Vecinos del barrio de ATE, en el noroeste uruguayense, reclaman soluciones para problemas ambientales que se sufren habitualmente en ese lugar. Además, piden por obras públicas que no se realizan y que, en algunos casos, han sido prometidas.
Habitantes del barrio de 96 viviendas “Germán Abdala”, de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) manifestaron su cansancio ante promesas de terminar con situaciones que los afectan. En algunos casos seriamente. Piden la erradicación definitiva de un mini basural que se encuentra en un terreno privado, en la intersección de las calles Lacava y Libertad, en el límite del complejo, y que con esa excusa el Municipio no limpia ni actuaba, pese a que los vecinos han solicitado reiteradamente a los titulares la limpieza del predio, que provoca también la proliferación de ratas y alimañas. Sin embargo, este miércoles, luego de salir en TV el reclamo hicieron una limpieza, pero lo que solicitan es su erradicación. Además, demandan que se dé fin al “arroyo” de aguas servidas que corre desde los sectores aledaños para pasar continuamente por la calle Libertad (únicas dos cuadras pavimentadas del “Germán Abdala” y que lo separa del barrio La Unión) y luego desembocar en lo que queda sin entubar del conocido “zanjón del 30 de Octubre”.
También las quemas de basura y pastizales que diariamente se producen en los alrededores –sobre todo en verano- es una antigua queja de quienes viven allí, puesto que provocan incomodidades y dificultades respiratorias, sobre todo en los niños.
Exigen también medidas que le den fin a los inconvenientes con los accesos al barrio de estatales, ya que las dos últimas cuadras de Lacava que quedaron sin asfaltar se encuentran intransitables, al igual que las arterias Unidad, Santa Fe, Panizza y Buenos Aires, que son las alternativas de acceso a las 96 casas de ATE y al complejo contiguo de diez viviendas de la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET).
También están pendientes los cordones cuneta que no fueron construidos por el Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV), y que durante la administración municipal de Carlos Schepens, el entonces secretario de Obras Públicas, Mario Acuña, se comprometió ante los habitantes del lugar a gestionar un crédito para este fin, ya que -según explicó- era el requisito para pavimentar o asfaltar una calzada. Esto no lo hizo, y normalmente los pozos y las zanjas de la mayoría de las calles internas son inevitables, provocando destrozos en los vehículos. (La calle)