Sin quirófanos ni placas para radiografías. Sin teléfono larga distancia, ni obstetras, ni traumatólogos, mendigando que otro hospital acepte las derivaciones. La dura realidad, descripta por los médicos. Por Osvaldo Bodean.
– ¿Es muy fuerte que estén planteando una renuncia indeclinable masiva?
– No queda otra.
Así de cortante y contundente fue la respuesta que brindó a ElEntreRíos uno de los médicos del Hospital San Benjamín, luego de que trascendiera una carta que un grupo de pediatras dirigió a la Ministra de Salud de Entre Ríos, Sonia Velázquez, en la que le advierten que en 10 días renunciarán de manera indeclinable si no obtienen respuestas a numerosos reclamos orientados a mejorar la calidad del servicio de salud.
En un pasaje medular de la misiva, los pediatras expresan: «Hemos decidido que si el gobierno provincial no responde con hechos reales, ya no promesas, presupuestos de mejoras, etc., en el plazo de 10 días a partir de la fecha, todos los pediatras del hospital presentaremos nuestra renuncia indeclinable, ya que no queremos seguir siendo cómplices de la mala atención que nos vemos obligados a prestar, el riesgo vital en el que se encuentran los ciudadanos del departamento en estas condiciones, el riesgo legal y el detrimento de nuestra propia salud al ejercer nuestra profesión de una manera tan precaria».
«Es una crisis que afecta a todo el sistema de salud de la provincia. No le han dado una solución y, como todo sistema, colapsa y se cae». Tal la explicación que dio uno de los pediatras, al resumir cómo llegaron a adoptar una decisión tan extrema, que pone en juego su continuidad laboral en el nosocomio de Colón.
Los médicos del San Benjamín describen algo así como un efecto dominó: la caída de una pieza va generando la posterior caída de las restantes, hasta que nada queda en pie. Y lo más grave de todo: «En el medio está la gente y no es justo que no sepa qué está pasando. Van, hay una puerta cerrada, y esperan horas. ¿Y adentro qué pasa?»
Lo que no se ve desde la Sala de Espera
Un ejemplo del efecto dominó o cascada es el que se deriva de no pagarles a los traumatólogos. La consecuencia inmediata es que no están todas las guardias cubiertas. Entonces, los problemas traumatológicos que se tienen que resolver en cirugía hay que derivarlos. Los que necesitan anestesia también hay que derivarlos porque no hay quirófanos. Los cerraron por el lapso de 90 días y no se han vuelto a abrir.
Otra cadena de efectos surge porque no hay obstetras: las parteras no quieren hacer los partos en el hospital porque, si se complican, es mucho el riesgo que se corre y a veces tampoco hay pediatra. Nada más alejado de lo que se anuncia como ‘maternidad segura’.
5 radiografías y nada más
«Para las 24 horas tenés disponibles 5 radiografías, que tenés que elegir a quién hacérselas».
Con esta frase fue recibido uno de los profesionales de pediatría al momento de hacerse cargo de la guardia. «No se puede así. Ya ni placas tenemos para sacar radiografías», se lamenta.
Las tomografías merecen otro capítulo. Iban a hacerlas al Sanatorio Colón, por un convenio que había, pero se cayó. Ergo: no más tomografías.
Los enfermos, brasas calientes que nadie quiere recibir
Pero tal vez lo más dramático que se escucha de boca de los profesionales de la salud del Hospital San Benjamín tenga que ver con los traslados.
Cuando son derivaciones por casos graves, Concepción del Uruguay, que es el efector adonde corresponde derivar desde Colón, casi siempre dice que no. Entonces llaman a Concordia, que también rechaza los pacientes, con el argumento de que tendría que aceptarlos Concepción.
En última instancia, es Paraná la que termina recibiendo los traslados. Son cuatro horas de viaje en ambulancia, pero no en todos los casos los pacientes pueden sobrevivir ese lapso.
A los traslados no los tramita el personal administrativo del hospital sino el mismo médico. Y, en el colmo de los colmos, es frecuente que deban usar su teléfono personal, porque el fijo del San Benjamín no tiene salida de larga distancia, cuentan.
¿Cuánto se paga por una guardia de fin de semana?
A la guardia de pediatría en algunas ciudades del país la están pagando 9.500 pesos y en Colón le abonan al médico $ 17.000 mensuales, lo que incluye cuatro a cinco guardias de fin de semana por cada mes.
Es decir, lo que en otros lados se paga $ 9.500, en Colón se abona entre 4250 y 3400, según surge de dividir los 17.000 mensuales por cuatro o por cinco guardias al mes.
Los pediatras llegaron a un arreglo para que la guardia llegue a pagarse 6.500 pesos, mediante un aporte del Municipio, que pone el dinero extra para complementar los 17.000 mensuales. Pero -cuentan los profesionales- la interventora frenó todo eso y hace dos meses que no cobran la diferencia pactada.
Pero no es esa la deuda salarial más grave. Por ejemplo, al último traumatólogo que entró le deben 60.000 pesos. No le pagaron nunca, aseguran.
Los médicos generalistas la pasan aún peor que los pediatras. Les pagan 5.000 pesos la guardia, mucho menos que a los pediatras. Cuando están solos, les dan un diferencial por todos los pediátricos que atienden, porque es el doble de trabajo, pero a ese diferencial hace meses que no lo cobran.
En este contexto, plagado de penurias que tornan casi imposible brindar un servicio de calidad a los pacientes, se inscribe la dramática determinación de los pediatras: O se resuelven los problemas en 10 días o pegan el portazo.
Al escenario, ya de por sí harto complejo, se le agregan presuntas presiones hacia quienes se atreven a hablar con los medios.
Los profesionales mencionan el caso de un colega que perdió su trabajo en una salita, con cuatro años de antigüedad. Sospechan que fue desplazado después de que, meses atrás, un grupo de médicos salió a hablar públicamente sobre la situación del hospital.
El Entre Ríos