Si bien el hecho ocurrió hace casi dos años, la familia de la víctima reclama por los costos que tuvo la etapa de recuperación. Los demandantes afirman además que el lugar no era el adecuado para la disciplina.
Con el patrocinio del abogado Martín Jauregui, en las próximas horas estará sustanciándose en los tribunales de Concordia una presentación contra un conocido instituto de danza de la ciudad de Concordia, en el cual centenares de niñas, adolescentes y jóvenes a diario toman clases de diversos ritmos y especialidades.
El hecho puntual ocurrió el 27 de octubre del 2015, cuando Paula Barrios (que entonces tenía 16 años de edad), estaba en su clase de danza área con telas y se cayó desde una altura superior a los dos metros y golpeó fuertemente su espalda contra una colchoneta.
Fabiola Acevedo, mamá de Paula, cuenta que su hija es bailarina desde los tres años y hacía dos años que practicaba danza aérea. Esa era la actividad que estaba desarrollando en las instalaciones del Instituto Orange Jazz, «cuando quiso hacer un truco para quedar en pose, salió mal y cayó».
Debido al golpe, Paula «se quebró la columna y se le desplazaron unas vertebras». Lo que siguió fue una inmovilización de tres meses con un corsé y finalmente un peregrinar por radiografías, tomografías, resonancias y una operación en la ciudad de Buenos Aires para colocarle una prótesis en el Hospital Austral.
Siempre de acuerdo al relato de la madre, toda la atención posterior al accidente debió ser costeada por la familia, ya que según le habrían argumentado desde el instituto «no tenían seguro» que cubriera este tipo de accidentes. «Todo lo pagamos nosotros y después nos reintegró nuestra obra social», mientras que desde el lugar del accidente «primero preguntaba cómo iba todo» y luego «se desentendieron».
La entrevistada reconoció que es Paula, la propia daminificada, la que ahora con 18 años decidió ir a la Justicia para accionar por este hecho, ya que «siente que desde el instituto la abandonaron». Además de otros aspectos que surgieron luego del accidente, como plantear si las condiciones en las que se practicaba la disciplina eran las correctas y con las medidas de seguridad necesarias.
Por último, Fabiola Acevedo remarcó que afortunadamente su hija está saliendo de un accidente que podría haber sido mucho más grave y hasta fatal, pero «a ella nadie le devuelve estos dos años, porque no pudo terminar la secundaria con sus compañeros, no pudo ir a Bariloche y no pudo hacer carrozas, porque en ese momento la estábamos operando en Buenos Aires». (Diario Río Uruguay)