Tras la denuncia por una tentativa de abuso sexual contra una joven que se desempeñaba como empleada doméstica, la víctima y su madre ratificaron que el dueño de la casa habría encerrado a la chica y habría intentado abusarla.
La Policía concurrió el martes a una vivienda que ofrece habitaciones en alquiler para estudiantes, ubicada sobre calle Damián P. Garat, a metros de su intersección con Salta, en la ciudad de Concordia, ante una denuncia de una supuesta tentativa de abuso sexual contra una joven.
Tras ello, la damnificada hizo escuchar a cronistas del diario El Sol un diálogo que pudo grabar en el que se resistía a ciertas pretensiones de otra persona -que sería quien prácticamente la encerró en su casa-, a la que en reiteradas oportunidades le insistía con que «quiero volverme a mi casa».
Asimismo, la madre de la joven se mostró escéptica ante el rumbo que pudiera tomar una investigación policial porque, según dijo, cuando concurrieron a denunciar el hecho a la policía, les dijeron que «iban a hacer algo sólo si la habían abusado».
También, la madre de la joven a la que intentaron abusar manifestó que ella «había salido a buscar un trabajo, por primera vez, para ayudar a su nena y se encuentra con esta gente, que le ofrecen que le limpien los departamentos, porque es una pensión. El hombre -que tiene muchísimos nombres (apócrifos)- le dijo a ella que se llamaba Lucas González y ella estaba citada para el trabajo a las 11».
Luego, manifestó que «ella fue y me mandó un mensaje diciéndome que quedaba trabajando, porque el hombre la quería desde las 13.00 a las 21.00. Ella había quedado contenta porque había conseguido trabajo y le dijo a este hombre que ese día no podía quedar hasta las 21.00 hs, sí hasta las 18.00. El hombre dijo que sí, mi marido fue, la buscó y la trajo».
A continuación, dijo que «al otro día ella debía presentarse a las 7 -porque era una semana de mañana y otra de tarde-, ella salió a las 6.30 y llegó a las 7. Desde ese momento, el hombre la comenzó a charlar, a preguntarle cosas que no eran del trabajo y ella comenzó a sospechar, así que trató de ver qué podía hacer, cómo se podía ir y encontró que todas las puertas estaban cerradas con llave; sólo pudo salir de la casa por una señora que fue a tratar de alquilar un departamento, sino no sé qué hubiéramos estado contando hoy».
Por su parte, la joven víctima, de 22 años, dijo que el día en que sucedió el presunto intento de abuso «cuando yo fui a preparar el mate, se sentó y me pidió que me sentara a la mesa. Me empezó a decir guarangadas, cosas relativas a la sexualidad, así que empecé a ponerme nerviosa, miraba para el otro lado y lloraba porque no sabía qué hacer, ya que la puerta del fondo y la de adelante estaban cerradas con llave y el hermano y la hermana estaban en la pieza, acostados, no estaban con nosotros».
Por este motivo, añadió, «le mandé un audio a mi amiga con las cosas que me decía y, a los diez minutos, lo llamaron por teléfono, diciéndole que querían ver un departamento. A la persona que habló le dijo que fuera a la hora que quisiera y cuando terminó de hablar empezó a querer tocarme, a decirme bebé y esas cosas. Yo le saqué las manos y, entonces, me mandó a limpiar a su pieza. Ahí me agarró de acá (señalando sus nalgas), pero yo le saqué las manos».
En ese momento, prosiguió, «me dijo: No te enojes, bebé. Y yo le repliqué que no me dijera bebé, porque yo iba a trabajar y no a socializar. Entonces, se fue para arriba, donde tiene como un departamento, y al ratito tocaron timbre. Era una señora y, como yo hacía rato que quería irme pero no podía porque todo estaba cerrado, aproveché y le dije que me quería ir porque no me sentía cómoda».
Ante esta circunstancia, agregó que «me dijo que cómo que me iba a ir y me agarró de un brazo, yo le dije algo así como que me soltara porque yo iba a trabajar y no a hablar de mi vida. Él me dijo que me llamaba mi amigo, así que fui a dónde él estaba, golpeó en su puerta y resulta que no me estaba llamando mi amigo, estaba todo apagado. Ahí, como vio que estaba asustada, fue corriendo al hermano y a la hermana y él me decía: Andá a saludarlos antes de irte, andá a saludarlos. Pero, yo solo le decía que me abriera la puerta porque si no grito y le pido auxilio a la señora que está afuera. Él me preguntaba por qué me quería ir y me decía que no lo joda».
Finalmente, puntualizó que «cuando él fue a abrirle la puerta a la señora, yo salí corriendo». (El Sol)