Adrián Orellano estudió en la UTN de Concepción del Uruguay y, luego de pasar por varios trabajos, ingresó en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). En agosto será parte del lanzamiento del satélite Saocom, proyecto al que le dedicó los últimos cinco años de su vida.
Adrián trabaja en la Ciudad de Buenos Aires, de lunes a viernes y con horario de oficina. Pero, lejos está la vida del ingeniero en sistemas de información Adrián Orellano de parecerse siquiera una pisca a la de cualquier oficinista de camisa y corbata.
En 2012 se instaló en la capital y unos meses después ingresó en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, que dependía del Ministerio de Planificación y tras el cambio de gobierno es parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología, para integrarse en el proyecto Saocom, que significa Satélite Argentino de Observación con Microondas. Este joven profesional, que cursó sus estudios en la Escuela Rocamora y en el Colegio Nacional, y que desde chico lejos de jugar a la pelota era un apasionado leer e investigar sobre ciencia, logró desarrollar una fructífera y prometedora carrera dentro de la Conae, donde, según contó, “es imposible dejar de aprender”.
“Las funcionalidades del satélite son muchas, pero el objetivo oficial del proyecto es generar imágenes de la tierra, un mapa de la humedad del suelo. Generar un espectro de frecuencia que van produciendo capturas de pulsos electromagnéticos que se envían a la tierra. Esa información se procesa y genera imágenes que son distintas a lo que puede ver el ojo humano”, contó en diálogo con ElDía. Aunque aclaró que las herramientas de las que dispone el Saocom están lejos de agotarse allí.
“Tiene muchísimas aplicaciones, para nuestro país y para todo el mundo. Por ejemplo, sobre las enfermedades en la agricultura y sobre las posibles enfermedades en los seres humanos, y también todo lo que es el control de futuras catástrofes naturales relacionadas con la meteorología, ya que mide el nivel de humedad y la capacidad de absorción de la tierra”, relató. Todo proyecto espacial se divide en tres partes: operaciones, segmento de tierra y segmento de vuelo. En este último trabajan quienes se ocupan del diseño y la construcción del satélite; en el segmento de tierra se crean las herramientas para operarlo y en operaciones están quienes hacen este trabajo. Adrián trabaja en el segmento de vuelo, y dentro de éste en una de las tareas más importante del proyecto: el diseño del software y evaluación del SAR, que es el principal instrumento que tiene el Saocom. (La calle)