Reveló su calvario la madre de la menor que fue abusada sexualmente durante una fiesta privada en una casa quinta de Paraná. Mirá sus fuertes palabras.

La noticia sacudió el verano paranaense del 2017. En una residencia de la calle Darwin, del barrio la Toma Vieja, cuatro jóvenes hijos de influyentes empresarios de la ciudad, vinculados al fútbol y al rugby, habían atacado sexualmente en una fiesta en la pileta a una invitada de 15 años . La chica había pedido permiso a su mamá para ir a la reunión, en la que se celebraba un cumpleaños. La casa quedaba en el barrio donde había vivido y además, iba acompañada por amigas.

La madre declaró a TN en su momento: «Ni bien llegaron a la casa del festejo, les sirvieron bebida en un melón. Empezó a sentirse excitada. Recuerda que no podía parar de reírse y que le dieron muchas ganas de orinar», detalla. A continuación la adolescente solo recuerda algunas situaciones. «Se vio arriba, en un dormitorio de la casa, sin la parte de abajo de la bikini, con dos de los chicos, que se reían y se negaban a devolvérsela». La situación se completa con la declaración de su amiga que vio cómo uno de los dos muchachos, mayores de edad, quería meterse en la cama con ella. No se acuerda de cómo llegó a la piscina, donde otro muchacho, de unos 17 años, la manoseaba, mientras le decía «si no fuera porque conozco a tu ex novio, te rompo toda».

«Un cuarto chico comenzó a insistirle con que fuera a un lugar aparte para hablar con él a solas. Mi hija, que no tenía estabilidad, se cae sobre el césped. Él la toma por la fuerza de atrás. Ella forcejea, se escapa y pide ayuda. A esa altura, ya todos en la fiesta estaban intoxicados. Entonces, le envía un mensaje a un amigo que no estaba en el lugar. Le pide que vaya a buscarla y le lleve la píldora del día después, porque había tenido relaciones sexuales y no recordaba con quiénes. Tenía raspones y hematomas en todo su cuerpo», continúa el relato.

«De allí, la llevamos al hospital. Mi hija no podía caminar, tuvimos que ayudarla entre dos», puntualiza.

 

POR QUÉ LA PROBATION

Hubo un año de declaraciones testimoniales en la investigación penal preparatoria por la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual.La calificación del delito fue estuproen dos casos: es decir, relación sexual mantenida con una menor que no alcanza la edad del consentimiento. Los imputados fueron dos: Bruno Malimberni (jugador de fútbol y empleado en el comercio de su familia) y Mariano Perreti (estudiante de abogacía en la Universidad Católica Argentina). Uno de los cuatro jóvenes señalados en un primer momento era menor de edad al producirse los hechos, y el otro no pudo ser identificado por la denunciante en la rueda de reconocimiento. Las partes llegaron a un acuerdo para la suspensión del juicio a prueba.

«Este acuerdo se da porque por un lado están dadas las condiciones objetivas en cuanto al monto de la pena, con un mínimo de seis meses – señala la abogada de la chica abusada,María Fernanda Vásquez Pinasco-. Pero por otro lado, existe la voluntad de la víctima degenerar un cambio. Si se iba a juicio, se podía llegar o no a una condena y más allá del punitivismo o el garantismo, se dan así condiciones interesantes para que estos dos sujetos, que no tienen antecedentes, puedan revisar sus conductas. Para que abandonen comportamientos machistas en sus próximas relaciones, para que reflexionen sobre que los cuerpos de las mujeres no son su propiedad, y que un no es un no».

Al dar cuenta de su opinión, la abogada señala: «Si usted me pregunta la calificación, para mi es abuso sexual con acceso carnal. Pero un juicio podía ser muy difícil, muy duro para mi representada. Cinco o seis jornadas en las que tendría que haber atravesado un proceso donde iba a escuchar testimonios que la revictimizarían. Elementos que iban a ser usados por la defensa, que está en su derecho profesional a hacerlo, más allá de que yo nunca tomaría un caso así».

En efecto, las razones que llevaron al acuerdo para la probation están relacionadas con el interés de la víctima en que los acusados reflexionen, y con la intención de evitar el trauma que habría significado un juicio oral, pero también con el padecimiento por el tratamiento que parte de la sociedad paranaense y los medios de comunicación le dieron al tema.

