El gobierno comenzó a informar las identidades a familiares de los soldados enterrados en tumbas anónimas en las islas. Uno de los primeros héroes identificados era oriundo de Colón. Ahora tendrá tener una placa con su nombre.
Elbio Eduardo Araujo Penón, oriundo de la ciudad de Colón, es uno de los primeros siete héroes de Malvinas identificados en las últimas horas luego de un trabajo sobre 122 cuerpos que realizaron en conjunto los gobiernos argentino e inglés y la Cruz Roja Internacional, que arrojó resultados positivos en 88 casos.
Su madre, María del Carmen Penón, y su hermana, María Fernanda Araujo, recibieron este miércoles en una entrevista en la ex ESMA, primero la noticia de que el cuerpo de su ser querido había sido identificado y luego la sorpresa de que era uno de los pocos casos en los que se habían logrado recuperar pertenencias.
«La muerte de mi hermano se produjo en Monte Longdon producto de una bomba, así que yo tenía de verdad muy pocas esperanzas de que fuera suyo uno de los cuerpos identificados», dijo este miércoles por la noche a Elonce, María Fernanda Araujo, hermana del soldado colonense. La mujer preside a nivel nacional la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
Los familiares de Araujo viajaron varias veces a las Islas. La primera vez, María del Carmen, la madre del soldado muerto en combate, se tiró al piso y abrazó la tierra de Monte Longdon. Su padre pudo visitar el cementerio de Darwin, pero no llegó a conocer la noticia de la identificación de los restos, ya que murió en 2013 tras viajar cinco veces a Malvinas.
«Necesitamos volver», sostuvo María Fernanda Araujo ante este medio. «Es lo primero que le pedí al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj».
Quieren estar cuando la lápida de «Soldado Argentino solo conocido por Dios» sea reemplazada por una que diga «Cabo Elbio Eduardo Araujo Penón».
Este miércoles en la ex ESMA se vivió una jornada intensa. La familia del soldado colonense estuvo en el primer grupo de 10 familias que comenzaron con la serie de entrevistas individuales. «Entré con mi mamá, con mi hijo ?que se llama Agustín Eduardo por mi hermano-, con la psicóloga que asiste a los familiares y con Federico Lorenz, director de la ex ESMA, que nos pidió si podía entrar y terminó acompañándonos y siendo testigo de este momento tan importante en nuestras vidas», contó María Fernanda Araujo.
«¡Está identificado!» fue el primer grito de la familia con raíces entrerrianas al que María Fernanda definió como «sublime». Luego vino la otra mejor noticia: fueron sólo dos familias las que recibieron pertenencias este miércoles y una fue la de Eduardo Araujo.
Una biblia rota, una estampita de la virgen de la Merced, una libreta del Ejército, una pulsera de plata y el carnet de conductor del soldado colonense. Esos objetos estuvieron junto a su cuerpo sin identificar durante más de tres décadas, en una fosa del cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.
«Se produjo un momento muy fuerte porque mi mamá se acercó las cosas de Eduardo al rostro, se las apoyó en la cara y el habló a él, le habló a mi hermano. No pudimos saber qué le dijo, pero sabemos que le habló a él. La entrevista terminó con un aplauso. Si sabía lo que tenían para decirnos me hubiera llevado una botella de champagne», confió la mujer que este miércoles por la noche no disimulaba su alegría y se aprestaba para conversar con numerosos medios nacionales a la mañana siguiente.
Eduardo Araujo nació en Colón el 2 de septiembre de 1962. Cuando era chico su familia se mudó a Buenos Aires, pero él pasó en Colón cada verano con familiares y amigos hasta que le tocó ir a la guerra. En la localidad se erigió en su honor el primer busto del país a un soldado en su ciudad natal. Está ubicado en la plazoleta Malvinas Argentinas, frente a la terminal de ómnibus. También una calle de barrio lleva su nombre. Este miércoles a la tarde, en Colón, la noticia de la identificación de sus restos había empezado a diseminarse por todas partes. Es que se trata de una familia muy querida por la comunidad, que aún conserva la casa en la ciudad. Un monolito también lo recuerda en La Plata, ciudad asiento de su regimiento, donde también se plantó un roble y al pie una cruz en su nombre.
A Eduardo Araujo le decían Ñato, le gustaba tocar la guitarra, pescar, hacer asado y los fogones en la playa. Cuando terminó la secundaria, se incorporó al Ejército Argentino y fue destinado al Regimiento de Infantería Mecanizado 7 de La Plata. Apenas había terminado su instrucción cuando fue transportado a las Islas Malvinas, en pleno conflicto, el martes 13 de abril de 1982. Murió el 11 de junio a los 19 años en la cruenta batalla de Monte Longdon, en la isla Soledad.
El sobrino de Eduardo, Agustín Ruiz Díaz, no llegó a conocerlo, pero creció con su recuerdo. Este miércoles publicó una foto en su perfil de la red social Facebook junto a su abuela y a su hermana y un mensaje conmovedor: «Se nos dio, tenemos el lugar. Un lugar físico donde rendirte homenaje, tío. Gracias por este regalo y por traer pertenencias de vuelta. No te das una idea la alegría que nos trajiste, sobre todo a mamá y a la abu. Ellas, al fin, van a poder cerrar un ciclo. Elbio Eduardo Araujo descansa en paz en el cementerio de Darwin junto con todos sus compañeros. Gracias a tod@s los que estuvieron presentes en este día tan especial».
El Once