Carlos Wagner, ejecutivo de la empresa Esuco, expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), soltó finalmente la lengua y dijo ante el fsical Carlos Stornelli, que investiga el escandaloso entramado del pago de coimas en la obra pública durante los diez años del kirchnrismo:  “Todos sabían que yo era el amigo de [Julio] De Vido . En 2004, el arquitecto me citó en su despacho y me dijo que por orden del presidente [ Néstor Kirchner ] debía garantizar en forma personal el éxito acorde a los intereses del gobierno en las licitaciones públicas que se llamaron a partir de ese momento, fundamentalmente en el rubro vial, que tiene mayores montos y más significativos. Porque la obra pública -me dijo-, iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos”.

El empresario Carlos Wagner, otrora mandamás de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) y de la constructora Esuco, llegó  un acuerdo el fiscal Carlos Stornelli para convertirse en imputado colaborador y quedar en libertad.

El empresario “favorito” de los Kirchner, de 76 años, es una pieza clave en el rompecabezas de los cuadernos de las coimas , porque conocía de cerca la distribución de la obra pública.

La causa ya tiene 14 detenidos, entre ellos Roberto Baratta, miembro clave en el Ministerio de PlanificaciónFederal que dirigió Julio de Vido. También, 6 arrepentidos, entre los que está el primo del presidente Mauricio Macri, Angelo Calcaterra, y Oscar Baratta, el chofer de Baratta que escribió ocho cuadernos que se convirtieron en la piedra de toque que corrió el velo de la corrupción.

La causa tiene 11 indagados, y entre los que presentaron declaración ante el juez Claudio Bonadío está el exjefe de Gabinete de Cristina Kirchner, Juan Manuel Abal Medina, y el exjuez federal Norberto Oyarbide.

El diario La Nación revela en su edición de este domingo la declaración del expresidente de la Cámara de la Construcción ante el fiscal Stornelli. El empresario prendió el ventilador y nombró a todos y cada uno de los empresarios que estuvieron en el círculo de la coima, y en el listado aparece por primera vez una empresa constructora entrerriana, Construcciones Luis Losi, que regentea la familia del expresidente de YPF, Miguel Galuccio, de sólidos lazos con el exgobernador Sergio Urribarri.

Sobre fines de los 90, Esuco -la firma que en Paraná construyó la planta de agua en la zona del barrio Los Arenales- llegó a trabajar en Santa Cruz en obra pública. Uno de los primeros contratos fue la ejecución del aeropuerto de El Calafate . De Vido, que había emigrado a Santa Cruz como empleado de Entel, ya era funcionario del gobierno provincial. “Conocí al arquitecto y al gobernador Kirchner en las sucesivas visitas que hicieron a la obra”, aclaró respecto de los orígenes de la relación que finalmente terminó por llevarlo la cárcel.En la Cámara de la Construcción había que elegir un presidente. En 2004 llegó la propuesta de De Vido: Kirchner lo necesitaba en un puesto clave para generar dinero negro que regrese a los funcionarios. “La obra pública iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos. A modo de ejemplo, llamada una licitación los interesados compraban los pliegos y se reunían en distintos lugares para determinar al ganador”, relató el empresario al fiscal.

Según dijo Wagner, uno de los lugares de reunión era en el tercer piso de Venezuela 736 donde funcionaba la Cámara de Empresas Viales. Y entonces no anduvo con vueltas. Entre las que iban a ese lugar de reparto de obras y millones, el constructor mencionó a Perales Aguiar, Vial Agro, Biancalani, la entrerriana Losi, Fontana Micastro, Marcalba, Iecsa, Chediack, Equimac, Coarco, Cartellone y Vialco.

“Me comprometo a aportar el nombre de más empresas a medida que las vaya recordando”, agregó.El relato, entonces sí, desmenuzó el nudo de la corrupción. “Las empresas se reunían en los lugares establecidos y determinaban el ganador de la licitación en función de su interés por la obra y del volumen de trabajo que tenían. Una vez adjudicada la obra, el compromiso era abonar para gastos políticos, para necesidades políticas, el anticipo que estaba establecido en los pliegos”, aclaró.

Pero ahí no quedaron los detalles. Wagner dijo que el “porcentaje del anticipo financiero era entre el 10 y 20 por ciento del total de la obra: “Deducidos los impuestos, el compromiso era entregar la totalidad restante del anticipo financiero a modo de retorno”. Lapidario el constructor.El esquema que relató el dueño de Esuco también preveía qué pasaba si la obra no tenía adelantos: “Se establecían montos equivalentes que se pagaban de los primeros tres certificados de obra. Quiero aclarar que mi empresa no estaba exceptuada de este mecanismo”, señalo por si alguna duda quedaba de que él también pagaba coimas.

Luego llegó el momento de la metodología de pago. Al igual que todos los arrepentidos, el expresidente de la Cámara de la Construcción dijo que los montos de dinero eran entregados a alguno de los recaudadores. ” Roberto Baratta disponía quién iba a recaudar; lo mismo el ingeniero [ José] López . Ambos disponían qué persona pasaba a retirar el dinero y por dónde. Eso se mantuvo en el tiempo, siempre fue así”, relató al fiscal.Pero la tarea de Wagner, el alfil colocado allí por Kirchner y De Vido, no se limitaba a ser el anfitrión de aquellas reuniones de reparto de licitaciones. Dijo entonces: “Mi función era garantizar que el señor que ganaba la licitación les pagara. Si el contratista no cumplía, me responsabilizaban a mí y me dificultaban los pagos de los certificados de mi empresa. También le dificultaban los pagos a la contratista que no había cumplido (sic)”.Ahora bien, además de gestor de los intereses de los Kirchner en el mundo de la construcción, Wagner también se quedaba con varios proyectos de obra pública.

