Hace exactamente 10 años, Concepción del Uruguay vivía uno de los crímenes más cuentos de su historia policial, cuando un joven desquiciado, asesinaba a sangre fría a su amigo y abuela.
Fue en la madrugada del 16 de diciembre de 2009, cuando Nicolás Martínez, daba muerte a Nelly Akrich de 88 años y su nieto Adrián Rivero de 23, en el domicilio de la anciana, ubicado en Ameghino 31.
Cerca de las 5 horas, los bomberos acudieron a esa dirección, a raíz de una denuncia de un siniestro y al entrar encontraron dos cuerpos parcialmente carbonizados, pero con los peritajes médicos en el lugar, se descubrió que ambos cadáveres, presentaban numerosas puñaladas, lo que daba cuenta que fueron víctimas de un ataque irracional.
Esto generó estupor no solo a quienes intervinieron, sino a toda la comunidad, ya que se trataba de miembros de una conocida familia uruguayense.
Tras este macabro suceso intervino la entonces jueza de Instrucción Nº 1, María Cristina Calveyra, junto quien era el jefe de la Departamental Uruguay de Policía, comisario mayor Gerardo Losada, y los peritos policiales, decretándose el secreto de sumario en la causa.
Lo que sucedió
Luego se pudo saber que las 4 de la madrugada del 16 de diciembre de 2009, Adrían Rivero fue atacado por Martínez en su domicilio de Ameghino 31, quien le arrojó gas pimienta, lo apuñaló, trasladándolo a la cocina, donde le quemó sus manos con la hornalla, para luego picanearlo y le asestó 17 puñaladas sin matarlo para que sufra. Fue en ese momento que la abuela Nelly escuchó los gritos y Martínez decidió asesinar a la única testigo, provocándole a la anciana unas 7 puñaladas para luego torturarla con quemaduras con trapos embebidos en hidrocarburo que había llevado para incendiar la casa, lo que hizo más tarde.
En el lugar no se hallaron aberturas forzadas y la puerta de calle estaba cerrada con llave, por lo que la Policía comenzó a sospechar que él o los asesinos debieron ser conocidos y no estaban errados.
Durante los trabajos periciales, se supo que efectivos de una patrulla habían visto a un joven en la puerta de la casa, momentos antes del trágico suceso, siendo este Nicolás Martínez, amigo de Rivero, lo que fue clave para encaminar la investigación.
Así se realizaron varios procedimientos, incluyendo uno en la casa en Carosini entre 8 de Junio y Posadas del sospechoso, que es día cumplía 24 años, donde se secuestraron armas blancas, como cuchillos, un samuray, ropas, dibujos extraños tipo oriental, un disco rígido y la placa madre de una computadora que era propiedad de la víctima y que fuera hallada quemada en la pieza de Rivero.
En esos días el sospechoso se escapó a Colón, tras lo que fue denunciado por un familiar, lo que permitió su detención, peses a que este trató de tirare al río Uruguay, quedando alojado en la Alcaidía de la Comisaría Primera, hasta el juicio.
Fue así que Nicolás Martínez, fue condenado por el Tribunal integrado por los vocales, doctores Mariela Rojas de Di Prettoro, Fabián López Moras y Alberto Seró, a prisión perpetua en febrero de 2011, siendo el fiscal Diego Young.
Su situación actual
A diez años, del terrible crimen, Martínez permanece alojado en la Unidad Penal Nº 9 (Unidad Granja) de la ciudad de Gualeguaychú, a disposición del juez de Ejecución de Penas, doctor Carlos Rossi.
De acuerdo a lo averiguado, interno está alojado con 67 internos en Pabellón 2, no presentando problemas de conducta con sus pares y se encuentra bajo tratamiento médico.
El homicida no realiza actividad laboral, pero asistió a cursos de capacitación, como ser de informática y electricidad, pero además concurre a espacio psicológico.
Respecto a sus relaciones, se supo que recibe visita familiar, como ser la de su hermana y madre, destacándose que de continuar en esta situación, se encuadrada posiblemente en el 2024 para la salida socio familiar.
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