Es evidente la falta de mantenimiento y de refacciones en el Palacio San José. En varias habitaciones de la histórica mansión hay manchones de humedad.
Al recorrer el Palacio San José, en Concepción del Uruguay, el ocasional visitante revive los días más gloriosos y hasta la muerte del general Justo José de Urquiza. Un grupo de hombres lo atacó por sorpresa el 11 de abril de 1870: el autor intelectual del asesinato había Ricardo López Jordán. Le dispararon en el rostro y lo remataron a cuchilladas en brazos de su esposa. Un capítulo central de la historia entrerriana y nacional, que es recreado en los recorridos guiados que se hacen cada fin de semana.
Los turistas se asombran ante la vida y obra de quien fue impulsor de la organzación nacional y primer presidente de la Confederación Argentina. Pero al mismo tiempo advierten el deterioro y abandono de una mansión que sigue siendo una fuente de atracción para el turismo interno y para miles de visitantes que llegan desde diferentes puntos del país.
Desde las esculturas que se levantan en las puertas de acceso hasta varias de las paredes de las habitaciones de la propiedad acusan el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Las figuras de mármol que se alzan en el frente lucen despintadas, por nombrar sólo algunas de las deficiencias edilicias que se detectan a simple vista.
Cuando se avanza por la histórica mansión es común observar manchones de humedad en las paredes y techos de las habitaciones que alojaron a los familiares de Urquiza, pero que además sirvieron de hospedaje a personalidades políticas de la historia argentina. “No hay interés en invertir en la cultura”, se confió a UNO durante una recorrida por la residencia donde Urquiza construyó su fama de hombre fuerte en la política nacional.
Si bien desde fines de 2020 se vienen anunciando trabajos de restauración y mantenimiento integral de la infraestructura de un sitio declarado Museo Histórico Nacional, que luego posibilitaron la reapertura del lugar tras las restricciones dispuestas por la pandemia, en la actualidad la problemática sigue latente y a la vista de los turistas que redescubren el pasado glorioso de la Entre Ríos en la época de la Confederación.
Lo cierto es que la responsabilidad por esta situación recae directamente en el Gobierno nacional, ya que el mantenimiento del Palacio depende del Ministerio de Cultura de la Nación. Sin una política de preservación del patrimonio histórico nacional ni acciones concretas que posibiliten una mayor inversión en su refacción y puesta en valor, el Palacio seguirá perdiendo el esplendor que supo tener en sus mejores épocas.
Durante el último fin de semana de carnaval la “Casa de Urquiza” –este cronista participó de la visita- recibió a cientos de visitantes provenientes de diferentes puntos del país. Esto demuestra que la gente sigue interesada en bucear en los hechos y personalidades que forjaron la historia argentina, y allí la obra de Urquiza y su influencia en la política nacional recobran un especial atracción, así como también los objetos y documentos que le pertenecieron y que aún se preservan en la vieja mansión ubicada en la localidad de Caseros, en el departamento Uruguay.
Más allá de la decisión política de destinar o no una mayor partida presupuestaria, es valorable el trabajo diario que realizan los empleados de la residencia para recuperar los enormes jardines, en algunos casos haciendo recambio de tierra y con tareas de desmalezado a los 12 copones del Jardín Francés. Además se pone especial énfasis en el ordenamiento del capital documental con que cuenta el Museo Histórico Nacional.
Así las cosas, las falencias estructurales no se limitan al perímetro de la añosa propiedad: ingresando por la ruta provincial N° 39, se llega hasta un camino vecinal que conduce hasta la residencia. El primer tramo de acceso presenta un bache de grandes dimensiones, que en días de lluvia se inunda de agua, lo que no permite advertir la dimensión de su profundidad. Es un riesgo latente, sobre todo para quienes que no conocen la zona.
El rescate del patrimonio nos permite fortalecer los lazos con nuestra historia reciente y de esa manera mantener viva la memoria.
Fuente: UNO