Los combustibles registrarían a partir del 1 de julio un incremento cercano al tres por ciento, según adelantaron dueños de estaciones de servicio nucleados en la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha), luego de una reunión que mantuvieron con el ministro de Energía, Juan José Aranguren. “En este momento resulta antipático tener que pedir un aumento, pero realmente necesitamos recomponer la rentabilidad de las estaciones”, ratificó el presidente de la entidad, Carlos Gold, al tiempo que dijo que en el nivel de consumo se mantuvo estable y que no se produjeron cierres masivos de establecimientos de expendio de combustibles.
Los estacioneros se reunieron la semana pasada con el ministro de Energía, Juan José Aranguren, para analizar la evolución de los costos, el valor del petróleo y el tipo de cambio, que son las variables a tener en cuenta para fijar el precio de las naftas y el gasoil.
“Estamos expectantes, no solo por la incertidumbre que se plantea en cuanto a precios sino también por la necesidad que tenemos de un reajuste en las tarifas”, sostuvo el presidente de Cecha, Carlos Gold.
El directivo admitió que el principal costo es el de los salarios, que subieron 20 por ciento, según la paritaria acordada con el sector.
Gold aseguró que entre los propietarios de estaciones de servicio están “esperanzados en una recomposición de precios” por la fuerte caída en el índice de rentabilidad.
Tras las modificaciones en los precios que se sucedieron en enero y abril –en este último se verificaron ligeras bajas– queda ahora determinar los nuevos cuadros que regirán desde el primer día de julio, en el cual también se evaluará el movimiento de los mercados y el nivel de consumo.
“En este momento resulta antipático tener que pedir un aumento, pero realmente necesitamos recomponer la rentabilidad de las estaciones”, ratificó Gold, al tiempo que dijo que en el nivel de consumo se mantuvo estable y que no se produjeron cierres masivos de establecimientos de expendio de combustibles.
Por su parte, el secretario de la Cámara de Empresarios del Combustible de la Argentina, Raúl Castellano, estimó que el incremento no debería superar el tres por ciento. “Lo que dijo el ministro de Energía fue que las variaciones no iban a superar el tres por ciento, tanto para arriba o para abajo. Viendo los números, el incremento debería ser menor a ese porcentaje”, proyectó.
En abril, el gasoil bajó 2,6 por ciento y las naftas 0,1 por ciento, en lo que fue la primera reducción desde la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada.
El Ministerio de Energía definirá la semana próxima una actualización de los precios de los combustibles para el trimestre julio-septiembre, en base a la evolución de la cotización del petróleo (Brent) y de los biocombustibles, y la variación registrada por el tipo de cambio en el período abril-junio, en momentos en que el precio del petróleo enfrenta un ciclo de caída. Desde Energía se indicó que “el tema está en evaluación”.
Hoy, el crudo del tipo Brent concluyó en 45,66 dólares mientras que la variedad WTI cerró en 43 dólares por barril. En el último trimestre los precios de los biocombustibles (etanol-biodiesel) registraron una leve suba, el barril de crudo Brent bajó alrededor de 6 dólares, y el dólar aumentó contra el peso alrededor de 4 por ciento.
La fórmula aplicada por Energía se completa con la consideración de un «factor fijo de corrección» respecto del desfasaje de 2016 entre la (alta) inflación y los aumentos aplicados a los precios de los combustibles, que acumularon 31 por ciento.
Esto último en base a un criterio que definieron el gobierno y las empresas petroleras, en el contexto de una política de convergencia entre los precios locales del crudo (subsidiados) y los internacionales (ahora con nueva tendencia a la baja). (Análisis)