Cada 21 de septiembre se conmemora en todo el mundo, el Día del Alzheimer. Es una enfermedad neurodegenerativa, irreversible y sin cura; causa problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento.
Los síntomas suelen desarrollarse con lentitud, hasta 15 o 20 años antes de su aparición, y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas.
Según la OMS, el alzhéimer representa el 70 por ciento de las demencias. Las previsiones sobre la evolución y el desarrollo de esta enfermedad van en aumento y sitúan la cifra de afectados en 135 millones de personas en el mundo en 2050. Se desconoce su origen y no tiene un tratamiento que lo cure.
El Día Mundial del Alzheimer nos recuerda que la enfermedad se manifiesta cada vez más en un mayor número de personas, por lo tanto es necesario hacer hincapié en la prevención y detección, pues antes de que llegue a mostrarse con todos sus síntomas, hay detalles como la pérdida de memoria que avisan del problema. Esto puede ser combatido de forma eficaz según algunos estudios, por lo que es interesante acercarse a ello.
Prevención para evitar la pérdida de memoria
En muchos aspectos, el cerebro se comporta como un músculo de los que se entrenan de forma física. Es decir, muchas de sus competencias pueden ser fortalecidas y desarrolladas para que queden protegidas de diversas afecciones. Pues bien, la memoria no es ninguna excepción en este sentido, ya que se ha comprobado que una estimulación eficaz de su ejercicio ayuda a prevenir su pérdida siendo incluso una excelente forma de evitar casos de alzheimer.
Es más, no solo se pueden aplicar terapias de estimulación para la memoria como método de prevención, también es posible optar por estos recursos para mejorar la vida de los pacientes que ya han comenzado a manifestar la enfermedad haciendo que esta progrese con mayor lentitud.
El ejercicio mental, por lo tanto, es una herramienta muy valiosa que no siempre tiene un papel protagonista en los tratamientos preventivos o paliativos de enfermedades que cursan con un deterioro cognitivo relacionado con la memoria.
Cómo convivir con un enfermo de Alzheimer
Convivir con una persona que padece esta enfermedad no es nada fácil y, si no se toman algunos recaudos, es probable que termine deteriorándose el núcleo familiar.
En una entrevista con El Litoral, el Dr. Hugo Valderrama, neurólogo, subespecialista en neurogeriatría, Máster en Neurociencias, doctorado en Ciencias de la Salud, abordó el tema y brindó algunas recomendaciones útiles para quienes a diario se enfrentan a los síntomas de un paciente con Alzheimer.
¿Cuáles síntomas, de los que padecen las personas con Alzheimer, afectan más a los familiares del paciente?
Los conductuales, principalmente cuando se manifiestan con irritabilidad, agitación, agresividad, trastornos del sueño o delirios persecutorios, que suelen expresarse con ideas de que quieren dañarlo o de que le roban sus cosas. No todos los pacientes con enfermedad de Alzheimer tienen estos síntomas y tampoco tienen por qué darse todos simultáneamente. En la práctica, cuando la conducta se afecta, genera más sobrecarga y dependencia de los familiares cuidadores que otros síntomas, como los cognitivos, con las tan divulgadas fallas de la memoria.
¿Hay que estar capacitado para cuidar a una persona con Alzheimer?
– Los cuidados varían de acuerdo a los síntomas y estadíos de la enfermedad, pero en casi la totalidad de los casos es una labor humana compleja: requiere de responsabilidad, vocación, conocimiento y tiempo. Un cuidador de ancianos profesional debe estar capacitado y de ser posible, contar con experiencia en la tarea. A diferencia del cuidador formal o profesional que trabaja ocho horas, es remunerado y descansa en su casa, el cuidador familiar o informal de un paciente que sufre una demencia carga con toda la responsabilidad sin estar capacitado, sin haber elegido esa tarea, es un trabajo de veinticuatro horas y sin remuneración.
¿Qué consecuencias hay sobre ese cuidador no preparado?
– Incertidumbre, frustración, síntomas somáticos asociados a ansiedad crónica, como dificultad para mantener la atención, insomnio, dolor de cabeza tensional, gastritis o colon irritable. Estos síntomas se pueden agrupar en lo que se denomina «Burn-out del cuidador». A largo plazo puede producir un efecto dominó sobre otras personas que también dependen de ese cuidador, cuando se encuentran en la situación llamada «generación bisagra», donde por un lado cuidan a los padres y por otro a los hijos. Cuando el cuidador se enferma, lo hijos si son mayores intentan cuidar al padre y al abuelo, pero generalmente fracasan y terminan teniendo los síntomas de «burn-out» de forma temprana.
¿Qué debe hacer una persona que tiene un familiar con esta enfermedad y síntomas avanzados?
– Las posibilidades dependen del lugar en donde sucede el caso. Más allá de que la enfermedad y otras demencias similares son una de las primeras demandas en salud en todos los países del mundo, los diferentes servicios que deberían ofrecerse y el dinero para cubrirlos están disponibles en muy pocos Estados. Los pasos serían los siguientes: Un diagnóstico neurológico lo más temprano posible, para que el médico explique a los seres queridos todas las características y sintomatología de la enfermedad, asesorando inclusive cuales pueden ser los síntomas a futuro para que estén preparados.
Una contención psicológica de los familiares, ya que algunos de éstos pueden pasar por una etapa de duelo sobre la enfermedad crónica que padece su ser querido. Estratificar los niveles y servicios de cuidado es otra clave. Los pacientes con Alzheimer deben permanecer en sus propios hogares todo el tiempo que sea factible, esa factibilidad depende del nivel de complejidad que requiera su cuidado y las posibilidades de brindarlos en cada hogar sin afectar a sus familiares. El primer escalón de cuidados es la supervisión en el hogar, pueden combinarse con centros de día.
Una siguiente opción se denomina «viviendas protegidas» y luego la institucionalización geriátrica con sus diferentes sectores de complejidad, o sea instituciones preparadas para cada estadío de la enfermedad, desde el moderado hasta el severo, en el que se necesitan cuidados intensivos. Por supuesto que cada institución debe contar con la habilitación correspondiente, los profesionales, la estructura y la calidad de servicios necesaria. Lamentablemente muchas veces los síntomas avanzan de un día a otro, por la propia enfermedad o comorbilidades asociadas como fracturas o infecciones, etc.
El último punto a tener en cuenta es la asesoría de posibilidades y recursos. Es decir, contar con profesionales como los Lic. en Gerontología, que hagan de guías para esa familia en el ambiente que se encuentran, trabajando en equipo con los trabajadores sociales cuando sea necesario.
«Estoy contigo», la canción para sensibilizar sobre el Alzheimer
El grupo español La Oreja de Van Gogh incluyó en su último disco «El Planeta Imaginario», el tema «Estoy Contigo», para generar conciencia sobre esta enfermedad, el cual también hace referencia al sufrimiento de los familiares de quienes padecen Alzheimer.