Obedece a la pérdida de empleo y al alto costo de tener un plástico, que es de alrededor de $ 600 por mes, entre el servicio de renovación anual y el costo de mantenimiento mensual.
Tener una tarjeta de crédito bancaria pasó a ser casi un lujo. Pese a que la pandemia de coronavirus aceleró la digitalización de los pagos en todo el mundo, los últimos datos publicados por el Banco Central (BCRA) revelan que en un año la cantidad de titulares de plásticos se redujo en 1.767.945.
En septiembre de 2019, la cantidad de personas titulares de tarjetas de crédito ascendía a 24.945.135. Pero un año después, en septiembre de 2020 -último dato disponible en la web del BCRA, que informa de forma trimestral las variaciones- ese número se comprimió a 23.177.190 titulares. Antes, dicha cifra había caído a 23.859.257 en junio y a 23.930.946 en marzo de 2020, detalla El Cronista.
Esta caída, que contrasta con el significativo ascenso de los pagos digitales durante 2020, bien podría explicarse por los costos asociados a las tarjetas y al incremento en el costo de la financiación.
En primer lugar, se debe tener en cuenta que la tarjeta de crédito no es gratis, sino que tiene un costo, que en realidad son dos. Excepto que se la tenga bonificada.
Por un lado, el servicio de renovación anual, que en los bancos más grandes suele estar por encima de los $ 4500. Y por el otro el costo de mantenimiento mensual, que suele estar en más de $ 250, por lo que totaliza un promedio de $ 600 por mes. Eso, sin contar si se pierde la tarjeta y el usuario debe pedir que se la repongan, porque los bancos grandes cobran la reimpresión hasta $ 665.
A juicio de Gustavo Neffa, de Research for Traders, la caída se debe al incremento en el costo de la financiación con tarjeta de crédito, sumado a la menor disponibilidad de ingresos por parte del segmento medio de la población, producto de la pandemia y de la pérdida de empleos.
Guillermo Barbero, de First, suma que, ante la incertidumbre, muchas personas dieron de baja tarjetas que no se usaban para bajar los costos teniendo en cuenta que no podían viajar por la pandemia y no se podía consumir: «Si vemos en valores absolutos, la baja de personas es importante, pero hay que tener en cuenta el contexto de baja de empleo y dificultades para los pagos».
Otro de los factores que podría explicar la caída, argumentó Barbero, está asociado a una reducción de cantidad de tarjetas por persona. Según explica, puede haber pasado que una persona que tenía tres tarjetas de bancos distintos, para bajar los costos consolidara todas en un mismo banco.
Pablo Repetto, de la consultora Rubinstein, conjetura que puede tener que ver con la morosidad y que las hayan dado de baja, aunque también puede estar influido por caída de empleo.
«Si la economía cayó, mucha gente se quedó sin capacidad de gastar y le puso un candado a la tarjeta, por lo que se limitó a seguir refinanciando los saldos impagos, pero mucho de lo que se hacía con tarjeta, como viajes, ropa y salidas, fue para comprar alimentos. Entonces hubo quienes decidieron devolverla, pues tiene un costo mantenerla, y al irle mal económicamente dieron de baja la tarjeta como una forma de no gastar», advierte Andrés Méndez, de AMF Economía.
Por último, Damián Di Pace, director de Focus Market, sumó que había un exceso de plásticos en el mercado per cápita, donde una familia tenía hasta tres o cuatro tarjetas. «A su vez, en la pandemia también han surgido otras vías de financiamiento con medios digitales como las fintech», dijo.
El Cronista