Poco más de una docena de personas, caso todas con máscaras u ocultando el rostro, protestaron frente a la Casa de Entre Ríos, ubicada en el centro porteño, para pedir por la libertad de la asesina de Fernando Pastorizzo.
Habían pasado apenas horas desde que el Tribunal de Gualeguaychú condenara a prisión perpetua a Nahir Galarza, cuando Micaela —una joven que había seguido el caso desde el inicio— le mandó un mensaje a la madre de la condenada: “Esto es una locura, quiero organizar una marcha”. La respuesta fue positiva de inmediato y a partir de ese momento la chica, que prefiere no dar su apellido, puso en marcha la convocatoria para este martes las 18:30, frente a la Casa de la Provincia de Entre Ríos.
Increíblemente, logró convencer a más de diez personas para pedir por la libertad de la asesina condenada a cadena perpetua por asesinar de dos disparos a su novio Fernando Pastorizzo. El grupo autodenominado “Todo presx es políticx” convocó a protestar en favor de Galarza bajo el lema “Muerte al macho no es solo una metáfora, el miedo va a cambiar de bando”.
Según el documento que leyó la organizadora de la marcha, que usó en todo momento una máscara, como no queriéndose inmolar o poner la carta en favor de una causa totalmente insólita y sin fundamentos, la causa en contra de Nahir Galarza “estuvo armada” y remarcaron que el padre de la condenada (Marcelo Galarza) no fue investigado como corresponde, sobre todo siendo el dueño del arma del crimen.
Una marcha por la libertad de Nahir Galarza
Manifestante: "Quieren arruinarle la vida a una joven"https://t.co/2hSqYOmArD pic.twitter.com/u9uTQRcdKg
— TN – Todo Noticias (@todonoticias) July 10, 2018
“Quieren arruinarle la vida a una joven”, denunciaron las pocas personas que se unieron a esta insólita manifestación.
Una de las agrupaciones que adhirió a la marcha es Feministas Radicales Independientes de Argentina. En su blog escribieron un descargo y mostraron su postura frente a este caso: “Las mujeres tenemos miedo a ser violadas, a ser culpadas si somos violadas, a que no se nos crea, a que seamos nosotras las culpables si nos defendemos. El mayor de nuestros miedos es el de ser rechazadas, consideradas malas mujeres, brujas, exageradas, locas, porque de ese modo se nos quita, por invalidación, nuestra palabra”. Dicen que Nahir sufría ese miedo, que le impedía denunciar. (El Día)