El hombre trabajaba en el Hospital Centenario de Gualeguaychú. Además era remisero y bombero. Falleció a principio de año, pero antes decidió donar sus órganos. Dos mujeres recibieron sus córneas y volvieron a ver.
Los últimos datos publicados por el Incucai son muy alentadores. Tras la sanción de la nueva ley de donación y trasplante N° 27.447 -conocida como ley Justina-, que permitió fortalecer el sistema de procuración y agilizó y simplificó los procesos, Argentina superó su récord histórico de donantes de órganos.
En lo que va del año, se alcanzaron 632 donantes de órganos, superando la marca histórica anterior, de 630 donantes registrados en todo el 2012. Asimismo, también se registró una marca record en el número de trasplantes, con 1.499 operaciones.
En el marco de este auspiciante presente, personal del Centro Único Coordinador de Ablación e Implantes de Entre Ríos (Cucaier) desarrolló ante el grupo interdisciplinario del Hospital Centenario -integrante de la Red Provincial de Trasplantes- la «Jornada sobre donación y trasplante en la asistencia hospitalaria», enfocando su disertación hacia el nuevo marco normativo dispuesto por la «Ley Justina» y los efectos terapéuticos en la familia que pierde un ser querido.
La doctora Karina Surt, coordinadora de Trasplantes y responsable del área Médica del Cucaier, junto a la doctora Liliana Bustos y el profesor de Psicología Nicolás Euler, integrantes de los equipos de ablación y trasplantes, dictaron un entrenamiento sobre «las implicancias de la actualización de la ley en el trabajo cotidiano».
El caso de Dardo
A principios de este año, Dardo -como es donante, el apellido se mantiene en reserva, como determina la ley-, un enfermero del Hospital Centenario de 55 años, falleció.
Entre sus tareas, el hombre, que también era bombero y trabajaba como remisero, tenía la responsabilidad de trasladas los tejidos al Incucai o al Cucaier cuando se producía una ablación.
Antes de fallecer, «Jonis», como le decían sus compañeros y amigos del nosocomio local, eligió ser donante, decisión que contó con el total apoyo de su familia. Gracias a este imitable gento, una joven bonaerense de 36 años y una gualeguaychuense, de 51, recuperaron la visión.
Ley Justina
«El espíritu es que todo argentino es donante y quién no está de acuerdo con esta posición lo puede manifestar. Alentamos que la comunidad conozca el tema y tome una decisión en vida sobre qué quiere hacer de su cuerpo al morir», expresó la doctora Karina Surt,
«La información que generó la Ley Justina en la sociedad y el sistema sanitario facilitó los operativos multiorgánicos que permiten ablacionar más de seis órganos tanto en instituciones públicas como privadas. Entre Ríos es una de las cinco provincias líderes a nivel país en donación gracias a una red y coordinación entre los hospitales que participan en estos programas de procuración», remarcó la profesional del Cucaier.
El Centenario cuenta con un perfil hacia los tejidos y está implementando su programa de pacientes neurocríticos en la Terapia Intensiva con servicios de neurocirugías que evitan la derivación. Cuando la evolución no es la deseada y se produce una muerte encefálica recién se puede ser donante.
«La donación debe ser terapéutica para quién recibe el órgano y también para la familia que pierde su ser querido. Ese acto ayuda y alivia el duelo. La donación da serenidad en ese momento de tanto dolor y fortalece el legado de la persona fallecida que toma otro rol dentro de la familia porque trasciende su muerte dando vida», valoró Surt y reafirmó la necesidad de respetar «el resguardo y confidencialidad, tanto del donante como el receptor», ya que «es un acto médico privado, íntimo y atravesado por el dolor».
«Esta ley simplificó los pasos logísticos y operativos, los plazos judiciales por accidentes o muertes violentas, y garantiza el cuidado integral del paciente que recibirá el trasplante cuando está en lista de espera y la atención post operación», enfatizó Surt. (ElDía)