El 21 de enero de 1948 hubo un movimiento sísmico, de una magnitud estimada de 5.5 en la escala de Ritcher. Su epicentro estuvo seis kilómetros al sur de Chajarí.Se sintió en otras ciudades y produjo algunos daños.
Aunque el suelo entrerriano es mucho más tranquilo, menos afín a los movimientos sísmicos, que otras zonas como México, alguna vez tembló y también metió miedo.
El 21 de enero de 1948 hubo un movimiento sísmico, de una magnitud estimada de 5.5 en la escala de Ritcher y de una intensidad de grado VI en la escala de Mercalli.
Según el INPRES de Argentina, su epicentro estuvo a una profundidad de 30 km a 6 kilómetros al sur de Chajarí. No sólo se sintió muy fuertemente en esa ciudad sino también en San José de Feliciano y con menor intensidad en Concordia y Paraná. Produjo pequeños daños en Monte Caseros, Curuzú Cuatiá y Goya (en la provincia de Corrientes).
Así lo recordó el profesor de Geografía Jorge Mario Medina en una publicación de El Diario en enero cuando se cumplieron 69 años de ese acontecimiento.
«La fecha de hoy registra una verdadera curiosidad muy poco conocida en Entre Ríos. El 21 de enero de 1948, hace hoy exactamente 69 años, se producía un importante movimiento sísmico en nuestra provincia, con epicentro a 6 kilómetros al sur de Chajarí, en el departamento Federación y a unos 30 kilómetros de profundidad. La magnitud fue de 5,5 en la Escala de Richter y la intensidad de Grado VI en la Escala Sismológica de Mercalli, valores de importancia para ambas mediciones», remarcaba en la nota «El día que tembló Entre Ríos».
«Hemos aprendido -y los que tuvimos el placer de ejercer la docencia en Geografía también hemos enseñado- que los movimientos sísmicos están directamente ligados a regiones geológicamente nuevas. Es decir especialmente montañosas, formadas en la Era Terciaria. Las regiones pampeana, chaqueña y mesopotámica, no están expuestas a estas vicisitudes. Es que el macizo brasileño, una de las formaciones más antiguas, no ofrece ningún tipo de posibilidades de registrar movimientos sísmicos. Sólo es dable esperar efectos reflejos de terremotos que acontecen en regiones alejadas, como en la Cordillera de los Andes y que tan sólo se manifiestan mínimamente.
Pero he aquí que nada es exacto en la naturaleza y menos en geología, ya que no se trata de una ciencia matemática y la naturaleza siempre «tendrá la última palabra».
«Se trata, en definitiva, de una curiosidad casi anecdótica, poco recordada. Y en estos tiempos en que nuestro país se ve afectado por inclemencias climáticas muy severas y el mundo por violentas «oleadas» de terremotos, sismos, erupciones volcánicas y maremotos con sus consecuentes tsunamis, lo de Chajarí parecería una curiosa apostilla. Vale recordar que un 21 de enero de hace 69 años temblaba gran parte de Entre Ríos, con el Sismo de Chajarí», indicó en esa oportunidad. (El Diario)