“Últimamente, el contagio y la muerte de jóvenes está muy presente y nos aterra”, afirma la enfermera que se desempeña en el hospital San Antonio de Gualeguay. “Uno tolera muchas cosas, pero la muerte joven, no tiene explicación&rdq
Una enfermera del hospital San Antonio de Gualeguay, escribió una desgarradora carta en la que cuenta cómo viven la segunda ola de Covid-19 que golpea con fuerza a la localidad.
La trabajadora de la salud, relata su angustia por las muertes de pacientes jóvenes y por el momento del colapso sanitario que, hace tiempo, se anticipaba que llegaría.
«La situación ha llegado a un límite que sabíamos, por como venía la cosa. Sabíamos que en algún momento íbamos a atravesar por esto, llegó sin darnos cuenta por el trajín diario de unas guardias muy intensas que venimos padeciendo, donde no nos alcanza el tiempo ni las manos, ni nada para poder cumplir al máximo la labor, con compañeros aislados, con los que quedamos tratando de tapar todos los agujeros que van surgiendo. No damos más, pero seguimos firmes porque la idea no es aflojar por más que el alrededor afloje. La vocación está, la mente se mantiene firme en salvar a los más que podemos”, afirmó Inés Molina en las redes sociales.
“El Covid-19 no da tregua, se lleva a su paso familias enteras dejando una desolación tremenda, un vacío enorme, un sinfín de preguntas sin respuestas. El momento del que hablábamos llegó (el tan temido: «Va a llegar un momento en el que nos vamos a contagiar todos») y lamentablemente, está ganando este dicho un lugar entre nosotros. Hoy, más que nunca, el personal de Salud está unido en esta lucha invisible para algunos, muy visible para nosotros, con miedo, cansados pero enteros!», expresó.
«Enterarte que tu compañero dio positivo no da lugar a la risa. Se hace un silencio terrible que hasta hace ruido, los ojos se te llenan de lágrimas, pero debemos mostrar fortaleza. Como hormigas trabajamos incansablemente y damos la mayor entrega. Últimamente en la sala, el contagio y la muerte de jóvenes está muy presente y nos aterra, la vacuna creo, la salvación.
Sólo vivo lo que acá vivimos, es tan triste ver o escuchar el desgarrador llanto de un familiar y no poder abrazar contener de cerca. Acá, todo es de lejos con la mayor distancia posible, sólo, con unas antiparras empañadas, que dejan mezclar alguna lágrima, que no se puede contener!!”, explicó la enfermera.
“Soportamos todo, debemos mostrar fortaleza acá y en nuestra casa, al llegar debemos decir que está todo bien, de la boca para afuera, pero en nuestra mente esas imágenes dan vuelta ferozmente….
Nos enseñaron a no involucrarnos, aunque esta es una vocación de servicio. No lloré jamás delante de un paciente o de un familiar, pero decime cómo hago cuando la muerte es de joven. Uno tolera muchas cosas, pero la muerte joven no tiene explicación, no está en la cabeza procesarlo, pero acá estamos conteniendo sin abrazar, solos, aislados al lado de su cama, agarrando una mano con guantes, vestidos de astronauta”, describió la trabajadora de la salud.
“En estos días, la angustia nos invade. A mis compañeros de UTI, enfermeros, a los de siempre, a los de antes, a los de otras salas que han brindado su apoyo cubriendo lugares momentáneamente. A las mucamas, los médicos, RX, a los de laboratorio, a todos los que representamos al hospital en sus diferentes rubros les deseo un poquito más de fuerzas!!!», animó en su carta. Fuente: (Debate Pregón)