La probation incluye el pago en cuotas de 100 mil pesos que la chica abusada donará a la Fundación Micaela García de asistencia a las víctimas de delitos sexuales de Concepción del Uruguay y al hogar para chicos Ángeles Custodios. También deberán completar 96 horas de trabajo comunitario. Pero sobre todo, que asistan a un curso en la Universidad del Litoral sobre Violencia de Género y Abuso Sexual y entreguen y aprueben el trabajo final .

«El derecho penal no repara.Con la víctima pensamos mucho entonces de qué forma podía revertirse su experiencia traumática modificando las conductas inadecuadas de sus agresores, y encontramos esta vía», explica la doctora.

La vigencia del acuerdo depende del respeto a la prohibición a los acusados de mencionar a la víctima en cualquier red social, ellos mismos o a través de otra persona. «La idea es protegerla y no perturbarla más», explica la doctora Vásquez. De no cumplirse alguna de las condiciones, se informa a la oficina de control, se da de baja el beneficio y se pasa a juicio.

Organizaciones entrerrianas de mujeres repudiaron en una declaración expresiones de la jueza que trató de relativizar la responsabilidad de los acusados. «No hay supuesta víctima, como planteó la jueza Paola Firpo en su declaración. Hay un delito sexual constatado por la misma jueza que decide establecer la probation y el monto resarcitorio como penalidad hacia los imputados», ponen en claro.

 

EN CARNE VIVA, ESCRIBE LA MAMÁ DE LA ABUSADA

La madre de la víctima escribió una carta abierta que revela los padecimientos de su hija y la incomprensión de parte de la sociedad.

«La violencia como una caja de Pandora que se abre y deja salir otras violencias. En el caso conocido como la pool party de Paraná, no sólo la víctima padeció el abuso sexual de parte de los imputados que aceptaron la probation, sino que además fue atacada por los medios de comunicación y por la sociedad paranaense que la revictimizaron.

El viernes 22 de diciembre a las 4:40 de la mañana recibió un llamado a su celular de un hombre que le gritaba “Decime vos (enunciando su nombre) o como te digan, pendeja de mierda, ¿tuviste relaciones carnales con mi hijo?”. El tono amenazante e inquisidor de nuevo a la orden del día, de la noche, de la madrugada. Revivió las múltiples degradaciones que ya venía padeciendo al reincorporarse a la vida de una chica normal.

Harta de que apareciera un cobarde de atrás en una fila y le escupiera el pelo. De que una niña rica de la escuela del club donde los famositos practican rugby, la insultara por nada con un “violada de mierda”. De que otra desforestada mental por el machismo se creyera graciosa al reconocerla como “la violada de la pool”. El anónimo, una Candela G. y una Clara L., el comentarista compulsivo de Facebook que ante la publicación de la noticia cuestiona qué hacía ahí una adolescente y nunca se pregunta por qué un chico elige abusar de una chica

La sociedad refleja qué la atraviesa en cada lectura que hace de un caso de violencia de género. «Qué fácil arreglar todo con plata», expresa quien apenas lee un título que anuncia que habrá un resarcimiento monetario y no se informa mejor. El cambio social que se pretende, en el que creen esta y otras víctimas es el del camino de la denuncia judicial, en primer lugar. Pero después se aferran a la esperanza de poder hacer de esos tipos hombres de bien, que vean qué tendrían que modificar en sus conductas para no terminar ninguna fiesta más de cumpleaños pintándose los dedos en una fiscalía.

La víctima quiso soltar el miedo y sublimar el dolor para que el dinero que recibe y decide donar pueda ayudar a otras que como ella sufren por algo que tampoco eligieron vivir. Mi hija es empática. Es la que se animó a pelear contra todos aún sabiendo que la iban a condenar mil veces con sus miradas. Ella no deja que el resentimiento y el odio le arruinen la vida. Lo que hace es poner su energía en ser mejor y no se deja herir por el que absurdamente cree insultarla gritándole lo que otro le hizo. Es evidenciar la mediocridad del caretaje que milita una marcha pero que en el Rosedal, en la peatonal y en el club festeja el maltrato y la cosificación de las mujeres. Es legitimar su lucha del lado opuesto al que minimiza un abuso como “excesos de adolescentes”. Junto con el de los abusadores sexuales debería publicarse el nombre de los que volvieron a hurgar en sus heridas». (TN)

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