Por los biocombustibles bajaron las naftas el viernes, pero el petróleo continúa en aumento. Después del último aumento aplicado el 23 de octubre, el crudo Brent subió 7,5% en apenas dos semanas.
La reciente baja de 1,5% en los precios de las naftas, motivada por una cuestión local, podría durar apenas un par de días, por el mercado mundial. Es que después del último aumento en los combustibles líquidos, aplicado el 23 de octubre (día siguiente a las elecciones legislativas), el crudo Brent subió 7,5% en apenas dos semanas, desde los u$s 57,75 por barril a los u$s 62,07, el valor con el que cerró el viernes su cotización en Londres.
Se trata de una noticia agridulce para las grandes petroleras en el país. Por un lado, pueden vender más caro el petróleo que producen en la Argentina, pero los jugadores dominantes en los surtidores (YPF, Shell y Axion) están «aguantando» valores que deberían traducir a precios más temprano que tarde, de continuar esta tendencia.
El crudo, como principal materia prima de las naftas, es el componente de mayor peso en el precio final. Los combustibles líquidos también se ajustan en base a la cotización del dólar, los biocombustibles y la inflación local. Según pudo saber El Cronista, las compañías preponderantes en el mercado downstream mantendrán sus precios hasta donde les sea posible hacerlo para, en principio, cumplir su compromiso de no tener actualizaciones semanalmente y, luego, no ser un factor de mayor inflación y evitar la bronca y la preocupación del Gobierno.
La Resolución 415-E/2017 que publicó el Ministerio de Energía en el Boletín Oficial el miércoles pasado colaboró para descomprimir la presión. El ministro Juan José Aranguren dispuso una reducción en los precios del bioetanol (de 29% en el de caña de azúcar y de 22% en el de maíz), biocombustibles con los que se cortan las naftas. Aún así, aún resta saber qué va a suceder con el biodiesel, que impactará de lleno en el gasoil (por eso no hubo variación para el público el último viernes).
Fuentes de las petroleras valoraron como muy positiva la medida, que fue firmada en sus dos anexos por Diego Hernán Rapela, un asesor de Aranguren. «La decisión de incorporar biocombustibles sólo encarece el producto final. Es un costo que la empresa traslada en forma directa al consumidor», analizaron, al tiempo que prometieron que todo abaratamiento de sus costos favorecerá al público.
Un barril por encima de u$s 60 es algo que no estaba ni siquiera entre los planes más optimistas de las empresas. Cuatro meses atrás, el Brent cotizaba en torno a los u$s 50, un precio sobre el que YPF trazó recientemente su Plan Estratégico 2018-2022. De configurarse la estabilidad de este escenario, el aumento del petróleo servirá para impulsar la producción (en senda caída en Argentina), pero complicará las finanzas de las comercializadoras mientras no puedan trasladar sus mayores costos a los precios al público.
Por ahora, el tipo de cambio se mantiene quieto y las petroleras darán oxígeno antes de un nuevo incremento que, en las condiciones actuales, ya es inevitable que suceda. Pero con la liberación de los precios dispuesta en septiembre, al Gobierno le será más difícil hacer oír su voz.