La causa por la muerte de David Casas en una pensión de calle Ameghino concluyó ayer con la presencia del testigo José Cardozo que cerró la etapa de testimonios y la audiencia pasó a cuarto intermedio hasta el martes 26 a las 8:15 para los alegatos.

En la mañana de ayer declaró José Alexander Cardozo en la causa que se sigue contra Ricardo Esteban Fabre e Iván Luciano Juárez. Cardozo, recordó como fueron las circunstancias en las que él se encontró con ambos y estos le dijeron si quería hacer una changa trasladándoles unas cosas que supuestamente eran “de la mujer de Fabre” y que debían ir a buscar a un lugar.

Dio un dato llamativo: para él Suárez le temía a Fabre esa noche y ambos parecían estar peleados. Hay que recordar que Suárez en su declaración dijo que había evitado que Fabre apuñalara a Casas dormido cuando éste se movió en la cama mientras ellos sacaban las cosas.

Otro dato importante fue que luego de vender el colchón y los otros elementos y de la pelea con el “Oso” Suárez, Fabre incendió la cortina de un ranchito donde Suárez solía ir a dormir, propiedad de otro testigo, César Larrea, que también declaró ayer y confirmó el incendio de la cortina de su casa, pero dijo que no vio a nadie cuando salió afuera para saber quién había sido el incendiario.

Con algunas dificultades y respondiendo a las preguntas del fiscal Fernando Martínez Uncal; del defensor de Suárez, Martín Clapier, y del abogado de Fabre, Gustavo Goyeneche, José Alexander Cardozo fue armando el relato.

“Me encontraron en el bulevar Yrigoyen y Urquiza – dijo por Fabre y Suárez -, me dijeron para hacer una changa y dije que sí. Saqué un carrito que es de Marta Romero que estaba en la vereda de su casa, de la esquina de Supremo Entrerriano y Teniente Ibáñez. De ahí fuimos derecho para la pensión de Ameghino. Ellos ya tenían la mochila verde con rueditas que Fabre dijo que se la había sacado a su mujer y que las cosas que íbamos a buscar eran de su mujer”.

“Yo esperé afuera. Ellos entraron y salieron varias veces. Una vez cargado el carro me fui solito y Suárez me siguió. Fabre se demoró y nos alcanzó después. Cuando llegó le dio una ‘piña’ a Suárez y le dijo: Esperame, che, hermano, ¿estás mamao?”. Por el camino Fabre lo mandó a Suárez a romper una vidriera donde había televisores. Después abrimos un Renault 12, pero tenía una caja de herramientas vacías. Frente a la pensión me dijo a mí que abriera un auto que era de su mujer, y traté pero no pude”.

Con relación a Suárez y a Fabre dijo que iban discutiendo. “Cuando llegamos a la ‘Manzana Podrida’ nos sentamos en una esquina y lo vimos a Coronel que salió a sacar la basura y Fabre, que lo conocía, le dijo: ‘Hey loco’. Le vendimos las cosas, menos el cuchillo que Fabre le quería vender. Ahí “El Oso” Suárez y Fabre se pelearon. Suárez juntó una piedra y Fabre sacó el cuchillo, un puñal antiguo con una vaina, y lo quiso ‘pinchar’. Y Suárez se fue para atrás. Ahí cerca Fabre le prendió fuego a una cortina de una casa donde Suárez iba a dormir a veces. Yo la apagué como pude y le dije que adentro podía haber criaturas”. En este punto dijo que “Fabre tenía un encendedor”.

También manifestó, luego de que le leyeran partes de su declaración inicial, que Suárez llevaba una botella de vino y que Fabre tenía una botellita con alcohol cuando iban a la pensión. Concluyó su relato en que otra vez en Yrigoyen y Urquiza, Fabre le pagó solo 100 de los 200 pesos prometidos, que le dio un golpe y le quitó el carrito. Él llamó a un amigo y con su apoyo le sacó el carrito y lo puso en el lugar de dónde lo había sacado. Después de esto se fue a dormir porque estaba muy cansado. Ante otra pregunta dijo que le pareció que esa noche “Suárez le tenía miedo a Fabre”. También con ayuda de lecturas de declaraciones anteriores, recordó que mientras se iban de la pensión de Ameghino, Fabre dijo que le habían prendido fuego la habitación de su mujer y que él le dijo: “¿Cómo vas a hacer eso si es una pensionada?”.

Recordó que el pasillo de la pensión estaba oscuro y que él no vio adonde entraron Fabre y Suárez. Dijo que cuando se enteró de la muerte de Casas por la policía que lo fue a detener, se quedó tranquilo porque él no lo había hecho.

 

Andaban preguntando por Casas

Declaró también Joel Mancazola, quien iba con Beñez y Murúa, testigos que declararon el lunes. Coincidió en su relato en que se cruzaron con Fabre y Suárez, quienes le preguntaron dónde vivía David Casas. Como ellos lo conocían, le indicaron la pensión.

 

El testimonio de la madre

Luego de otros testimonios, la última en declarar fue la madre de David Casas, quien manifestó visiblemente conmovida que ella concurría al lugar donde vivía su hijo y que se encargaba de que comiera y estuviera limpio. Ese día fue y no lo encontró por lo que llamó a su otro hijo quien le manifestó que estaba con él, que había comido y que se iba para la pensión. Fue la última vez que supo algo de su hijo con vida. Horas después estaba muerto, incendiado su cuerpo en un acto cruel e innecesario, para llevarse unas viejas y deterioradas pertenencias de otro hombre en situación de calle que Casas le guardaba en el lugar. Ella fue quién se dio cuenta de que faltaban tras el hecho y abrió la puerta a una investigación más profunda que terminó con la detención de los imputados.

La calle

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