
El productor está sujeto a un precio de mercado que se fija en Rosario, valor al que se deben descontar los gastos de comercialización, y así queda el valor neto del producto. Dentro de este costo de comercialización, el valor del flete largo toma gran relevancia cuanto más lejos del puerto se encuentre el productor. A mayor distancia, menos kilogramos le quedan al productor para hacer frente a los gastos, con lo cual el margen es menor y en la mayoría de los casos desalienta dichas siembras, transformando estas zonas marginales por distancia.
De acuerdo con los datos de Indec y la Bolsa, en el promedio de los últimos siete años alrededor del 65% de la producción de maíz entrerriana se exporta. Al tener en cuenta los datos de tarifas de fletes relevadas por el Centro de Acopiadores de Granos de Entre Ríos para abril del 2025, la distribución departamental de la producción, un flete corto de 30km para todos los departamentos y las distancias al puerto de Rosario, vemos que el cereal recorre en promedio 230 km hasta el puerto, incidiendo en costos de alrededor de $35.580 por tonelada. Este costo representa, a día 27/11, el 13% del precio pizarra del maíz, fijado en 274.400 $/t. No obstante, sumado a este pago de flete se incluyen además los costos de comercialización asociados, como el pago de impuestos, paritarias, comisiones, secado y mermas.

Esta pérdida relativa varía de manera significativa entre departamentos:
Departamentos cercanos, como Victoria o Diamante, pierden entre 6–9% del valor.
Departamentos alejados, como Feliciano o Federación, llegan a perder 15–18%.
Traducido a producción física, un productor con 5.000 kg/ha en Victoria estaría destinando 400–450 kg/ha exclusivamente al flete, mientras que en Federación el “costo en rinde” puede superar los 800 kg/ha.
Sin embargo, el destino de exportación (Rosario) no es el único mercado para el maíz. Las estimaciones del SIBER indican que alrededor de 3,1 millones de toneladas se destinan al consumo interno, concentrado en la demanda producida por los sectores animales (principalmente sector avícola), que se concentra en los departamentos de Uruguay (19%), Paraná (15,2%) y Colón (12,7%). Por lo tanto, el maíz entrerriano no enfrenta un costo de flete único, sino que arbitra entre el mercado interno y el destino a puerto.

Al analizar el costo de flete hacia los polos de consumo interno, el mapa de rentabilidad cambia drásticamente. Un productor en Federación, que enfrentaba un costo equivalente al 18% de su rinde para ir a Rosario, se encuentra a solo 173 km del polo avícola de Colón. Con un costo de flete a este destino de $32.692, su incidencia se reduce a sólo 12%. De igual manera, productores en el Este (ej. Concordia, Villaguay), que eran marginales para Rosario, se vuelven altamente competitivos al destinar su producción al consumo local. El mapa (Figura 2) muestra cómo el desarrollo de la demanda interna favorece la rentabilidad al presentarse como respuesta a los altos costos de la logística de exportación.
Las tarifas no siempre respetan los valores de referencia de CAGER aquí enunciados, los cuales van variando de acuerdo con la zona, la época del año, las cantidades comercializadas, entre otras. Además, las tarifas de referencia de CAGER correspondientes a abril de 2025 deben interpretarse como un piso conservador de costos, dado el contexto inflacionario del período abril-noviembre. La incidencia real actual podría ser superior a la aquí expuesta, reforzando la conclusión sobre la pérdida de competitividad en las zonas alejadas. Por otro lado, el cálculo asume que el precio base pagado por el consumo interno es equivalente al precio pizarra Rosario, sin aplicar descuentos comerciales por cercanía. Es fundamental remarcar que el mercado interno no es infinito y no siempre garantiza precios diferenciales.
Para la producción destinada a exportación, el flete a Rosario sigue siendo un factor limitante que castiga al Norte y Este, volviéndolos ‘marginales’. Sin embargo, para el cereal destinado a consumo interno, la logística se invierte. Los polos de demanda (Paraná, Uruguay, Colón) actúan como un sostén fundamental para esos mismos departamentos del Norte y Este, mejorando la viabilidad.
Por eso, el fortalecimiento de la demanda provincial no es un complemento del sistema, sino un amortiguador fundamental frente a los mayores costos logísticos. En un cultivo de bajo precio por tonelada y fuerte peso del flete, la existencia de mercados internos es, para Entre Ríos, una condición clave para mantener la superficie sembrada y evitar que amplias regiones queden relegadas por distancia.
Campo en acción