“En el caso de las obras adjudicadas a mi empresa, me avisaban cuándo pasaban a buscar el dinero y por dónde. Siempre los interlocutores eran López y Baratta. A ellos no les interesaba qué empresa ganara [plata], solo que se haga bien el trabajo adjudicado y que pagaran el dinero comprometido. Baratta enviaba generalmente a [Nélson] Lazarte a recaudar el dinero. Por José López no recuerdo quién recaudaba. El sistema de retorno me lo había explicado en aquella reunión que relaté De Vido. Yo le pregunte cuáles eran las pretensiones, y él fijó esos montos”, dijo el constructor, uno de los empresarios mimados de la expresidenta Cristina Kirchner .

El retorno a los funcionarios no se limitaba solo al adelanto para iniciar los trabajos. Según lo que confesó Wagner, que estaba bajo juramento de decir la verdad, por cada pago posterior se debía devolver una parte: “Para los adicionales de obra y modificaciones, también exigía a las empresas el mismo porcentaje de retorno”.Cuando era Esuco el “ganador” de la licitación, Wagner dijo que pagaba en lugares como el Café La Puerto Rico, Alsina al 400, a una cuadra de la Casa Rosada; en el Hotel NH, a dos cuadras de Balcarce 50 o en un estacionamiento. “En lugares públicos. A veces venían a San José 151 [donde es la sede de la empresa], pero el grueso lo recaudaban en otros lugares”, confesó.Agregó que las entregas se hacían generalmente en pesos mientras hubo restricción cambiaria. Antes, en dólares.

Según el manual de la corrupción en la obra pública que relató uno de los principales actores durante los últimos años, el dinero era acondicionado en paquetes.”Los confeccionaba una persona de confianza mía. Si se recaudaba en la sede de mi empresa, los paquetes de dinero los entregaba yo al recaudador, y si el lugar de encuentro era fuera de mi empresa, enviaba a algún apoderado, por ejemplo, a Mauro Guatti. La cantidad de dinero, es decir el anticipo financiero de la obra que se debía pagar, se entregaba en uno, dos tres pagos al funcionario que recaudaba”, detalló.Mientras el dinero que se pagaba como anticipo volvía a los bolsillos de los funcionarios, la obra empezaba con apenas un porcentaje mínimo. Wagner dijo que con “el IVA, que quedaba retenido, y que correspondía pagar a la AFIP a los 30 y 60 días, se utilizaba para iniciar la obra”. Es decir, por cada 100 pesos más IVA (121 pesos) que se pagaban para que se empleen trabajadores y se compre material, 100 volvían a través de la línea Baratta, De Vido y Kirchner, y solo 21 iban a la obra. Además, quedaba una deuda con la AFIP.Faltaba un detalle para desmembrar el esquema más corrupto jamás descripto en la Justicia. “¿Para quién era la plata?”, se le preguntó. “El sistema interno de los funcionarios una vez que recaudaban el dinero, tengo la impresión de que era para arriba. Eso era lo que decían Baratta y López. Era plata para arriba”, contestó.Wagner firmó el acta y salió en libertad. Dejó en unas cuantas carillas el relato más detallado del “club de la obra pública”, ese que lo hizo rico, pero que también lo mandó a la cárcel.

 

Losi

Carlos Galuccio, hermano del extitular de YPF, Miguel Galuccio, fue presidente de la Unión Industrial de Entre Ríos. Está casado con una de las hijas del fundador de una constructora en la que él trabajó durante toda la vida, llamada Luis Losi S.A. Esa empresa se benefició en los últimos años con contratos millonarios firmados con la administración Urribarri.

Los Galuccio -cuatro hermanos, de los cuales tres son ingenieros- tienen una empresa familiar: El Sembrador, una distribuidora de bebidas.

Losi fue la empresa que ganó la licitaicón para la construcción de la doble vía en el Acceso Norte. En 2009, el entonces gobernador Urribarri presentó ante la Dirección Nacional de Vialidad el proyecto de construcción de la doble vía en el Acceso Norte a Paraná , y al año siguiente los trabajos se licitaron y se adjudicaron a la constructora Luis Losi, de la familia del expresidente de YPF, Miguel Galuccio.“Paraná merece ser una ciudad más significativa como capital de los entrerrianos, y la manera que tiene el gobierno de apoyar su desarrollo es proveer las obras de infraestructura necesarias. Dentro de ellas los accesos fluidos son clave porque la hacen una ciudad que llama a ser visitada, la jerarquizan y le dan mayor seguridad vial”, dijo Urribarri al lanzar la licitación, en 2010, con una inversión de la Nación de $134,9 millones, un plazo de ejecución de 36 meses, en dos etapas. La primera debía estar lista en 12 meses.

El primer tramo se habilitó en mayo de 2012, con una extensión 4,4 kilómetros de doble vía. El segundo, nunca se terminó y quedó abandonado, va desde calle Gobernador Maya hasta la ruta nacional 12, con una extensión de 6,1 kilómetros. La gestión del actual gobernador Gustavo Bordet está completando la obra, y reconstruyendo el primer tramo, que a poco de habilitarse empezó a mostrar serias falencias.

Fuente: Entre Ríos Ahora.

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