El 13 de junio último, el juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, dispuso designar como depositaria judicial de una moto Cover Energy 110 a Paola del Carmen Lescano. La moto fue eje de una disputa judicial: el abogado Juan Orlandi, actual secretario técnico del Hospital San Blas, denunció a Leandro José Sánchez por estafa, por cuanto no le restituyó una suma de dinero que le había prestado: $30 mil. Con ese dinero, dijo, Sánchez había adquirido esa moto.
Mientras la causa por estafa sigue su trámite -no ha registrado demasiados avances- la moto quedó en guarda judicial a cargo de la esposa de Sánchez, Paola del Carmen Lescano. En los últimos días, la mujer acudió a Tribunales y procuró poner al corriente a la defensora oficial, Andrea Cavagna, de una situación urgente: su esposo, el famoso changarín de Nogoyá, abandonó la casa, y la dejó a ella y a la pequeña hija de ambos sin sustento. Entonces, pidió poder vender esa moto que tiene en custodia judicial.
Las sospechas es que Sánchez se mudó de ciudad y estaría viviendo ahora en Colón. De ese modo, cierra una etapa de alto impacto mediático en la ciudad que lo acogió, Nogoyá, y desde donde trascendió a las portadas de los medios nacionales. Su fama, aunque efímera, nació con aquella fábula que inventó: el hallazgo de un misterioso maletín con medio millón de dólares adentro.
Sánchez fue figura pública fugaz en todo el país por un puñado de horas, las suficientes para que su relato del maletín hallado con medio millón de dólares empezara a deshilacharse a la luz de las primeras evidencias. La camioneta Chevrolet S-10 de color rojo de la cual había bajado el empresario, de visita a Nogoyá, no había sido detectada por ninguno de los puestos camineros de la Policía, tampoco por las cámaras de seguridad de la zona donde el changarín dijo haberla encontrado.
El caso se complejizó para el changarían cuando la Justicia empezó a indagar luego de que le propio Sánchez aludiera a la existencia de un arma de fuego junto al maletín. Entonces, frente a la Policía, primero, y al fiscal Federico Uriburu, después, se desdijo de toda la fábula y reveló que había inventado todo para llamar la atención y conseguir un empleo en blanco, porque venía trabajando en negro en todos lados. Su último empleador, un panadero de Nogoyá, decidió despedirlo cuando se vio involucrado en el relato del changarín. Pero Sánchez no se quedó de brazos cruzados: pidió el asesoramiento al abogado Juan Orlandi y demandó a su expatrón.
El intríngulis se arregló en la sede de Trabajo en Nogoyá y el acuerdo fue refrendado por el Juzgado Civil y Comercial. Pero el dinero de la indemnización a la que accedió el changarín, $135 mil, no se liquidó de inmediato. Debió esperar, y en el ínterin pidió ayuda a su abogado. Le solicitó en préstamo $50 mil, pero el letrado sólo accedió a facilitarle una suma menor, $30 mil. La promesa del changarín fue devolver el dinero cuando cobrase la indemnización. Ese cobro ocurrió el viernes 10 de mayo. Ese día, a las 10 de la mañana, Sánchez y Orlandi quedaron en encontrase en Tribunales. El changarín cobraría lo suyo y devolvería el préstamo. Pero el hombre se anticipó: llegó a las 8, cobró su dinero y desapareció. No le atendió mas llamados al abogado y lo bloqueó en whatsapp.
Orlandi entonces presentó una demanda por estafa en la Justicia de Nogoyá.
Pero el caso se lo derivó a mediación penal, para que en ese ámbito puedan alcanzar un acuerdo. La primera audiencia de mediación fue este viernes, pero fue sólo Sánchez. “No quiere verlo a Orlandi”, dicen en los Tribunales nogoyaenses. Ante la mediadora María Beatriz Vignolo, el changarín asumió el compromiso de devolver los $30 mil en cuotas. La conclusión fue la esperada: no hubo acuerdo posible en mediación, y por eso Orlandi le inició una demanda penal por estafa.
La última aparición pública del changarín fue con el escándalo del cura de Nogoyá Carlos Benavídez, apartado del parroquia San Ramón Nonato después de que trascendieran chats en los que prometía dinero por sexo. Sánchez contó ante la Policía haber sido uno de los que recibió dinero por mantener relaciones sexuales con el sacerdote en la casa parroquial.
Pero tanto esa presentación como otra denuncia contra el cura fueron archivadas por la Justicia por la inexistencia de delito.
Entre Ríos Ahora