Sin receta agronómica ni aviso a la policía local, el arrendatario de un campo de Victoria fumigó sin ningún tipo de precaución. El daño económico es irremediable, porque ni siquiera se pueden recomponer las plantas orignarias, denunciaron sus productores.
Producto de la deriva de agroquímicos causada durante la aplicación realizada por un equipo pulverizador en el campo aledaño, se vio afectada la totalidad de los cultivos del establecimiento Las Moringas, ubicado en ruta 11, Km 85 y camino de acceso a Rincón del Doll (departamento Victoria).
El arrendatario denunciado no contaba con la receta agronómica ni dio aviso a la Policía y, mientras afrontan como primera instancia una mediación con las denunciantes, éstas últimas también están un proceso de comenzar de cero en su emprendimiento. «El daño económico sufrido por las propietarias del campo es terrible. Y lo lamentable es que llegar a una sentencia puede llevar años, mientras tanto ellas deben empezar de cero, ni siquiera pueden recomponer las plantas originarias, indicó a UNO la abogada ambientalista Aldana Sacia, patrocinadora de las damnificadas.
Esfuerzo malogrado
El establecimiento Las Moringas se inició en 2017. Para poder llevar adelante la actividad. La propietaria del campo, Judith Reld y la ingeniera agrónoma Mónica Vallecillo debieron realizar una exhaustiva búsqueda de información sobre el cultivo, recorrer plantaciones para aprender su manejo y localizar diferentes materiales genéticos (semillas).
Realizaron un invernáculo entre mayo y junio de 2017 con el objetivo de realizar la producción y selección de plantines. Fue durante ese proceso que sufrieron un incidente, producto de la deriva de agroquímicos, causada durante la aplicación realizada por un equipo pulverizador en el campo aledaño; en el sector sur.
Incluso un operario que estaba realizando los pozos para plantar los postes del invernáculo, debió ser asistido por las emprendedoras porque se sintió descompuesto.
Durante la cosecha de trigo, en 2017, hablaron con el arrendatario del campo vecino: «Le informamos a José Carlos Sobrero sobre lo acontecido durante la pulverización que mandó a hacer en mayo, además de contarle que en el establecimiento estábamos desarrollando un cultivo de moringa sin uso de agroquímicos y lo invitamos a conocerlo», indicaron.
Las emprendedoras realizaron plantaciones bajo sistema de riego y con mulching protector para evitar el crecimiento de malezas. Las plantas se llevaron a campo a partir del 6 de noviembre de 2017.
Las plantas mostraron un excelente comportamiento y semanalmente se iba controlando su desarrollo. El 25 de enero de 2018 las productoras evaluaban el cultivo y se disponían a realizar el primer corte de producción cuando observaron plantas con hojas con una amarillamiento generalizado, otras secas y comprobaron que había diferentes grados de afectación entre las plantas, no se encontraron insectos ni enfermedades que pudieran estar causando ese daño. Observaron que hacia el sur de la plantación de moringas, los álamos plantados que funcionan como cortina protectora del campo también presentaban hojas amarillas, enrolladas, amarronadas y secas, y constataron que en el lote lindante había cultivo de soja.
«Le consultamos vía mensajes a Sobrero si había aplicado algún agroquímico, dijo que sí, pero que él no nos había afectado dado que el viento estaba del norte cuando aplicaron. Le mandamos fotos y lo invitamos a recorrer el cultivo para constatar los daños. Fue al día siguiente y observó las plantas, reconoció haber aplicado MAX 2,5 Kg/ha y se comprometió a decirnos fecha y hora de la aplicación para chequear los vientos. En cuanto a la receta agronómica, dijo que no la tenía porque él sólo se recetaba. Poco tiempo después mandó un mensaje diciendo que él no había sido y que buscáramos por otro lado», detallaron las emprendedoras.
Realizaron la presentación formal ante la Dirección de Agricultura de la provincia, para que labren el acta respectiva. Desde la dirección notificaron a Sobrero sobre la infracción: «Le consultó quién había sido el pulverizador al que le había solicitado la aplicación de agroquímicos en la soja del lote lindero al campo de Reld, a lo cual respondió que su aplicador fue Jorge Asevedo. Asevedo le mostró al funcionario de Agricultura un papel con un listado y dosis de productos que le solicitó Sobrero aplicar, dentro del cual figuraba el MAX, entre otros».
Se continuó con el seguimiento del cultivo. Las plantas iban perdiendo paulatinamente las hojas, algunos frutos se presentaban retorcidos, no siendo normal para el cultivo y muchas plantas se iban secando. Así mismo con el transcurrir de los días los álamos se secaron en su totalidad. Se tomaron muestras de plantas y se hicieron análisis de agroquímicos. Los resultados fueron contundentes, aparece glifosato en una cantidad muy elevada. Ni Sobrero ni Asevedo concurrieron a una audiencia de mediación a cargo de la doctora Delma Abt.
Las afectadas aseguran que el daño sufrido fue total, dado que el glifosato produjo la muerte de la mayoría de las plantas y dejó muy débiles a otras, las cuales no se sabe a ciencia cierta si podrán rebrotar luego del periodo invernal. No se tomaron las medidas necesarias por parte de Sobrero de aplicar plaguicidas para evitar daños a terceros y por lo tanto se ha violado la Ley de Plaguicidas Nº 6.599 y su Reglamentación.
«En un primero momento el productor reconoció personalmente que había sido él y también aclaró que se auto recetaba, después negó todo. Tenemos constancia de que fue él quien ordenó pulverizar y es comprobable por el efecto de la deriva de qué lado viene el veneno», dijo Sacia y añadió: «La barrera arbórea que está del lado del campo de este productor tiene veneno, la otra, más alejada, no».
En este contexto, la abogada lamentó la situación de las productoras, ya que si se habla de un juicio implica años para lograr una sentencia: «Mientras tanto las propietarias del emprendimiento no sólo tienen que sufrir las pérdidas económicas, están atravesando problemas de salud dada la impotencia por lo sucedido. Deberán empezar de cero, perdiendo todo lo invertido ya que ni siquiera pueden recomponer las plantas originarias», concluyó la consultada. (UNO)