Había preferido el silencio y refugiarse en sus seres queridos. Desde esa trinchera combatió el dolor de perder un hijo, pero las mentiras y las figuras mediáticas le hicieron adoptar por única vez otra postura: contar su verdad a ElDía.
Fueron cuatro perros los que quebraron la tranquilidad del barrio. Esos ladridos retumbaron en cada esquina y contagiaron a otros. En cuestión de segundos ya eran más de diez. Silvia Mantegazza no tardó en notar que algo pasaba y abrió la puerta. “Este es Teo, el perro de Fernando”, fue lo primero que dijo al recibir a ElDía en la tranquilidad de su hogar, mientras acariciaba a uno de los cuatro alborotadores, un ovejero alemán que la familia rescató de la calle cuando era cachorro y al borde de la muerte.
Rafael, la pareja de Silvia, preparó el mate y pasaron al patio. Evidentemente ese lugar de la casa es el cable a tierra para la madre de Fernando. Allí, donde tiene sus plantas muy bien cuidadas y los árboles frutales, compartía los mates de la tarde con su hijo. Se descalzó, colocó los pies en el pasto, respiró profundo y comenzó a hablar.
“Ha sido muy difícil este tiempo, pero a su vez reconfortante por las muestras de cariño que he recibido, un apoyo que me ha conmovido, y tal vez empezándome a dar cuenta de lo que pasó”, comentó la mujer dueña de una voz que transmite paz, serenidad y dolor.
-¿Cómo era Fernando?
– Era muy independiente, pero siempre me avisaba cuando salía. ‘Me voy. No me esperen a comer’ me decía, o me mandaba un mensajito ‘no me esperes esta noche, voy a estar con mis amigos’. Como toda madre, a pesar de que tengan 50 años y viviendo en el mismo techo, una siempre está preocupada a ver qué le pasa.
-¿No era de salir mucho?
-No. Salvo cuando salía a las dos de la mañana, que se iba siempre a la madrugada, era la única vez que salía en moto y la iba a ver a esta chica (Nahir Galarza). Por eso no me preocupaba cuando me levantaba y me iba a trabajar y él no estaba. Sabía dónde estaba. Él no me lo decía directamente, pero la única vez que sacaba la moto de noche era para ir hasta allá, porque tenía dónde guardarla. En la calle no la dejaba.
Cuándo aparece Nahir en la vida de Fernando
-¿Qué sabía de la relación que tenían? ¿Le contó algo sobre ella alguna vez?
-No. Él directamente conmigo de eso no quería hablar.
-¿Cómo se enteró de la existencia de Nahir Galarza?
-Con esa denuncia que ella había hecho del secuestro. Yo me entero porque lo vienen a buscar a ‘Nando’ de Fiscalía para que declare como testigo. Yo no sabía nada. Yo estaba trabajando. Y me avisan que había un oficial de Justicia en mi casa buscándolo para llevarlo a Fiscalía. Él no sabía por qué era. Lo llamé, lo reté ¿Qué hiciste? ¿Te peleaste con alguien? ‘No mami. Yo no hice nada’ me dice. Él no tenía ni idea por qué era. Cuando llegué a Tribunales, Fernando estaba declarando y después el Fiscal me explicó todo. Me dijo que aparentemente por la cámara Gesell (porque Nahir Galarza tenía 15 años en ese momento) ya tenían un indicio de que era todo un invento.
-¿Por qué lo llaman a Fernando?
-Porque esta chica había puesto en su perfil de Facebook que Fernando era el novio. Entonces lo primero que se investiga obviamente es el entorno. Por eso lo llamaron a él a declarar. A raíz de todo esto yo me entero quién era el padre. ‘Tenga cuidado’ me dijeron. Entonces lo empecé a hablar a Nando. Él me había contado que la había conocido en el boliche, que habían salido una o dos veces y nada más. ‘No voy a andar más, la voy a cortar’, me decía, pero seguía. Nunca la quiso traer acá como novia.
-¿Nunca la conoció?
-La conocí una madrugada. Estábamos durmiendo y golpearon la puerta. Habrán sido las 4, en pleno invierno. Abro la puerta y era esta chica, preguntando por Nando. Solita. Entonces le digo ‘¿Qué necesitas?’. Dice: ‘¿Está Fernando?’. ‘No, no está. ‘¿Cómo que no está?’, me dice y ahí ya me cambió el tono. ‘No está Fernando. Salió’, y me contestó: ‘¿Cómo que no va a estar si estuvimos en el boliche y me dijo que venía para acá?’. Se ve que habían discutido en el boliche y Fernando para sacársela de encima le dijo ‘bueno, yo ya me voy para mi casa’. Y la gurisa se vino para acá. Me dio tanta bronca por cómo me trató. Le cerré la puerta y la dejé. La chica pidió un remis y se fue. Después me dio lástima, pobre gurisa sola, con frío, quedarse afuera. Después le conté a Nando y le dije que se dejara de joder con esta chica.
-Usted la llamó después de enterarse del crimen ¿Cómo obtuvo su teléfono?
