En siete días, Gonzalo Velázquez obtuvo el alta del hospital donde se practicó el complejo procedimiento médico. Ya fue al supermercado y contó cómo es su nueva vida. Con un emotivo video, saludó a quienes lo acompañaron a la distancia.

Continúa con su recuperación el entrerriano que recibió trasplante renopancreático. Gonzalo Velázquez brindó un emotivo agradecimiento a quienes acompañaron este complejo procedimiento médico

Gonzalo Velázquez ya abandonó la internación que mantuvo en el Hospital de alta complejidad de Córdoba, tras el trasplante renopancreático. Lo hizo en tiempo récord, dada su excelente evolución, sobre lo cual comentó: «A los siete días fui dado de alta, más allá de que permaneceremos un mes más con mi familia en Córdoba, para efectuarme los controles y el seguimiento propio a la intervención a la que me sometí.

Los médicos se expresaron sorprendidos, me dijeron que hace muchísimo tiempo que no ven una recuperación tan rápida. Caminé al día siguiente a la operación y ya comencé a hacer los ejercicios para fortalecer todo el cuerpo. Gracias a Dios -somos muy creyentes y nos aferramos a eso, realmente él obró en mí-, todo salió mejor de lo que esperábamos. Desde el momento que me pusieron los órganos, empezaron a funcionar. Los profesionales me explicaron que no suele suceder de esta manera, sino que entre 3 a 5 días demoran los órganos en comenzar a funcionar. Sin embargo, me los pusieron e inmediatamente los respectivos sistemas se pusieron en marcha. Desde que salí del quirófano que dejé la insulina y la diálisis. Tengo niveles de azúcar normales y los riñones funcionan muy bien».

El crespense, radicado hace 13 años en Aranguren y que se dedica al reparto de elaboraciones de panadería por la región, contó que desde su niñez padecía Diabetes Tipo 1 y referenció: «Me la detectaron a los 11 años, pero durante el crecimiento no fui muy responsable en los controles y la enfermedad fue deteriorando mis tejidos. Hace un tiempo ya estaba con fístula y tuve que empezar a dializarme. A los 6 meses de ese procedimiento, que es invasivo y que desgasta bastante, empecé a hacerme los estudios -que son muchos- y a completar todo lo necesario para ingresar a la lista de trasplante.

Hace un mes y medio que estaba en lista de espera y a principios de este mes, un día que llegué de la diálisis, me llamaron para que viajara, porque había habido una ablación compatible conmigo y estaban las condiciones para trasplantarme».

Velázquez sostuvo en declaraciones a FM Estación Plus Crespo que «en Entre Ríos no se hace el tipo de trasplante que afronté, por lo que se deriva a un efector de otra provincia. Inicialmente me ofrecieron hacerlo en Rosario, pero mi obra social no me cubría ahí y la otra alternativa era el hospital de alta complejidad y trasplante de Córdoba, que es a donde fui. Realmente es para destacar la calidad y calidez de atención en la Salud Pública. Muchas veces generalizamos o nos parece que en el país no funciona, pero fue excelente la atención que recibí en todo momento».

Asimismo, agradeció a quienes tuvieron intenciones de realizar una colecta tras el trasplante y acotó: «Es una satisfacción al corazón saber que hay tan buena predisposición para con nosotros, pero no nos vamos a aprovechar de la situación. Ya habíamos ahorrado como para afrontar este tiempo en el que estaremos en Córdoba y sin trabajar. De manera que estamos bien».

En cuanto al donante, manifestó: «Sólo sé que es una persona de Paraná, de 41 años y por lo que me dicen los doctores, muy sano, ya que sus órganos estaban impecables», y agregó: «Estoy profundamente agradecido con esa familia, porque en medio de un momento tan doloroso, tomó la difícil y a la vez noble decisión, de donar sus órganos». El muchacho es un fiel testimonio de que donar, salva vidas.

La calidad de vida tuvo un giro abrupto, sobre lo cual Gonzalo relató: «Los doctores no lo podían creer, porque sólo tengo en algunos momentos un dolor leve, propio de la cirugía -una cicatriz de unos 25 cm- y nada más. Ando normal, camino, subo y bajo escaleras, en la mañana voy con mi señora a hacer las compras al supermercado -siempre con los cuidados pertinentes, porque aún no tengo altas las defensas-, pero hago una vida completamente distinta y normal a lo que es la rutina de una persona sana. Con los líquidos ahora estoy en una situación totalmente contraria a lo que era antes: debía restringirme de ingerir líquidos, para llegar y afrontar bien la diálisis; ahora debo tomar más de 2 litros de agua por día.

Por unos meses tengo que comer con poca sal y después ya paso a consumo normal. Desde que salí del quirófano estoy viviendo una nueva vida y es fuerte experimentar esas sensaciones. Por ejemplo, en el primer desayuno me trajeron té con unos sobrecitos, y como todo diabético empecé a buscar el edulcorante y no había. Me dijeron es azúcar y ahora tenés que tomar con azúcar, como cualquier persona. Horas después, antes de comer, estaba por medirme, ponerme la insulina, pasos que ya los tengo incorporados a mis hábitos y me dijeron, ya no. Sólo te sentás directamente a comer. Lo estoy disfrutando mucho, son pequeñas cosas que sorprenden».

Gonzalo Velázquez se mostró muy agradecido con familiares, amigos, profesionales, el INCUCAI y todos quienes han formado parte de su entorno en este tiempo; además de aquellos que a la distancia han estado orando y haciendo llegar sus energías. «Me puse a llorar de tantas muestras de afecto a la salida», concluyó. (Elonce)

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