Ministerio Público Fiscal, explicaron que la declaración de imputado está rodeada de todas las garantías y al acusado se le informa todo, y que lo que en ese momento se declare posteriormente será valorado en un debate.
Además, el juez de Garantías, Mario Figueroa, validó estas instancias y las permitió como prueba en la elevación del Legajo a juicio.
Luego de un breve cuarto intermedio, el presidente del Tribunal, Mauricio Derudi, decidió hacer lugar a lo solicitado por la Fiscalía y las querellas y se incorporaron por lectura las dos declaraciones que la imputada hizo en la etapa investigativa.
La confesión de Nahir
En su primera declaración, Nahir Galarza dijo: “El hecho lo cometí yo sola. Cuando salimos de la casa en la moto yo iba atrás; la que le disparé fui yo. Lo hice con el arma de mi papá que estaba arriba de la heladera, donde la pone siempre. Los dos disparos los hice con esa arma. Di una vuelta a la manzana y volví caminando a mi casa. Dejé el arma en su lugar sin que mi papá se diera cuenta. Mi familia no tiene nada que ver. Ni mi madre, ni mi padre, soy yo la responsable del homicidio”. Y sobre el final detalló la forma en que cargó el arma y demostró que sabía manipularla sacando el seguro y tirando hacia atrás la corredera. Leen su declaración en voz alta y ella firma de conformidad.
La segunda declaración contradice gran parte la primera versión, y aunque no adjudica la autoría a otra persona, afirma que los disparos fueron accidentales. Pero además señaló que había sido Fernando Pastorizzo quien sacó el arma de arriba de la heladera y que se la quitó cuando iban discutiendo arriba de la moto, y en esa acción se produjo la primera “explosión”. Luego, al intentar ayudarlo cuando estaba en el piso, escuchó “la segunda explosión” que impactó en el pecho del joven.
Al incorporarse las declaraciones por lectura, muchos de los testigos que estaban convocados a declarar en el juicio iban a tener una presencia intrascendente porque no iban a decir nada que la propia imputada no reconociera en sus declaraciones. Por este motivo se realizó un nuevo cuarto intermedio para depurar la prueba por medio de un acuerdo probatorio entre Fiscalía, querella y defensa.
En este acuerdo se agregó documental dejando de lado la parte protocolar de contar en la audiencia con los autores. Se incorporó como prueba el informe de la médica de Policía, las fotografías de la escena del crimen, las fotografías de Criminalística sobre la autopsia, la declaración del dueño de la parrilla ubicada en Artigas y Sarmiento que vio salir del lugar del hecho a Nahir Galarza, los secuestros de los teléfonos celulares, certificado de defunción, el informe de Migraciones sobre el viaje a Brasil de Fernando Pastorizzo con la familia Galarza, la entrevista al remisero que escuchó las detonaciones y encontró muerto al joven, la entrevista a su pasajera, la requisa en la casa de Galarza en calle Pronunciamiento, el acta del secuestro del arma homicida, entre otros pasos que ahorraron tiempo y espacio.
La palabra de los padres
A raíz de esta aceleración en los plazos, hubo tiempo para escuchar a los primeros testigos. Rápidamente se llamó a los padres de Fernando Pastorizzo para que sean los primeros en contar todo lo que sabían sobre la vida de su hijo y sus últimas horas de vida.
Silvia Mantegazza fue la primera en declarar tras el cuarto intermedio que culminó a las 11. La mujer que dio su única entrevista a ElDía en febrero, volvió a describir todo lo que vivió el 29 de diciembre de 2017 y el tipo de relación que mantenía Fernando y Nahir.
“¿Cómo se enteró de la muerte de Fernando?”, preguntó la Fiscalía apenas la mujer se sentó delante de los jueces del Tribunal. “Yo me enteré en mi trabajo. Eran como las 8 de la mañana y me dicen ‘Silvia, te busca la Policía’. Yo salí bromeando, ‘uy qué hice ahora que me mandan de a tres’. Pero cuando les vi la cara, vi que tenían el rostro serio, que no era para broma. Y lo primero que se me pasó por la cabeza fue que Fernando estaba detenido. Me pidieron un lugar para hablar en privado y me preguntaron si era la mamá de Fernando Pastorizzo. Ahí me dijeron que lo habían encontrado muerto y que había sido asesinado. ‘Lo encontramos con dos balazos, uno en la espalda y uno en el pecho’ me dijeron y yo les dije ‘fue una ejecución’. Después me preguntaron si tenía algún enemigo, si tenía novia. Ahí les dije que hace mucho que tiene una relación con una chica y que había estado con ella. La llamé delante de ellos y me atendió dormida. Le pregunté si había estado con Fernando y empezó a titubear. Me respondió ‘sí, estuvo anoche conmigo’ ‘¿Y a qué hora se fue de tu casa?’ ‘Eh… no sé’, me dice. ‘¿Por qué?’, me dice. ‘Por nada’, le digo yo. Entonces me empezó a repreguntar: ‘¿Por qué?, ¿Por qué me preguntas?’ y me cambió el tono de voz. ‘Por nada, simplemente quería saber si Fernando estuvo con vos’. ‘¿Pero por qué me estás preguntando eso?’ Le dije que estaba con la Policía y me acababan de decir que a Fernando lo encontraron muerto. ‘Confírmame tu apellido’ le dije, aunque yo sabía que era Galarza, pero era para que lo escuche la Policía. ‘Le voy a pasar tu teléfono a la Policía y seguro que te van a llamar porque fuiste una de las últimas personas que lo vio’, y le corté.
Contó que ella no hablaba con su hijo sobre la relación que mantenía con Nahir Galarza y que sabía que siempre “iban y venían”, y que cuando Silvia salía de viaje sabía que en su casa había estado otra mujer.
