Luego de meses de debate social por un lado y judicial por el otro, hay gran expectativa en la comunidad uruguayense por conocer el desenlace de esta causa de la que tanto se habló. Si bien eso se revelará una vez que las autoridades judiciales realicen la lectura correspondiente, la redacción de La Calle consultó a Sebastián Arrechea por el desarrollo general del juicio y estado de ánimo de la familia del empresario fallecido.
¿Qué balance general haces del juicio?
Fue impecable desde el primer momento que se tomó parte a través de las autoridades judiciales y los órganos investigativos. La fiscalía estuvo presente en el lugar de los hechos, recolectó todas las evidencias y no se pasó por alto ningún pormenor, que pueda llegarse a cuestionar por parte de la defensa. Es destacable la actividad investigativa del doctor Martínez, que recolectó evidencias como las cámaras de seguridad del boliche Taj Mahal.
¿En qué colaboraron estas imágenes?
Se pudo determinar el actuar cotidiano que tenía Torran para conducirse en auto. Hay que destacar y elogiar el proceder, tanto de la fiscalía como de la justicia en el Juzgado de Garantías con fundamentaciones para que hoy el acusado este privado de su libertad como medida cautelar. Se demostró por los acusadores de que había peligro de entorpecimiento de la investigación y de fuga. Se actuó conforme a la ley procesal.
¿Cómo se encuentra la familia?
Hay que empezar remarcando que es sobreabundante decirlo: el dolor no va a desaparecer nunca, aunque va a ir mitigándose. Con el paso del tiempo, es como que uno se va resignando a la ausencia de Emiliano y afloran los recuerdos suyos. En un primer momento era muy angustiante para ellos que yo le explicara el proceso, el juicio y revivir todo nuevamente.
Después se fueron convenciendo que era un tránsito que se debía desarrollar. El dolor de la familia fundamenta la pretensión punitiva de la causa en doce años y seis meses. De alguna manera, la familia canaliza el dolor de la pérdida mediante el reclamo de una pena alta. (La calle)
