En lo que hace a violencia, de las 25 causas mensuales que había en 2010, hoy ya superan el número de 100. En esta línea, se entrevistó al titular del Juzgado de Familia y Penal de Niños y Adolescentes de Concepción del Uruguay, doctor Andrés Torres, con quien se dialogó respecto.
El diario uruguayense La calle entrevistó al titular del Juzgado de Familia y Penal de Niños y Adolescentes de Concepción del Uruguay, doctor Andrés Torres, con quien se dialogó respecto a los distintos problemas que ofrece el fuero, del cual es titular, por haber sido designado por concurso número 73 del Consejo de la Magistratura de Entre Ríos, cargo que ocupa desde el 18 de marzo de 2010 a la actualidad.
Torres aparece como un juez “todo-terreno”, debido a las distintas temáticas que se llevan adelante en su Juzgado, que registra una gran cantidad de casos de familia en las dos Secretarías a su cargo.
El Juzgado de Familia y Penal de Niños y Adolescentes es, en la actualidad, el fuero que mayor cantidad de juicios registra en el departamento Uruguay, siendo una de las dos jurisdicciones –junto a la de Gualeguaychú- que tiene la particularidad de ser un solo Tribunal con dos Secretarías a cargo. En él se atienden especialmente cuestiones civiles, pero, también, penales, de violencia familiar y de género y medidas de protección y excepcionales, donde se encuentran en juego intereses de niños y adolescentes en situación de extrema vulnerabilidad de derechos.
Mayor población, mayor intervención
La gran demanda actual obedece, entre otros motivos, a un mayor aumento de la población, lo que denota mayor litigiosidad, sumada a que el actual Derecho de Familia ha sufrido modificaciones sustanciales, lo que ha provocado un real incremento de causas por los numerosos institutos surgidos a partir de la sanción del Código Civil y Comercial de la Nación (ley 26.994), que entrara en vigencia el 1° de agosto de 2015.
En efecto –resaltó Torres- las nuevas figuras, como el denominado divorcio incausado, la unión convivencial, las modificaciones en los deberes y derechos del matrimonio, el matrimonio igualitario, el régimen patrimonial matrimonial de bienes luego del casamiento y sus consecuencias en el divorcio, las atribuciones del hogar en el caso de ruptura y la posibilidad de compensaciones económicas para las personas que quedan en una situación de desventaja, producto de la desavenencia matrimonial, entre otros, ofrece un abanico de posibilidades a la hora de litigar.
Luego -continuó el magistrado- tsurgieron categorías filiatorias nuevas, ya que a la figura de la adopción –a la que se le incrementa la adopción por integración- y por naturaleza, apareció una tercera como lo son las técnicas de reproducción humana asistida (TRHA).
Al preguntársele respecto al divorcio, Torres destacó que hoy tiene varias connotaciones, que se pretenden solucionar en una sola audiencia (artículo 438 del C.C.C.), surgiendo problemas delicados cuando existen hijos en común, pues allí aparece la responsabilidad parental (antiguamente denominada patria potestad), su cuidado (ex tenencia), el régimen comunicacional (antes denominado régimen de visitas), los alimentos y los aspectos inherentes a los bienes. Esos factores hacen que divorciarse sea hoy muy sencillo en cuanto a decretar la sentencia que pone punto final al vínculo matrimonial, pues ya no existen causales subjetivas ni un tiempo mínimo (ejemplificando que una persona que “se casa hoy se podría divorciar mañana”).
De ahí a que se sostiene que, si hay hijos en común, la audiencia es el marco propicio para arreglar todas esas cuestiones conexas, pues, de lo contrario, cada desacuerdo deberá tramitarse por separado. Eso provoca el “colapso dentro del Juzgado”.
Violencia de género
A esos asuntos se le debe sumar la violencia familiar y violencia de género. En este sentido, el doctor Andrés Torres, único juez de Familia de Concepción del Uruguay, aseveró que, desde 2010 –año en el que entró en funciones-, los casos de ese tenor se cuadriplicaron; destacando que de un promedio de 25 denuncias mensuales –registradas hace 8 años-, hoy se contabilizan “más de 100”.
