Sin mostrar ningún arrepentimiento, la acusada por los Tribunales. Su última declaración sembró más certezas que dudas. Espera por la pericia psicológica y psiquiátrica. Qué opinan los profesionales sobre la personalidad de la joven.
Laura Quiñones Urquiza es diplomada en criminología criminalística y especializada en técnica de perfilación criminal. Ha confeccionado perfiles criminales de agresores desconocidos en casos de homicidios y delitos sexuales a mujeres y niños. Es coautora de artículos criminológicos junto a perfiladores criminales de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI y ha escrito libros como «Rastros criminales» y «Lo que cuenta la escena del crimen».
«Normalmente trabajo y colaboro con el Ministerio Público Fiscal haciendo perfiles de agresores desconocidos. Cuando hay violaciones, homicidios, estafas, delitos informáticos, pero no sabemos quién lo hizo. Entonces en base a esa conducta, porque analizo la conducta criminal, confecciono un perfil de autor probable para reducir el número de sospechosos», explicó la perfiladora en diálogo con el diario ElDía.
Aclaró que el perfil sobre la personalidad de Nahir Galarza, «los únicos que pueden darlo a rajatabla y con la idoneidad suficiente son aquellos psicólogos y psiquiatras que se sientan frente a ella». Pero explicó que desde su visión puede hacer «una aproximación por las conductas que ha desplegado luego de su detención y por la muerte del chico, cómo se dio esa dinámica del homicidio y qué nos puede hablar del agresor».
¿Cómo sería el asesino?
El crimen de Fernando Pastorizzo no tiene demasiado para develar. Se tiene a la sospechosa, se sabe con qué lo mató, ella misma se responsabilizó del hecho. Lo único que resta por descubrir es el móvil del homicidio. Qué la llevó a asesinarlo. Lo demás son cuestiones jurídicas que sólo determinarán los años en prisión.
Pero qué pasaría si hasta hoy no se supiera nada sobre el autor. Si sólo se tuviera un cuerpo. Cuál sería el perfil del asesino que se estaría buscando. Quiñones Urquiza fue rápida y concisa en su respuesta: «Alguien que no desea perder el control. Que no está dispuesto a confrontar con la víctima. Que no está dispuesto a acercarse a la hora de matar».
Este encuadre que hace la perfiladora es el claro argumento para alegar la alevosía, porque el agresor «tiene el control de la escena pero no desea arriesgarse, porque acercarse a la víctima conlleva un riesgo grave, que sería su inesperada respuesta; entonces cuando se saben más débiles no se acercan». Y Fernando murió de esta manera. Recibió dos disparos; el primero de ellos fue por la espalda y el segundo cuando estaba tirado en el piso.
Además, «la oscuridad del lugar también me habla de cierto escenario que más o menos propicia la comisión de este delito. Porque no es un día a la mañana donde pasa gente. Ahí se observa alguien que no desea perder el control. Tiene control de la situación. Conoce las vías de escape. Que ha estado allí antes».
Para la entrevistada la cantidad de disparos también denota personalidad, porque las dos ejecuciones «hablan de una persona que tiene práctica o conocimiento en armas, pero no entrenamiento. No hablaríamos de un sicario. Porque un sicario o alguien que está entrenado para matar utiliza la menor cantidad de fuego posible».
-Con la frialdad con la que supuestamente actuó y teniendo el control de la situación, ¿Nahir Galarza pudo estar ajena al hecho?
-Podría decirse que conoce la diferencia entre el bien y el mal. Por eso hay un escape, un ocultamiento. Por eso hay una respuesta a un llamado de teléfono de la madre de la víctima al cual dice «yo no sé nada». Posterior al hecho hay una continuación de la simulación, para tratar de desviar la investigación para situarla lejos de ella.
Lo que explica Quiñones Urquiza se argumenta con lo expuesto por Nahir Galarza en su primera presentación ante el fiscal Rondoni Caffa, cinco horas después de cometido el hecho. Ella manifestó: «El arma con la que lo mataron era de policía y yo sé que Fernando tenía un compañero de la escuela que tenía el papá o un tío, o un pariente, que era policía». También dijo: «Yo sé que lo encontraron por la Del Valle derecho, y conmigo nunca agarró por ese camino por donde lo encontraron».
No es una chica fría
Mucho se ha tejido en torno a la personalidad de la imputada. Se la ha calificado como fría y distante, como que estuviera ajena a lo que ocurre en su entorno y que no muestra remordimiento. Fue por ello que su padre salió en su defensa y dijo: «Mi hija no es un monstruo».
