Apymel manifestó su preocupación por la realidad actual de «un mercado interno sobreabastecido y con pérdida del poder adquisitivo» de la población.
La crisis de la cadena láctea argentina, con impacto central en los pequeños y medianos productores y usinas lácteas, no cede. La situación, por el contrario, se vuelve cada vez más complicada ante el empeoramiento de variables clave para el sector.
La Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas -Apymel- salió a expresar su preocupación por la realidad actual de “un mercado interno sobreabastecido y con pérdida del poder adquisitivo” de la población.
El escenario internacional, donde Apymel está presente desde hace más de siete años con su plataforma de exportación y participación en las principales ferias del mundo, nos es mejor. En lo que va de 2018, recordó la entidad, “nuestra asociación representó más del 9% de las divisas generadas por el sector exportador lechero”. Los precios internacionales de los lácteos, como marca la licitación quincenal de Fonterra, sin embargo, “han sufrido una caída sostenida de más de un 26% en promedio en los últimos seis meses”.
Ante estas condiciones “muy adversas” tanto internas como externas, es “muy difícil ser el supermercado del mundo con el alto nivel de carga impositiva y con los altos costos financieros”, subrayó Apymel en un comunicado de prensa, y reclamó “que se le preste atención” a la cadena láctea argentina “para frenar el cierre de tambos y empresas lácteas”.
La entidad, en este sentido, considera indispensable contar con incentivos para que las Pymes puedan “generar valor y mantener los puestos de trabajo hasta que aparezca nuevamente la reactivación tan esperada”. Es indispensable, agrega, “poder contar con un capítulo Pyme dentro del Convenio Colectivo de Trabajo para que se adecue a las particulares necesidades de nuestro sector”, publicó Dos Florines.
Apymel, finalmente, pidió ser escuchada por el presidente Mauricio Macri. “Las Pymes lácteas lo acompañaremos en esta cruzada para continuar agregando valor a nuestros productos y trabajo genuino regional en nuestro país”, prometieron.
Las quejas de las pequeñas y medianas usinas lácteas, que a diferencia de las grandes, no tienen espalda para soportar una crisis de la magnitud de la actual se suma al eterno reclamo de los tamberos, ante la indiferencia de las autoridades que, si bien hablan de los problemas del sector, no toman ninguna medida concreta que apunte a superar el principal problema de los eslabones más débiles de la cadena: la desaparición de la rentabilidad en muchos casos y directamente el trabajo a pérdida en otros, consignó Dos Florines.