El juez Mariano Caprarullo entendió que los policías de la Comisaría Quinta de Pueblo Belgrano habían incurrido en el delito de abuso de autoridad y privación ilegítima de la libertad de una menor de 16 años.
En la mañana de este jueves se conoció el adelanto del veredicto en el caso que tenía como imputados al ex comisario de Pueblo Belgrano, Raúl Guido, y a su subalterno Cesar Rodríguez, que estaban imputados de mantener a una joven de 16 años encerrada en el patrullero y realizarle todo tipo de comentarios sexuales mientras la tenían privada de su libertad.
El magistrado se tomó una semana para decidir el futuro de los policías y consideró que ambos debían recibir la misma pena. Los condenó a una pena de dos años de prisión condicional, lo cual significa que cumplirán una sentencia excarcelable, pero además se los inhabilitó a ejercer cargos públicos durante dos años y ocho meses, por lo cual deberán alejarse de su función policial durante ese tiempo.
La semana próxima se conocerán los fundamentos de esa sentencia y es muy posible que posteriormente a ello el abogado defensor, Alfredo Vitale, recurra a la Cámara de Casación de Concordia para tratar de revertir el fallo de primera instancia. Mientras todo ello ocurre, la sentencia no está firme, por lo cual los condenados podrán continuar con su trabajo dentro de la fuerza policial.
El juicio tomó relevancia cuando la semana pasada fueron llamados a declarar como testigos el intendente de Gualeguaychú, Mauricio Davico, que coincidió durante su gestión en Pueblo Belgrano con los dos acusados, y también el actual intendente de la localidad, Francisco Fiorotto. Habían sido convocados por la defensa de los imputados, para que brinden su parecer sobre el trabajo que realizaban.
El caso
Todo sucedió en la madrugada del 7 de febrero de 2021. Era época de pandemia y de restricciones, momentos en que a partir de determinado horario no se podía andar en la calle.
Esa madrugada, un grupo de no más de siete jóvenes se habían reunido en la casa de uno de ellos en Gualeguaychú a jugar al truco y alrededor de las 5 decidieron llevar a una de sus amigas a su casa en Pueblo Belgrano. Eran cuatro en el auto, siendo tres de ellos con domicilio en Gualeguaychú.
Al llegar a la garita policial de las termas, se encontraron con un control, con dos funcionarios. Los pararon y le interrogaron al conductor hacia dónde se dirigían, porque en ese horario no se podía circular. El adolescente le explicó al policía que llevaban a su amiga hasta la casa y fue ahí que la joven de 16 años bajó la ventanilla trasera y le mostró su cara al comisario del pueblo, al que ya conocía, porque estaba a cargo de la Comisaría de Pueblo Belgrano desde hacía muchos años.
Se trataba de Raúl Guido, un policía bonachón, carismático, al cual todo el pueblo conocía y que de ninguna manera transmitía inseguridad. “No había nadie en el pueblo que no lo conociera y no había nadie en el pueblo que él no conociera”, contó una fuente del caso a EL ARGENTINO.
Es por este motivo que, cuando el hecho trascendió, en una localidad tan chica como Pueblo Belgrano, causó asombro e indignación. Incluso, le costó el puesto al comisario en cuestión, que hoy trabaja en la Departamental de Policía de Federación.
Volviendo a esa madrugada del 7 de febrero de 2021, el comisario identificó rápidamente a la pasajera. Le dijo que se bajara del auto y que fuera a su casa caminando o que los esperara, que ellos la llevarían en la patrulla, mientras que sus amigos debían dar vuelta y regresar a Gualeguaychú, porque en ese horario no podían transitar.
La joven no dudó, porque decidió confiar en el policía, a pesar de que al otro policía que lo acompañaba no lo conocía. El otro funcionario era un suboficial que en ese momento tenía 36 años, seis menos que su compañero y colega encargado de la Comisaría.
Los adolescentes retornaron no muy convencidos de haber dejado a su amiga, pero no tenían muchas alternativas y en definitiva había quedado en “buenas manos”. Los policías prepararon el mate y en ese mismo momento empezaron a decirle cosas, «a modo de broma», pero insinuando que la adolescente venía de una fiesta con hombres.
La chica subió al patrullero. La distancia desde donde estaban hasta la casa de la menor no era mayor a los 500 metros, ni a diez minutos de tiempo. Sin embargo, decidieron darle otro rumbo al paseo. En vez de dirigirse a la casa de la joven, que quedaba en dirección al centro de Pueblo Belgrano viejo, la llevaron por la calle Mariano Sánchez en sentido a Pueblo Belgrano nuevo. Es decir, en sentido totalmente contrario.
Esto fue inmediatamente advertido por la chica, que comenzó a preguntar a dónde iban, pero ahí mismo comenzaron a decirle que no dijera nada, a amenazarla con que había incumplido la ley porque las reuniones no se podían hacer y le pidieron que les entregara desbloqueado su teléfono celular. La chica se los dio y el comisario comenzó a revisarle sus fotos y sus redes sociales.
Le encontraron imágenes posando ante la cámara y empezaron las insinuaciones. Preguntas incómodas y ofrecimientos sexuales, por sus experiencias de hombres grandes, que sabían lo que se debía hacer en la cama y todo lo demás. Incluso, -y según reza en la denuncia – gesticulaban tocarse los genitales por arriba de la ropa.
La joven no entró en pánico y exigió que la llevaran a su casa. Estaban muy lejos de su hogar, en una zona casi descampada, al sur de Pueblo Belgrano nuevo, y exigió que la llevaran hasta su domicilio. Los dos hombres accedieron, pero no la dejaron en su vivienda, sino en la esquina sobre calle 1° de Diciembre, no sin antes haberla agregado a sus cuentas de Instagram.
El Argentino