«A veces uno confunde lo que es la frialdad. Si se diera el caso que ella mató por celos, hay un sentimiento y de frialdad no tiene nada. No es una persona fría. Por lo general, a algunas personas uno los ve fríos a la hora de matar o que no muestran remordimiento y es porque en sus cabezas piensan que lo que hicieron era justo y que tendrían que haberlo hecho hace mucho tiempo, y que hacerlo acabó con algo que les traía mucho displacer o mucha preocupación; y lo que hicieron fue un acto de reivindicación. Si uno mata por celos lo que no tiene es indiferencia precisamente», explicó la especialista.
Si se toma la muerte de Fernando Pastorizzo para este ejemplo, no se puede hablar de frialdad porque Nahir Galarza tenía algún tipo de sentimiento, ya sea por celos o rechazo a esa supuesta violencia de género que la defensa trató de instalar y nunca lo logró.
«Por lo general una víctima de violencia de género tiene vergüenza, tiene el ego por el suelo. Entonces le resulta opuesto a lo que siente expresarse con fotos hot, por ejemplo en Instagram. Si estás en una relación violenta con un hombre que es tu pareja o ex pareja lo primero que ocurre es que la autoestima no existe. Entonces no tienes ese brillo, esas ganas, ese impulso de mostrarte. Te sientes realmente una basura. Porque el otro te instala en un lugar de nada. En el lugar de objeto», describió Quiñones en relación a la imagen que presenta la acusada en las redes.
«Para disparar se necesita accionar la cola del disparador»
La nueva estrategia defensiva es ubicar a Nahir Galarza frente a un homicidio culposo. Para ello, la joven declaró que los disparos que terminaron con la vida de Fernando Pastorizzo fueron accidentales, pero ¿puede accionarse de forma accidental una pistola 9mm que estaba apta para el disparo y de funcionamiento normal?
La imputada declaró el martes ante el Fiscal: «Cuando llegamos a la casa de mi abuela iba tan rápido que cuando dobló perdió el control de la moto y él agarra la moto con las dos manos; casi nos caímos y cuando me agarro de él le saqué la pistola. Ni siquiera miré cómo la agarré y en ese momento que frena de golpe yo sentí la primera explosión y ahí nos caímos los dos de costado. Me alcanzo a parar y como no entendía nada empecé a temblar. Me quedo sorda, quedé como boba, y fue todo rápido. Me agacho para mirarlo y ahí es donde sale la segunda explosión que me sorprendió, me quedé sorda de nuevo y ahí reaccioné y tiré el arma al piso, no sabía qué hacer, estaba nerviosa, estaba temblando y no sabía qué había pasado. Lo primero que se me cruzó a la mente fue que el arma era de mi papá y que le iban a echar la culpa a él, y entonces agarro el arma y me fui a mi casa caminando».
El Licenciado en Criminalística, experto en Criminología y docente universitario del Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina, Juan Carlos Alegretti, entiende que es difícil que esto ocurra. «Si la pericia indica que el arma es apta para el disparo y el funcionamiento es normal, no puede dispararse sola», aclaró a ElDía, y agregó: «Puede ser que haya tomado mal el arma, que se haya disparado accidentalmente, pero necesito forzosamente disparar la cola el disparador (gatillo)».
«El arma puede o no tener el seguro puesto. Si la persona está manejando el arma normalmente no la tiene con seguro, porque a veces no nos da el tiempo de usarla si la necesitamos. Así que no sé cómo este hombre (el padre) llevaba su arma. Si con o sin seguro. Normalmente debería haberla dejado con el seguro arriba de la heladera. No puedo hablar del caso en particular porque no conozco las minucias, conozco lo periodístico. Igual, sacar el seguro es el movimiento con un dígito», mencionó Alegretti.
Pero más allá de lo que pudo decir la joven sobre cómo ocurrieron los disparos, todo deberá probarse, y la trayectoria de los proyectiles deberá coincidir con el relato. Habrá que demostrar la posición en la que estaba y sobre esto coincidió el especialista: «Cuando un imputado habla puede decir lo que quiere, pero las circunstancias de alrededor tienen que coincidir con lo que dice. Habría que reconstruir en qué posición estaba ella, en qué posición estaba el chico cuando aparece el primer disparo y en qué posición estaban los dos en el segundo disparo; y ver si la trayectoria que tiene el chico en su cuerpo coincide con ese armado».
