sábado 28 diciembre 2024

Muerte trans en Gualeguaychú: El dramático llamado de atención de sus allegados

Las minorías sexuales están desprotegidas y cada día se acentúa un poco más esa vulnerabilidad social. La reciente autodeterminación de una persona trans en la ciudad expuso otra vez esa realidad.

Ocurrió un sábado en la noche. Sus compañeras notaron su ausencia y preguntaron al responsable del bar sobre la ausencia. No hubo compromiso en saber qué había ocurrido y el final del relato ya es conocido: una allegada a esa persona trans llegó a su casa y la encontró sin vida el lunes.

Otra vez una muerte trans en Gualeguaychú, como otras ya conocidas e incluso investigadas por la Justicia. Otra vez, la falta de empatía en quienes ven un “negocio” detrás de una situación de vulnerabilidad y, en definitiva, de una vida.

Agustín Salva es amigo íntimo de Jorgelina Rodríguez y, con previa autorización de la familia de la víctima, se sentó ante R2820 en un bar de la ciudad “no tanto para hablar de ella, sino para abordar el mundo que rodeaba a las personas de la comunidad de la diversidad en Gualeguaychú”.

– Antes de tomar esta determinación, ¿consideran sus amigos, allegados y la familia que Jorgelina tuvo contención?
– “Sí tuvo contención familiar y de amistades, pero contención laboral en absoluto. Quienes somos sus amigos de la vida cotidiana -algunos más cercanos, otros menos- lo sabemos porque nos contábamos absolutamente todos. Sabíamos con quién estaba, qué le decían, los mensajes que recibía. Éramos amigos desde 1992, pasamos toda la vida juntos”, explicó,

Aclaró que “si no fuera por las amistades, Jorgelina hoy no estaría cumpliendo su sueño, que era que sus cenizas estén junto con su mamá. Para llegar a eso, nos comprometimos desde el lunes cuando nos enteramos de la triste situación”. Ambos hermanos de la mujer trans y sus allegados realizaron una colecta para afrontar los gastos de sepelio y cremación porque “Jorgelina no tenía un seguro social, no tenía servicio de sepelio, no tenía un monotributo en orden”. Asimismo, su empleador no se hizo cargo de ninguno de los trámites ni gastos que demandó el proceso y demostró escasa empatía hacia los allegados de la víctima.

Para la familia “es la presión externa la que llevó a este desenlace. En muchos lados, se dijo que era por la depresión que sufría a causa de la muerte de su mamá Laura. Los que tenemos a nuestra madre fallecida sabemos que es un dolor con el que aprendemos a convivir. Fue un conjunto de circunstancias que tienen que ver mucho con lo personal, con una relación que iba y venía, que se la hostigaba mucho desde el contexto laboral”, denuncia Agustín Salva.

“En El Ángel, Pantera (como la llamábamos sus amistades) trabajó aproximadamente entre 10 y 15 años, en forma interrumpida. Primero fueron unos 5 o 6 años, después paso al carnaval para trabajar en las comparsas Kamarr y O´Bahía y volvió durante estos 9 años”, detalló su amigo.

– ¿Esa relación laboral era formal, en “blanco”?
– «No. En la noche, no existe lo que es blanco. No tenía las cargas sociales necesarias, no tenía un seguro médico básico, nada. Hablo respecto de la noche de Gualeguaychú donde pareciera que los empresarios no cuidan a sus empleados, que son quienes te dieron el éxito que tenés hoy en día, los que te llenan de la gente el local. Al menos, ponerles un monotributo social que te cuesta 3.220 pesos, más un seguro de vida que te cuesta 587 pesos, y los servicios de una previsora de 2.000 pesos, como mucho tenés 6 o 7.000 pesos de gasto. Jorgelina y las chicas no tenían absolutamente nada de eso y siguen trabajando sin ningún tipo de cobertura. Tienen el sueldito de la noche y los tragos para que estén durante la noche “interactuando” con la gente que, obviamente, hace mover a la barra y es lo que le sirve al dueño del local”, describió visceralmente Salva.

Cuando describe lo que sucede dentro de estos bares – teatro, el entrevistado pone el foco en la revictimización y hasta auto estigmatización que sufren “las chicas y los chicos que están arriba del show”. “Reconozco que a ellos también les sirven esos cinco minutos de fama o estar atrás de una barra o cortando entradas. Pero, ¿A que costo? La vida sigue y después cuando nos damos cuenta, a los 65 años o 70 años, decimos ´no hice nada de mi vida, no tengo aportes jubilatorios, me llega a pasar algo y estoy descubierto, si necesito un medicamento o me enfermo tengo que caer en el hospital, sigo alquilando, nunca tuve vacaciones´, es decir, nunca pude evolucionar”.

