Através de un crítico y extenso comunicado, el Hospital Centenario informó que el equipo directivo presentó su renuncia a la institución rectora de la salud en el departamento y en el resto del sur de la provincia.
La sorpresiva decisión se encuadró en una deliberada crítica a la gestión del Ministerio de Salud de la Provincia a cargo de Daniel Blanzaco.
Las principales líneas críticas que motivaron la renuncia se centraron en:
- Estancamiento del sistema de salud provincial: critica que no se avanzó en los objetivos del Programa Entrerriano de Salud 2023-2027, en especial en la conformación de una red interhospitalaria y en la articulación real entre niveles de atención.
- Burocracia y falta de compromiso político: cuestiona que el Ministerio de Salud sigue siendo “burocrático y obsoleto”, con expedientes que se acumulan sin resolución, sin verdadero trabajo en equipo ni conocimiento profundo de la realidad hospitalaria.
- Desigualdades y falta de valoración del recurso humano: denuncia la brecha entre lo público y lo privado, los bajos salarios y la desmotivación del personal, lo que pone en riesgo la retención de profesionales y la sustentabilidad del sistema.
- Desgaste personal y necesidad de priorizar la vida familiar y la salud: el director señala el “desgaste natural” de conducir una institución tan compleja y plantea su decisión como un paso personal.
El texto arranca con la renuncia, hace un balance del año y medio de gestión y expone la disconformidad con las políticas del Ministerio.
«Notifico mi renuncia al cargo de director del Hospital Centenario, luego de un año y medio de gestión. Período en el que pudimos gestionar a pesar de las enormes dificultades recibidas (una deuda significativa, con demora en los pagos a proveedores de seis meses, con falta de orden administrativo y de rendición administrativa de programa y subsidios desde 2021, una farmacia prácticamente sin stock, problemas edilicios graves en los dos edificios, riesgo eléctrico, caída de cielo raso, goteras, humedad, filtraciones de agua de lluvia y de la condensación de equipos de aire acondicionado mal instalados, contratos precarizados en un total de 281 con la dificultad en el pago de los mismos por el descalabro económico)», expuso.
Agrega Montiel, «sumado a una caída enorme en arancelamiento al comienzo de la gestión a partir de una resolución del Gobierno Nacional que dio de baja la Superintendencia de Salud, que funcionaba como organismo rector y regulador ante el pago de las obras sociales hacia los hospitales».
El director saliente resaltó que «pudimos avanzar en un proceso de sinceramiento, orden y equilibrio institucional, como premisa de la gestión, bajando el gasto, incorporando nuevos proveedores y bajando los tiempos de pago, lo que permitió la disminución del componente financiero de los insumos y medicamentos. Con un aporte económico del Ministerio en un comienzo, y con mucho orden y eficiencia, luego logramos sanear las cuentas, dejando deuda cero para quienes asuman la conducción del hospital, lo cual es un hito histórico».
«Redujimos la factura mensual de luz a la mitad, que alcanzó un pico de $180 millones y que actualmente no supera los $100 millones, gracias a un relevamiento en conjunto con la Secretaría de Energía y un consumo más eficiente. También redujimos notablemente el gasto de traslados gracias a una logística adecuada. Este ordenamiento económico permitió avanzar en la mejora edilicia, en la compra de equipamiento y en el apoyo económico para la formación académica del personal de salud», destacaron desde la Dirección saliente.
«En el relevamiento de la infraestructura de los dos hospitales se detectaron grave riesgo de caída de cielo raso, con riesgo para el personal de salud y los pacientes, siendo abordado en forma urgente. Se arregló la cocina, incorporando equipamiento nuevo y un sistema de circulación de aire acorde a las normas. Se saneó el lavadero, que tenía riesgo eléctrico, con presupuesto provincial. Se mudó el servicio de farmacia a un sector más seguro y con más confort para el personal, para abordar el control de stock y otras tareas del servicio, incorporando nuevos profesionales farmacéuticos», enumera el comunicado.
En el balance sumaron que «se puso en funcionamiento la nueva central de esterilización, con nuevo equipamiento e incorporación de un sensor de óxido etileno y selladoras térmicas. Compramos una mesa de anestesia para reforzar el sector de Quirófano. También se incorporó un software de imagen para mejorar la capacidad de diagnóstico».
«Se arregló como corresponde el cielo raso de la guardia de adultos, que había sido disimulado con techo de durlock y pvc sin el debido relevamiento arquitectónico antiguo. Se puso en valor los techos del sector de pediatría, ya que ante cada lluvia se alteraba el funcionamiento del servicio. Además, se reemplazaron los cielo rasos del servicio de Guardias».
En términos administrativos, «disminuimos de 281 contratos a 180, dejando de abonarlos con partidas del Ministerio y haciéndolo desde el hospital. Solicitamos al Ministerio la realización del verdadero requerimiento del recurso humano necesario para un hospital de categoría 3A, la regularización de los contratos y el pase a planta definitiva con los beneficios que implica para el personal, el reconocimiento y solicitud administrativa a jefes de servicios, interinatos, etcétera, que pasan años sin poder avanzar en la resolución de estos expedientes».
