Prácticamente todos los productos textiles, celulares, heladeras, lavarropas, afeitadoras, tractores, tampones, pañales y hasta algunos termos. Esos son algunos de los 300 ítems que, por decisión del Gobierno, quedaron incluidos ayer dentro de las nuevas trabas a la importación.

En una adaptación a la nueva realidad de comercio exterior planificado y bajo control oficial por la falta de dólares, el Ministerio de Desarrollo Productivo, que dirige Matías Kulfas, comenzó ayer a pedirles a las empresas que llenaran en la AFIP un registro de la proyección de sus importaciones para este año.

Además, mediante la resolución 1, la cantidad total de Licencias No Automáticas (LNA) pasaron de 12% del total (hay 10.200 posiciones) a 14,8%. La vigencia de las licencias fue reducida, informaron también las autoridades, de 180 a 90 días.

Las posiciones arancelarias que cayeron dentro del paraguas de las (LNA) fueron desmenuzadas por la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA). Según la entidad y la lista a la que accedió LA NACION, casi todos los textiles quedaron alcanzados por las trabas al comercio. No es un dato menor en el contexto de cambio de gobierno: el nuevo secretario de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa, Ariel Schale, fue el economista en jefe por años de Protejer, una de las cámaras que aglutina a los empresarios textiles.

La industria textil fue una de las más golpeadas en los últimos años, como consecuencia de la caída del consumo y de los que los empresarios cuestionaron como «apertura indiscriminada». Los fabricantes no sólo critican que se achicó el mercado, sino que además perdieron porciones de market share frente a los productos que llegaron desde el exterior. A esto se les sumó, suelen mencionar, las fuertes subas de costos que tuvieron para producir en un contexto de fuerte presión impositiva y elevado costo de la mano de obra en una actividad intensiva.

Otros sectores de los denominados «sensibles» aparecen también beneficiados por las nuevas protecciones a la industria que se conocieron ayer. Entre ellos, los de la marroquinería (baúles, maletines, portafolios, mochilas, bolsos y prendas de vestir) o los de la madera (mobiliario y sus partes, somier, sillones y sillas).

De la lista confeccionada por los importadores en base a los anexos publicados anteayer en el Boletín Oficial aparecen también algunos productos que desde ahora tendrán más dificultades que antes para entrar al país, como los electrodomésticos y los electrónicos. Entre los primeros están listados las estufas, calderas y cocinas; heladeras, congeladores y aparatos de frío; lavarropas y secarropas; aspiradoras; termo tanques y calentadores y afeitadoras, máquinas de cortar el pelo o esquilar, aparatos de depilar.

Entre los segundos, en tanto, fueron elegidos los teléfonos y celulares, aparatos de emisión y transmisión, muchos de ellos fabricados en Tierra del Fuego, territorio protegido durante el kirchnerismo a través de impuestos internos, medidas paraarancelarias y del régimen aduanero de la isla. También están allí las «máquinas automáticas para procesamiento de datos». Traducción: computadoras y tablets.

En un contexto de recesión y de caída de la actividad industrial, el Gobierno afirmó anteayer además que buscará motorizar la producción nacional de motos. Por eso, las motocicletas y velocípedos, sus partes y accesorios también quedaron bajo el régimen de LNA a través de la norma difundida en el Boletín.

Los tubos de hierro y acero, y accesorios para estos tubos quedaron también entre la selección que hicieron los funcionarios que dependen de Kulfas y de Schale. La principal empresa de producción de tubos de acero en la Argentina es Tenaris (Grupo Techint). También ingresaron los neumáticos, cuyo principal fabricante nacional es FATE.

Otros artículos significativos que quedaron enmarcados en las nuevas restricciones para retrasar importaciones fueron, según la CIRA: videoconsolas, mesas de pool, billar y «ping pong», entre otras; jabones; excavadoras, topadoras, niveladoras; máquinas aparatos y artefactos para cosechar o trillar; máquinas y aparatos de oficina como copiadoras, grapadoras, sacapuntas; artículos de grifería y válvulas; tractores y vehículos automóviles para el transporte de personas y mercancías.

Además, según la resolución firmada por el Gobierno será más difícil -y probablemente más caro- conseguir en el país termos, tampones higiénicos y pañales para bebes.

Por: Francisco Jueguen, La Nación.

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