Al indagarlo al respecto, dijo que parece deberse a que hoy las mujeres denuncian más y también a la existencia de otras leyes como la de violencia de género, ya que además de la ley provincial número 9.198 que atiende a situaciones de personas en grupos denominados convivientes, la ley nacional 26.485 tiene un espectro más amplio en cuanto a los distintos tipos de violencia a denunciarse (sexual, institucional, laboral, verbal, psíquica y psicológica, entre otras), aplicándose a personas no convivientes. Que todo ello –acotó- hace que “se trabaje en un Juzgado totalmente colapsado”.
El magistrado aseveró que -si bien él es la figura visible del Juzgado, cuenta con personal sumamente idóneo representado por dos secretarios especialistas en Familia, un equipo técnico interdisciplinario, conformado por un psicólogo, un psiquiatra y dos trabajadoras sociales, y empleados que dejan “la vida por llevar adelante su labor diaria haciendo incluso más de lo que humanamente pueden”.
No obstante ello –señaló- el sistema debería ser modificado, mencionando que haría falta la figura de otro juez para cada uno actúe con una Secretaría propia, aprovechando que ya hay una estructura armada. Y, si a ello, se le añadiría un psicólogo y un psiquiatra más, se pasaría a contar con dos equipos técnicos. El deseo es que, también, puedan sumarse dos empleados por Secretaría, con el fin de “trabajar de una mejor manera”.
Se trabaja sobre la urgencia
Hoy se trabaja sobre la urgencia y la cantidad de juicios existentes, parecen conspiran, muchas veces, contra la calidad del trabajo de la Justicia, admitió. Torres consignó que, por día, se toman entre cuatro y cinco audiencias, en las que se procura que haya un acuerdo o convenio entre las partes en vías de solucionar el conflicto sobre todo por el alto componente traumático de las cuestiones que pasan por ante esos estrados judiciales. La mañana se destina a esa tarea prácticamente, por lo que necesariamente se debe disponer de la tarde para firmar el despacho diario y redactar sentencias en los denominados juicios contenciosos (donde existe el conflicto en su máxima expresión). Por eso –repitió- “la figura de otro juez se tornaría primordial”.
En cuanto a la realidad actual del fuero, el titular del Juzgado de Familia manifestó que el Superior Tribunal de Justicia (STJ), máximo órgano provincial, presentó un proyecto de ley que contempla la creación de un cargo de juez de Familia para el departamento Uruguay, otro para Gualeguaychú y uno para Concordia. La iniciativa cuenta con la flamante aprobación de la Legislatura entrerriana, restando la promulgación del Ejecutivo provincial, para su publicación posterior y entrada en vigencia.
Trabajo en doble turno
En lo que hace a violencia familiar, Torres informó que el grueso de los casos se ve en los adultos, ya sea en parejas convivientes o no, con denuncias por agresiones físicas o psicológicas; también existe la violencia hacia los menores de edad y a los ancianos, esta última en menor medida (al menos lo que se denuncia).
“Estamos saturados y colapsados; el personal del fuero de Familia es el que más trabaja en la jurisdicción, el equipo técnico toma entrevistas cada media hora y trabajan dos horas a la tarde necesariamente”, remarcó. “Ello –dijo- repercute en la tarea diaria y en la salud del personal”.
“Después de que se dé ese gran salto (la creación de otro cargo de juez), un segundo paso sería el de estudiar la posibilidad de establecer cámaras de Familia, es decir Tribunales colegiados que atiendan estrictamente cuestiones de familias, tal como hay en Santa Fe, ello ante el aumento de la población y la litigiosidad en una jurisdicción como la del departamento Uruguay”, señaló.
En cuanto a las campañas de prevención, dice “que ayudan y crean conciencia, pero muchas veces no nos encontramos dotamos de la infraestructura necesaria (en áreas del Poder Ejecutivo se ve con mayor énfasis), por lo que las respuestas parecerían ser en algunos casos como insatisfactorias”, concluyó. (La calle)