Montiel enfatizó que «solicitamos la categorización del hospital y trabajar de una vez por todas en las orgánicas hospitalarias y que haya concursos dentro del sistema de salud», expone Jorge Montiel, dando cuenta de un reclamo histórico de Gualeguaychú al que Paraná se niega sistemáticamente.
Por otra parte, «incorporamos auditorías médicas que permitieron bajar el gasto y optimizar recursos. Se incorporó un médico laboral domiciliario para el control de ausentismo del personal. Fortalecimos y creamos nuevos consultorios de demanda espontánea, tanto de adultos como de pediátricos, que apoya a las respectivas guardias y que resultó de mucha ayuda durante la alta demanda que tuvimos con el dengue. Mejoramos la turnera general, tratando de encontrar los caminos para acortar los tiempos de atención y disminución de la tasa de ausentismo que tanto nos preocupa».
Se enumeró que «mejoramos el sector de admisión y recepción de pacientes, compramos impresoras para poder avanzar en la identificación con pulsera de todo paciente que ingresa a la institución con criterio de internación o de realización de alguna práctica. Fortalecimos el triage y capacitamos el personal, tanto de adulto como de pediatría, que ordenó el tiempo de atención en las guardias».
Además, «durante esta gestión, logramos incorporar al hospital al Plan Nacional de Calidad en Salud, consolidando un modelo de mejora continua apoyado en cuatro pilares: rectoría y gobernanza; calidad en la atención médica; seguridad y protocolos asistenciales dentro de la institución; y formación y fortalecimiento de equipo de salud con designación de referentes en cada servicio».
«Desarrollamos capacitaciones permanentes y de calidad al personal médico y de enfermería en distintas formaciones académicas, como el curso de ACLS, el PHTLS, el FOCUS, el curso de pares de trauma. Desde el Nodo Epidemiológico se implementó la unidad centinela de IRAG obteniendo excelente desempeño de indicadores», agregaron.
El texto detalla que «fortalecimos el contacto permanente con otras instituciones, como Capullos, la Cooperadora, Rotary, No me olvides, entre otras, que nos permitió obtener donaciones tanto de equipamiento como de recursos materiales. Además, recibimos una donación significativa por parte de la Justicia Federal que nos permitió incorporar tecnología para fortalecer el servicio de Oftalmología».
«Todo esto es parte de las innumerables gestiones cotidianas que conlleva la mejora de los procesos hospitalarios, que redunda finalmente en una mejor atención a los pacientes.
Hoy se deja una institución más ordenada, con bases sólidas para seguir creciendo y garantizando la calidad y la seguridad en atención. Con profundo agradecimiento y satisfacción a mi equipo que me acompañó en la gestión y a todo el personal comprometido de la institución», detallaron.
Montiel y el equipo directivo subrayaron que «una vez efectivizada la renuncia, les deseo el mayor de los éxitos, a quienes continúan esta tarea tan difícil con los desafíos de todo tipo que se presentan en el día a día».
La motivación de mi renuncia
«Mi decisión de presentar la renuncia está motivada principalmente por el desgaste natural que enfrentamos quienes tenemos la enorme responsabilidad de conducir instituciones complejas en escenarios difíciles. Y en estos momentos, como parte de una decisión personal de dar prioridad a otras cosas importantes de la vida, como la salud y la familia.
Sin embargo, considero oportuno expresar que pese a los logros de la gestión intrahospitalaria, no se ha podido avanzar a nivel regional y provincial en los objetivos planteados en el programa entrerriano de salud (PES) 2023-2027, el cual planteaba entre otras cosas la conformación de una red interhospitalaria de acuerdo a los niveles de complejidad.
Lamento que el Ministerio de Salud siga siendo una entidad burocrática y obsoleta, donde los expedientes se acumulan y quedan olvidados sin respuestas oportunas» dice Jorge Montiel en el comunicado.
«Nos encontramos con una salud fragmentada, carente de integralidad. Cada nivel del sistema deber cumplir un rol claro y articulado, pero en la práctica esto no sucede. No he visto ni un verdadero trabajo en equipo ni un conocimiento profundo de la realidad hospitalaria. El sistema de salud provincial requiere transformaciones estructurales profundas y hasta ahora no he observado un compromiso real de avanzar en ese camino, más allá de expresiones de buena voluntad», criticó Montiel.
«Es urgente abrir un debate sincero sobre el modelo de salud pública que queremos construir. Debemos poner en valor el recurso humano en todas sus dimensiones. Hoy tenemos una marcada brecha entre lo público y lo privado, lo que genera desmotivación en los agentes de salud y en los trabajadores del hospital que sostienen al sistema día a día, y con el riesgo de perder agentes profesionales y personal de salud por los bajos salarios», detallan sobre la endeble situación de los trabajadores.
«Estoy convencido de que la salud pública merece una verdadera transformación y un compromiso político y también ciudadano a la altura de las circunstancias» cierra el duro comunicado.
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