La justicia española detectó que un joven entrerriano había creado un grupo en las redes sociales a través del cual instaba a otros adolescentes a quitarse la vida o automutilarse. Hay otros cuatro adolescentes sospechados como instigadores.
Un alerta internacional puso en vilo a una comunidad de 20 mil habitantes donde casi nunca pasa nada, salvo por el movimiento que generan los turistas que cada verano ganan las playas y las termas. La localidad de San José, en el punto cardinal este de la geografía entrerriana, ganó las páginas policiales por un hecho tenebroso: un adolescente de 17 años inducía a otros a cometer un suicidio en masa.
El 11 de agosto pasado, una brigada policial allanó una casa ubicada a la vera de la ruta que une las localidades de San José y Colón en la que vivían un joven de 17 años y su madre, ante la sospecha de que el chico era parte de una red de jóvenes que estaban siendo preparados para una autoeliminación que se concretaría seis días después.
Pero la trama se descubrió a partir de que un joven de 15 años denunció lo que estaba ocurriendo y aportó capturas de pantalla ante autoridades policiales vascas.
Un grupo secreto
Al parecer, el adolescente entrerriano era la cabeza de un grupo secreto en la red social Instagram donde las claves eran el suicidio y la automutilación. Sus miembros se conocían a través de juegos en red, donde interactuaban adolescentes de distintos países y establecían comunicación a través del chat de la red fotográfica, pero no hacían publicaciones grupales a la vista.
A partir de la denuncia que recibió la Ertzaintza (como se llama la Policía del País Vasco), los investigadores pudieron detectaron en las redes sociales un llamado al suicidio colectivo que en un principio tendría lugar sobre el fin de año, pero luego se concretaría el 17 de agosto y que el adolescente entrerriano era quien inducía al resto. El allanamiento que se concretó unos días antes, de alguna manera, le salvó la vida al adolescente entrerriano y también a los otros jóvenes.
Otros instigadores
La Policía del País Vasco emitió un comunicado en el que consignó que «la investigación prosigue en estos momentos para identificar a la totalidad de las personas implicadas, esclarecer completamente las circunstancias que envuelven el caso y, sobre todo, descartar la existencia de otros grupos que pudieran haber sido creados por el menor con las mismas intenciones».
Según indicaron los investigadores españoles, hay otros cuatro adolescentes sospechados como instigadores a cometer suicidio.
La investigación penal está a cargo del titular de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci), Horacio Azzolin, porque se trata de una instigación al suicidio vía internet, un delito que está regulado por el Código Penal y prevé penas de uno a cuatro años de prisión para «el que instigare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo, si el suicidio se hubiese tentado o consumado», es decir, para que haya delito es necesario que el suicidio se concrete o de una tentativa.
De manera colectiva
Los investigadores vascos aclararon que si bien los hechos se asemejan a los que habitualmente se engloban bajo el juego conocido como la «ballena azul», también orientado a conseguir el suicidio de otras personas, en este caso existe una diferencia fundamental, que es la no existencia de fases progresivas en las que la víctima se encamina individualmente hacia la muerte. Aquí, por el contrario, el inductor trata de lograr el compromiso del grupo para consumar de manera conjunta el suicidio de todos sus integrantes, se indicó. En cuanto al menor entrerriano, en su habitación se hallaron varios cuchillos, cutters y gasas impregnadas de sangre, además de materiales informáticos que están siendo peritados.
Buscan otros grupos
Tras el allanamiento del 11 de agosto, la justicia provincial dispuso instrumentar los mecanismos de contención del menor, su asistencia con profesionales y, al mismo tiempo, investigar los contactos en las redes sociales y el análisis de las dos computadoras existentes en el domicilio, publicó El Diario. El joven declaró en Cámara Gesell y fue asistido por un equipo integrado por psicólogos y psiquiatras.
Mientras tanto, la investigación prosigue en estos momentos para identificar a la totalidad de las personas implicadas, esclarecer completamente las circunstancias que envuelven el caso y, sobre todo, descartar la existencia de otros grupos que pudieran haber sido creados por el menor con las mismas intenciones. (El Once)