El cura Juan Diego Escobar Gaviria, el primer miembro de la Iglesia Católica de Entre Ríos que es llevado a juicio y condenado a 25 años de prisión por abuso y corrupción de menores, cumple hoy un año tras las rejas.
El 21 de abril de 2017 la Justicia le dictó prisión preventiva, y en esa situación quedó luego de que un tribunal de Gualeguay lo condenara, en septiembre pasado, a 25 años de prisión. Mientras esa condena no adquiera firmeza, seguirá donde está: la Unidad Penal N° 5, de Victoria.
El domingo 23 de abril de 2017 –un día insólito para la Justicia- el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú confirmó la resolución que había tomado el viernes 21 el juez Gustavo Acosta, titular del Juzgado de Garantías de Nogoyá, que le dictó prisión preventiva por 20 días a Escobar Gaviria y lo envió a la Unidad Penal N° 5 de Victoria.
Allá, el cura –que fue párroco de San Lucas Evangelista de Lucas Gonzalez entre 2005 y finales de octubre de 2016– fue alojado en uno de los cinco pabellones del penal, al que van a parar los reos con prontuarios por delitos contra la integridad sexual.
El pedido de prisión del sacerdote fue planteado por el abogado querellante, Mariano Navarro, apoyado en lo que consideró como “hostigamientos” por parte del cura hacia las víctimas y también por la insidiosa presencia de Escobar Gaviria cerca de los testigos de la causa judicial. Navarro en realidad había pedido una preventiva de 60 días, petición a la que se sumó el fiscal Federico Uriburu, quien además solicitó que se le aplicara la incomunicación en el penal.
Antes de que vencieran esos 20 días, el 9 de mayo de 2017, el juez Acosta aceptó la petición el fiscal Uriburu y elevó la causa a juicio oral. Además, el magistrado decidió prorrogar la prisión preventiva hasta el momento del inicio de los debates, en Gualeguay.
Pero los defensores de Escobar Gaviria, Milton Ramón Urrutia y Juan Pablo Temón, insistieron con la liberación del sacerdote, aunque sin éxito. El 26 de mayor de 2017, el entonces juez de Garantías de Gualeguay -hoy convertido en fiscal de coordinación-, Esteban Santiago Elal, resolvió no hacer lugar al pedido de libertad formulado por los abogados, quien se encuentra detenido en la Unidad Penal Nº5 de Victoria. Además, el magistrado prorrogó la prisión preventiva del cura “hasta que recaiga sentencia firme”, es decir, hasta después del juicio en la causa en la que está imputado por abuso de menores.
El cura fue condenado el 6 de septiembre por haber abusado a cuatro menores en Lucas González, sitio al cual llegó en 2005 y de donde salió, de apuro, a finales de octubre de 2016, tras una primera denuncia presentada en la Justicia. En tres casos se lo acusó de promoción de la corrupción de menores reiterada, agravada por su condición de guardador; y en uno por abuso sexual simple agravado por ser cometido por ministro de culto.
La condena a 25 años de cárcel no está firme -está en apelación ante la Cámara de Casación Penal- pero la Justicia decidió mantenerlos tras las rejas por el riesgo procesal de fuga. Está con prisión preventiva.
En la cárcel, Escobar Gaviria tiene vida de un sedentario: no participa de los talleres a los que se suma el resto de los presos: sólo lee y mira televisión.
“Tiene las visitas habituales, las de cualquier interno”, asegura José Osuna, director de la Unidad Penal N° 5 de Victoria.
El jefe del penal dice que no hay trato preferencial para Escobar Gaviria ni contingentes, y que las visitas que recibe ocurren en las jornadas habituales: miércoles y domingo.
“No -dice Osuna-: el cura tiene los mismos días de visita que el resto de los internos; a veces recibe, como también pasa con los demás, la visita de gente de afuera, que pueden venir cualquier día de la semana. Las visitas son miércoles y domingo. Pero si la persona es de afuera -de afuera de Victoria, y eso lo comprobamos con el DNI- puede visitarlo cualquier día de la semana. Esto ocurre con el cura uno o dos veces a la semana; quizá tres. Pero eso pasa con los otros internos también”.
Osuna dice que la mayoría “viene y toma mate con el cura, como hacen todos; en su caso, la gente que lo visita dice que viene en calidad de amigo. Como es de Colombia, todo los que vienen son amigos, no familiares. Vienen acá, toman mate y qué se habla en esas reuniones, realmente no lo sé. Eso sí, no puede celebrar misa ni hacer bendiciones. Pero sí, viene gente de afuera, que no es de Victoria”.
En la cárcel Escobar Gaviria espera un milagro que sólo es posible en el mundo de las creencias religiosas. Su caso está ahora en la Cámara de Casación Penal, con un planteo hecho por sus defensores, que todavía no se resuelve.
Mientras, hoy cumple un año en prisión. (Entre Ríos Ahora)