El ahogamiento en nuestro país es la segunda causa de muerte por accidentes en chicos y adolescentes de 1 a 15 años. Para evitar complicaciones por estos incidentes que, generalmente suceden en piscinas familiares, de clubes, o en lagos, ríos y mares, el Ministerio de Salud emitió recomendaciones.
La ola de calor es un período de días sucesivos con altas temperaturas y humedad que puede transformarse en un gran riesgo para la salud. En esta época, se acude a piletas u otros espacios con aguas abiertas para mantenerse frescos. Pero cuando se trata de chicos y adolescentes, es necesario asegurar que siempre haya un adulto controlando la permanencia en el agua.
En este marco, desde el Área de Infancia de la Dirección de Salud Materno Infanto Juvenil, dependiente del Ministerio de Salud de Entre Ríos, recordaron las medidas de prevención para evitar lesiones y ahogamiento en orillas, piletas y aguas oscuras (lagos, ríos o mares).
Entre las recomendaciones más importantes, la integrante del área, Valeria Rodríguez Alcántara, destacó: “Hay que evitar que los chicos jueguen o se sumerjan en aguas no autorizadas o desconocidas, y en caso de tener piletas en las casas o si vacacionan en lugares con aguas abiertas, enseñarles a nadar y a respetar las señales de peligro. Siempre tiene que haber un adulto responsable a cargo supervisando de forma directa y permanente, y con la capacidad para asistir al niño ante una emergencia”.
“Los más chicos pueden ahogarse en poca agua y en pocos minutos, aunque tengan bracitos inflables, chalecos u otros flotadores, que no son métodos seguros de protección en menores de tres años”, indicó la pediatra, y agregó: “Por eso es vital no confiarse en que el niño sabe nadar o tiene bracitos, sino que hay que mantener la observación directa sobre ellos tanto cuando están en el agua como cuando se encuentran en cercanía a piletas o aguas abiertas ya que en un descuido pueden meterse o caer en el agua”.
“Además, se deben proteger piscinas familiares con cercos de al menos 1 metro (ideal 1,5), con una puerta de acceso que no pueda ser abierta por los niños. Debe tener barrotes verticales que no permitan el paso de la cabeza y la separación entre los barrotes no debe ser mayor de 10 centímetros”, puntualizó Rodríguez Alcántara.
Por otra parte, la profesional se refirió a los elementos de protección en las piscinas o para navegar: “Las bombas de succión pueden traer problemas, por esto, aconsejamos tapar las bocas en todas las piletas. Además, para quienes vayan a bordo de cualquier tipo de embarcación, siempre deben usar chaleco salvavidas con al menos tres broches seguros, correa inguinal y con material sintético de alta flotabilidad”.
Cabe destacar que se recomienda evitar la presencia de lactantes menores de 24 meses en vehículos náuticos (salvo en embarcaciones de mediano y gran porte, con logística de salvataje adecuada) ya que corren altísimo riesgo en caso de emergencia o naufragio. Para más información, en el documento de Consenso Nacional de Prevención del ahogamiento: “El niño y el agua” de la Sociedad Argentina de Pediatría, se detallan las normas para paseos o deportes en vehículos náuticos (disponible en: https://www.sap.org.ar/uploads/consensos/consensos_consenso-nacional-de-prevencion-del-ahogamiento-el-nino-y-el-agua-2da-parte-36.pdf).
Tener respeto a las aguas abiertas
En cuanto a los riesgos de bañarse en ríos, arroyos, lagunas y lagos, se destaca que el agua turbia impide la visualización del cuerpo en caso de inmersión, y la profundidad es impredecible. Por esto, Rodríguez Alcántara señaló: “Los menores deben ingresar siempre acompañados por un mayor que los lleve de la mano, y jamás zambullirse”.
La posibilidad de supervivencia de un niño o adolescente sumergido totalmente en agua “no transparente” es inferior que en las de una piscina, más aún si hay remolinos o corrientes. “Desde pequeños deben saber que hay que tener gran respeto y prudencia por las aguas abiertas, para evitar complicaciones y lesiones”, remarcó la médica.
Cabe citar que, en Paraná, el ingreso al río en todas las playas –públicas y privadas- no está habilitado por la Municipalidad por los riesgos ante la bajante histórica.
Reglas que salvan vidas
Es esencial enseñar a niños y adolescentes que ante una caída no deben gastar energías nadando. Es mejor intentar flotar y pedir auxilio; sacarse inmediatamente zapatos y ropas, ya que nadar con esta indumentaria exige un enorme esfuerzo y no protege de la hipotermia.
Además, desde la cartera sanitaria indicaron que hay que elegir balnearios con condiciones mínimas de seguridad: boyado visible y guardavidas profesionales (entrenados en Reanimación Cardio Pulmonar –RCP- y en número adecuado según bañistas). (APF)