También indicó que su hijo era muy “miedoso” de su salud porque de chico sufrió broncoespasmos y la familia paterna tiene un historial de problemas cardíacos, y que a raíz de ello se atendía en el Hospital Centenario. Cuando lo hacía, era Nahir Galarza quien le avisaba que Fernando estaba en el nosocomio y que esa era la relación que mantenía con la joven.
“La conocí una madrugada. Estábamos durmiendo y golpearon la puerta. Habrán sido las 4, en pleno invierno. Abro la puerta y era esta chica, preguntando por Nando. Solita. Entonces le digo ‘¿Qué necesitas?’. Dice: ‘¿Está Fernando?’. ‘No, no está. ‘¿Cómo que no está?’, me dice y ahí ya me cambió el tono. ‘No está Fernando. Salió’, y me contestó: ‘¿Cómo que no va a estar si estuvimos en el boliche y me dijo que venía para acá?’. Me dio tanta bronca por cómo me trató. Le cerré la puerta y la dejé. La chica pidió un remis y se fue. Después me dio lástima, sola, con frío, quedarse afuera. Después le conté a Nando y le dije que se dejara de joder con esta chica”, relató.
Pero lo más llamativo de la mañana sucedió cuando Mantegazza respondía a una pregunta de la Fiscalía sobre lo que una vecina le había contado al escuchar una discusión entre la joven pareja. La testigo Martínez escuchó una pelea – que según declaró la madre de Fernando- “fue muy fuerte, donde Nahir le gritaba y le pegaba a Fernando”.
Fue en ese momento de la declaración de Mantegazza que se escuchó el grito exclamativo de Nahir Galarza que retumbó en la audiencia: “¡qué mentirosa!”. Todos quedaron absortos porque hasta ese momento nadie le conocía el timbre de voz a la imputada. No hubo represalias por parte de los jueces porque los abogados defensores la contuvieron rápidamente e impidieron una nueva expresión contra la madre de Fernando.
Nahir: De la sonrisa al llanto
Galarza pareció pasar por todos los estados. En principio sacó a relucir su sonrisa burlona, que luego borró y se quebró cuando escuchó la lectura de su segunda declaración. Al regresar del cuarto intermedio volvió a mostrar su soberbia, pero tras la declaración de Silvia Mantegazza volvió a quebrarse.
Gustavo Pastorizzo, el padre de Fernando, declaró en último lugar y no arrojó mucho más de lo que volcó Mantegazza antes. Confirmó el tipo de persona que era su hijo, al que definió como solidario, educado, compañero, y que la relación que ambos mantenían era “perfecta”.
También dijo que Fernando era muy amigo de sus amigos y que tenía “un trato excelente”. “Iban al Ñandubaysal, jugaban a la Play y salían juntos para todos lados”, declaró el padre, y agregó: “Nunca me llegó un comentario en contra de mi hijo, ni nada relacionado a la violencia”.
También aseguró que Fernando “odiaba las armas, las detestaba” y recordó una anécdota que vivió en el 2016 -previo a un partido de Boca en Buenos Aires- donde trató de graficar el miedo que tenía su hijo de enfrentarse a una situación violenta. “Él no era violento para resolver sus conflictos, sino que era muy sensible y se largaba a llorar”, concluyó.
Tanto el padre como la madre hicieron mención del viaje a Brasil de Fernando con la familia Galarza y ambos aseguraron desconocer con quién había viajado, enterándose por los medios. “Me dijo que iba con amigos y sus padres”, manifestó el hombre, excusándolo en que era muy reservado con sus relaciones sentimentales.
Los alegatos
Las acusaciones en el inicio del juicio no sorprendieron en nada. La Fiscalía volvió a imputar el homicidio agravado por el vínculo que los unía y el abuso de armas. Pero las querellas fueron un poco más allá y Virué expuso sobre la necesidad de que sea juzgada por un tercer agravante: la alevosía.
Para el querellante no se trató de un hecho casual, sino que hubo una planificación y que todo se inició días previos, en la noche de Navidad. Que todo se debió a que Fernando puso fin a un vínculo de cuatro años, es decir “un cuarto de sus vidas”, y que ese final de relación se produjo 24 horas antes del fatal desenlace. Además, Nahir Galarza se valió de un ardid y de una maniobra de seducción para lograr que Fernando la buscara y la llevara a la casa de su abuela materna. “Tomó el arma de su padre y mientras él manejaba la moto por una calle oscura y sin tránsito, se la apoyó en la espalda dejándolo en una indefensión absoluta”. “Acreditaremos que su conducta está atrapada en la figura de la alevosía”, manifestó.
Arrechea coincidió en lo expuesto anteriormente por sus antecesores y solo se acotó a requerir la pena más gravosa del Código Penal. Ostolaza, el defensor, opinó que los elementos existentes en el proceso indican que se está ante un homicidio simple por la violencia de género, y habló de la supuesta violencia psicológica que aplicaba Pastorizzo a su defendida y lo ejemplificó con los casos de abuso sexual, donde el delito se comete sin presencia de testigos.
Cómo sigue el juicio
Tal como estaba previsto desde un principio, hoy se realizará la segunda audiencia y el jueves la tercera. Al menos en estos dos días se escuchará el testimonio de los declarantes de la Fiscalía y las querellas, dejando para la próxima semana los convocados por la defensa. Hoy será el turno de los amigos de Fernando y se estima que la palabra de estos jóvenes llevará toda la audiencia, prologándose hasta la tarde.
La cantidad de nueve audiencias previstas en un primer momento puede ser alterada si se tiene en cuenta la cantidad de testigos que fueron desestimados de común acuerdo entre las partes durante el acuerdo probatorio. Pero ello se confirmará la semana próxima a medida que avance el juicio. (El Día)