A su vez, muchos caen en la depresión o en la baja autoestima cuando se preguntan «´¿Qué hice?´ Nada, porque dejan de trabajar en una barra o se bajan de un escenario y a los diez minutos nadie se acuerda, muy pocos logran cierta trascendencia”, reflexionó.

La familia de la víctima y el propio Agustín Salva enfatizan que “esta situación de desprotección que marcamos siempre fue igual. En ese lugar es como ser un número” y alertan del daño a la salud mental de las personas trans/gays/no binarias. “Reciban muchísimas presiones: la presión física con el “estás muy gorda. Adelgaza!” y están pesando 60 kilos. “Tenés que estar perfecta; arréglate los dientes; tenés que estar bronceada/o; tenés que venir a trabajar a tal hora; si un cliente del boliche te pide algo vos tenés que hacerlo y tenés que vestirte bien”. Existe mucha presión psicológica, sobre todo, con el tema del cuerpo porque dicen que las chicas tienen que estar flacas, que tienen que sonreír todo el tiempo, por más que no tengas un buen día”.

Las propias compañeras del staff de Jorgelina lo vivieron esta semana: “Jorgelina apareció sin vida el lunes y el jueves estaban las chicas haciendo show en Colón. Algunas me contaron que estaban destruidas. El miércoles, seguramente por pedido de alguien, estaban subiendo a sus redes sociales fotos felices en Colón, siendo que una de tus chicas había tomado esa determinación. O sea, nada de respeto a la familia o las amistades de la víctima. Sé que es un negocio, anda a Colón, hace el show pero sin más. Otro ejemplo, Pequeña P murió un jueves y el viernes las chicas estaban haciendo show destruidas con un maniquí de ella sobre el escenario por idea del productor. Esa presión psicológica a la que están expuestas”, narró.

– ¿Ustedes sienten que había además incitación al consumo de alcohol, drogas o sustancias?
– “Absolutamente. En cierta forma quienes estuvimos en la noche sabemos que te lleva a estos excesos. Cuando vos estás cansado, hay sustancias o hay bebidas energizantes que tenés que consumir para que el cuerpo no te pase factura y no se note que vos estás mal. El entorno de la noche te lleva a eso, a no faltar porque no comes al otro día o te descuentan ese día del sueldo”, admite con preocupación como profesional de la salud.

En esa línea, Salva pide hacer una aclaración sobre las múltiples opiniones vertidas en estos días: “Se dice mucho que el problema es el entorno. Lamentablemente, tanto las chicas trans como los chicos que son gays, muchas veces no tienen un entorno familiar estrecho pero muchas veces sí lo tienen, y ese círculo íntimo protege y acompaña. Quizás de diez, solo tres tienen un entorno familiar que ayude. En la mayoría de los casos, cuando te autopercibís gay o trans, te terminan echando de la casa y eso sigue pasando. Nosotros con Jorgelina estuvimos siempre. A nosotros nos mostraba los mensajes cuando le decían que estaba gorda, sufríamos cuando no nos podíamos juntar porque la sobreexigían en el trabajo porque tenía que hacer un show en Colón y San José, al otro día en Concepción, después en Gualeguay. A veces, las chicas arrancaban a las cuatro de la tarde y terminaban a las siete de la mañana del día siguiente, sin parar”, alerta sobre las condiciones laborales impuestas a las artistas.

Agustín Salva dice a R2820: “Sé que van a salir a desmentirlo porque se creen intocables, pero los que estamos junto a las chicas sabemos que es así. ¿Y sabés qué es lo peor? Que muchas veces quien dirige esos espectáculos o los boliches, las barras, cobran fangote de guita. Y a los que te hacen el show, los que te están atrás de la barra, los que te cobran la entrada, les pagan dos mangos con cincuenta”.

Y cierra la nota con un pedido casi dramático: “Nuestro objetivo es que se den cuenta que no hay nada más lindo que trabajar y ver el fruto de tu trabajo y, para eso, hay que cuidar esos artistas. Cuidarlos. Que a futuro puedan decir valió la pena, tengo mi seguro social, cuento con un monotributo, el día de mañana me podré jubilar, porque cuando sos joven pensás que nunca vas a llegar a adulto, pero la vida pasa… Hoy contamos con un millón de derechos que antes no había porque tenemos derecho al trabajo y una Ley de Género. Aprovechémosla y hagamos valer nuestros derechos laborales y sociales. O sea, si viene un empleador y te dice que tenés que estar flaca responderle “este es mi cuerpo”. No nos dejemos estigmatizar, que nadie nos carcoma la cabeza”.

Y alertó: “Este no es el primer caso de una muerte violenta de una persona trans en Gualeguaychú, es el tercer caso en un lugar. ¿Qué está pasando? ¿Quiénes están haciendo mal las cosas? ¿Quiénes que toman las determinaciones o quién los emplea?”, concluyó Agustín Salva.

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