“En la Clínica Parque no hacemos abortos y seguramente vamos a seguir igual”, dice el médico Miguel Ángel Oneto, director de la Clínica Parque, de Crespo -a 40 kilómetros de Paraná- y de ese modo se sumó a la decisión adoptada por el Sanatorio Adventista del Plata, de Villa Libertador -a 51 kilómetros de la capital de Entre Ríos-, al analizar la situación que se presentaría una vez que se apruebe en el Congreso la ley de interrupción voluntaria del embarazo, que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados.
De igual modo, Oneto reconoce que las prácticas del aborto hoy se realizan igual, aún cuando sea una práctica fuera de la ley. Al respecto, sostiene que “si la ley se aprueba, tampoco van a tener problema para hacer abortos quienes lo deseen, porque hay muchos profesionales que los hacen y por lo tanto clínicas, así que lo único que va a suceder es que van a blanquear lo que están haciendo, nada más”. Y defiende la posibilidad de la “objeción de conciencia institucional”, algo no previsto en el proyecto con media sanción.
“No creo que se vaya a reglamentar como para que sea mandatorio proveer los recursos para que la gente venga a la clínica y pueda hacerse abortos, pero reitero que no va a ser un problema porque quien lo quiera hacer va a encontrar prestadores que lo harán sin inconvenientes”, dijo Oneto en declaraciones al semanario Paralelo 32, de Crespo. En igual sentido, se pronunció el Sanatorio Adventista del Plata, que en forma pública pidió que el Estado “garantice el respecto al ideario y a la objeción de conciencia de nuestras instituciones”.
noti18-07-08Proyecto-Interrupcion-Voluntaria-Del-EmbarazoEl planteo se refiere a la eventual instrumentación del proyecto de ley, con media sanción de la Cámara de Diputados de la Nación, que, una vez aprobado en el Senado, convertirá en ley la interrupción voluntaria del embarazo. “Como instituciones cristianas adventistas, defendemos el valor de la vida prenatal y la dignidad humana, entendiendo que esto constituye un acto de fe en Dios, Creador y Sustentador de toda vida”, platearon los adventistas.
“Las clínicas no están obligadas a dar una práctica en particular -contestó Oneto a Paralelo 32, desconociendo el texto aprobado en Diputados-, salvo cuando es necesaria para la salud y no hay otro que la pueda dar. Por ejemplo si alguien tiene un accidente o un traumatismo de cráneo, la clínica tiene obligación de poner todos los recursos que tenga a su disposición para atenderlo en ese momento y solo cuando está estabilizado, si no tiene recursos, debe usar los medios para que se pueda trasladar con seguridad hacia algún lugar público, si lo hay, donde atiendan a esos pacientes. Esto se refiere a cuando la atención es necesaria inmediatamente, con peligro de vida, si no es así, no estamos obligados a dar todas las prestaciones que puedan pedirnos”.
“No pueden obligar a quien no quiere a hacer un aborto -puntualizó-, no estamos en guerra como para que el Estado se tome tamaña atribución. Los profesionales que no quieren hacerlo no lo van a hacer. En cuanto a las clínicas, en Entre Ríos, con excepción de un sanatorio de la provincia y los hospitales, los médicos no son empleados de las clínicas, por lo tanto no tienen poder para obligar a los médicos. En las clínicas privadas los médicos son dependientes solo excepcionalmente, y esa excepción es para algunas prestaciones internas, por ejemplo el médico de guardia o el médico de la terapia intensiva. Incluso las obras sociales en general les pagan directamente a los médicos, no a través de las clínicas”.
–La idea de los pro abortistas es que el aborto ya existe y hay que blanquearlo y ordenarlo.
-También son una realidad los motochorros y salteadores, actividades que nadie quiere legalizar. Si se aprueba la legalización del aborto no debiera ser por eso. Si se aprueba la ley debiera ser porque se considera que eliminar la vida de un individuo por nacer, es globalmente menos carga para la sociedad que el sufrimiento o el posible daño físico de la mujer por llevarlo en su vientre y darlo a luz. Esto último es una evaluación sanitaria puramente técnica, en realidad la opción de la gente y los legisladores debiera centrarse en determinar si se está dispuesto a colocar la vida de los embriones como variable de una evaluación sanitaria, cuando en otros órdenes se la considera intangible.
–Se ha discutido sobre si hay vida desde la concepción, desde que hay un sistema nervioso o desde que el individuo tiene conciencia… ¿cómo se resuelve eso?
-Los embriones son seres humanos a los que les falta un tiempo para manifestarlo como lo hacemos nosotros, y si se cuestiona eso es porque no se quiere asumir la responsabilidad de eliminarlos electivamente. Para eso se fuerzan argumentos para negarlo, como que no tienen el sistema nervioso desarrollado etcétera, en cuyo caso no son personas, y otras cosas por el estilo que hemos escuchado sobre este tema. La realidad es que un individuo en el vientre materno, que tiene el ADN de los seres humanos, que manifiesta vida y que si se lo deja en un tiempo va a manifestarse como lo hacemos nosotros, es porque es un ser humano como nosotros. Los argumentos en contra son para convencernos de que en caso de eliminarlo no estamos eliminando un ser humano, cosa que en nuestra cultura es algo inaceptable. De todos modos pienso que estamos frente a un dilema. (Entre Ríos Ahora)