Respecto al arma, y en disidencia con las pocas voces que se escucharon por los medios que afirmaban que por su contextura física no podía manejar en arma, Alegretti y su experiencia lo confirman: «Ella la puede manejar sin problemas». Explicó: «No es un arma de un potencial de retroceso, es decir aquellas que originan el retroceso del tirador cuando se produce el disparo, porque no es un arma que tenga mucha fuerza de choque».
El supuesto diario
Por último y en relación a la aparición de un supuesto diario íntimo, Alegretti es especialista en el reconocimiento de manuscritos. Aclaró que no es grafólogo, que pueden establecer la condición psíquica de la persona al momento de la escritura. Lo suyo establece si determinado sujeto escribió o no el texto en cuestión.
«Se deben tener elementos anteriores y posteriores que ha escrito ella para comparar con ese elemento. A partir de allí se sigue un método que tiene 56 pasos. Yo puedo ser el autor de una escritura y simular mi escritura, hacer una firma distinta a la mía, pero sigue siendo auténtica porque la hice yo. O alguien me puede copiar, calcar una firma mía y sale igual y no la hice yo. El tema es que cuando escribimos sabemos lo que vamos a escribir, el cómo lo vamos a escribir está automatizado en nuestro cuerpo. Por lo tanto, eso no lo manejamos», indicó.
Alegretti no hizo mención al contenido del supuesto diario, pero aclaró que también es posible establecer si el contenido del texto es propiedad intelectual de la acusada o se lo dictó alguien, aunque eso lo lograrán los peritos en interrogatorio directo con la imputada.
«Es una psicópata»
Alejandro Farji es psicólogo forense y sociólogo. Durante 30 años trabajó en el Hospital Fernández como psicólogo de planta en salud mental. Se especializó en adicciones y realizó un postgrado en criminología en el Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina. Como el resto de los entrevistados, no escapó a dar una opinión aunque con ciertas reservas lógicas por no haber estado nunca frente a Nahir Galarza.
«A primera vista, y esto es una conjetura nada más porque para ello hay que hacer un psicodiagnóstico, rara vez aparece una mujer que sea una psicópata. Con una personalidad psicopática. Que en vez de reflexionar actúa y no tiene sentimiento de culpa, y que actúa con una frialdad absoluta», mencionó.
«La defensa la va a ubicar como una pobre víctima, pero no puede plantear emoción violenta porque hubo premeditación y alevosía. Fue planeado. Lo que aparece es una personalidad psicopática, que es raro en las mujeres pero en algunas se da. La mayoría son hombres. Personajes que lo único que buscan es una descarga automática para evitar la angustia, y esa descarga generalmente lleva a eliminar al otro, porque el otro no es un semejante sino un objeto, una cosa. Si fuera el semejante uno se identifica, siente pena, dolor, culpa. Pero acá aparentemente no hay nada», opinó a ElDía.
Farji dijo que generalmente son los psicópatas hombres quienes asesinan utilizando un arma de fuego y que las mujeres utilizan otras técnicas, como ser el envenenamiento, como Yiya Murano «la envenenadora de Monserrat». «No matan con un arma y en un caso de emoción violenta acuchillan», agregó.
Al recordarle el episodio que Nahir Galarza protagonizó cuando tenía 15 años, que denunció haber sido drogada y secuestrada sin poder probarse nada, el psicólogo no tuvo dudas: «es una fabuladora con una psicopatía histérica. Lo que tendría que hacer la querella es poner un perito de parte y pedir un psico diagnóstico a ella y a los padres».
-¿Por qué a los padres?
-Porque me parece que los padres apañan, como que hay cierta complicidad. Además, dejar un revólver arriba de la heladera llama la atención. No sabemos tampoco cómo era el vínculo de ella con el padre. Eso hay que ver. Eso es importante. El vínculo con el padre si es patológico determina la relación que va a tener con los hombres y hay un trastorno evidente. Quiere decir que la relación con el padre no es una relación amorosa buena.
La imagen lo es todo
Cada vez que Nahir Galarza debió afrontar un asedio periodístico saliendo de Tribunales jamás se la vio quebrada, sino todo lo contrario: bien vestida, con la cabeza en alto, mirando a su alrededor y con un rostro angelical. Es decir, demostrando una situación contraria a su presente.
«Es típico del psicópata. ¿Qué indica la cabeza gacha en lo gestual? Un sentimiento de culpa. Estoy arrepentido, estoy pensando, qué cagada me mandé, ella va desafiante, en una actitud desafiante, lo cual es totalmente imputable porque la psicopatía no es una psicosis», argumentó. (El Día)