-Porque Nando desde chiquito siempre fue muy alérgico. Tenía episodios donde se ahogaba y había que llevarlo al hospital para que le hagan nebulizaciones. Era alérgico a todo. A los ácaros, los cambios de clima, el polvillo, cualquier cosa le afectaba mucho. Entonces, dos por tres, cuando se ponía nervioso se atacaba y terminaba en el hospital. Aparte, por cualquier cosita que le dolía ya corría al médico, y se hacía todos los estudios. Entonces dos por tres caía al hospital y siempre estaba con ella y era ella quien me llamaba. Había veces que Nando discutía con su padre y ella me llamaba a mí contándome y diciendo que Nando estaba mal. Hacía de nexo. Por eso tenía el teléfono de esta chica.
-¿Siguió el caso? ¿Miró televisión?
– No. Sabía que se iban a decir muchas cosas que no eran ciertas. Era consciente de eso: Que iban a tratar de embarrar la cancha para que no se sepa la verdad. Desde un primer momento estuve muy segura con el Fiscal. Porque ya al mediodía del día que murió Fernando me dio el indicio de que era ella.
El peor momento de su vida
-¿Cómo se enteró de la muerte?
– Yo me enteré en mi trabajo. Justo había ido a prepararme un mate. Eran como las 8 de la mañana. Me dicen ‘Silvia, te busca la Policía’. Yo salí bromeando, ‘uy qué hice ahora que me mandan de a tres’. Pero cuando les vi la cara me callé la boca porque vi que tenían el rostro serio, que no era para broma. Y lo primero que se me pasó por la cabeza fue que Fernando estaba preso. Me pidieron un lugar para hablar en privado y ahí me dijeron que Fernando había muerto. Me preguntaron si era la mamá de Fernando Pastorizzo y me dijeron que lo habían encontrado muerto. Ahí se me vino el mundo abajo. Después me dijeron que había sido asesinado. ‘Lo encontramos con dos balazos, uno en la espalda y uno en el pecho’ me dijeron y yo les dije ‘fue una ejecución’. Eso me salió de adentro. Primero no sé qué reacción tuve. Fue un shock. Ahí me empezaron a preguntar si yo tenía algún enemigo, si conocía a alguna novia. Ahí les dije que hace mucho que tiene una relación con una chica y anoche fue a verla. Me dijeron si tenía algún contacto con ella y la llamé delante de ellos. Estaba dormida aparentemente. Entonces le pregunto ‘¿Fernando estuvo anoche con vos?’ Empezó a titubear y me respondió ‘sí estuvo anoche conmigo’ ‘¿Y a qué hora se fue de tu casa?’ ‘Eh… no sé’, me dice. ‘¿Por qué?’, me dice. ‘Por nada’, le digo yo. En ese momento no estaba ni llorando, ni estaba quebrada. Entonces me empezó a repreguntar: ‘¿Por qué?, ¿Por qué me preguntas?’ y me cambió el tono de voz. ‘Por nada, simplemente quería saber si Fernando estuvo con vos’. ‘¿Pero por qué me estás preguntando eso?’ y ahí me quebré. Le dije que estaba con la Policía y me acababan de decir que a Fernando lo encontraron muerto. Fue lo único que le dije. No le dije ni cómo ni nada. Se hizo la artista. ‘Confírmame tu apellido’ le dije, aunque yo sabía que era Galarza, pero era para que lo escuche la Policía. ‘Le voy a pasar tu teléfono a la Policía y seguro que te van a llamar porque fuiste una de las últimas personas que lo vio’, le dije y ahí le corté. No me imaginé nunca que hubiera podido ser ella, pero después que habló el fiscal conmigo me dijo: ‘caiga quien caiga, sea quien sea, haya policías o no en el medio, esto se va a esclarecer’.
-¿Cuándo cayó en lo que había pasado?
-En un primer momento estaba shockeada. Después te puedo asegurar que no me despegué del cajón, me lloré todo. Creo que eso me ayudó también. No despegarme de él y tomar conciencia de lo que había pasado. Tal vez todavía no me di cuenta de todo. Opté desde el primer momento en buscar ayuda psicológica. Yo sabía que esto no iba a ser fácil. Me ayuda un montón porque te saca, no sé si culpa es la palabra correcta, pero es la culpa de estar vivo y tener un hijo muerto. Me cuestionaba cómo salgo, cómo puedo estar tomando mate, disfrutando de estar al aire libre, disfrutando una pavada y tener un hijo muerto. Decir cómo hago esto si él está muerto. Cómo me permito disfrutar algo si él no está. La psicóloga me ayuda a entender que la vida sigue y la mejor forma de honrarlo es seguir.
La otra familia
-¿De los Galarza alguien la llamó en algún momento?
-Cuando fuimos a la audiencia de Gualeguay. La primera audiencia que ellos pidieron, tuve que ir. Nosotros llegamos primeros y nos pidieron que nos sentemos enfrente porque iba a llegar la chica. Nos cruzamos de asiento y entró ella. Al rato llegan los padres y los abogados de ella. Ahí el padre quiso demostrar su poder y saludó uno por uno a la cantidad de policías que estaban. Uno por uno les dio la mano como diciendo ‘acá mando yo’. Pero aparentemente quiso venir a saludarnos. Se venía hacia nosotros y lo frenó mi abogado. Le dijo que por lo menos a mí me iba a preguntar primero si yo quería el saludo. Le dije que no. Porque si él hubiera defendido a su hija y hubiera aceptado lo que hizo: que lo mató, le hubiera aceptado el saludo; pero después de todo lo que dijeron y ensuciaron, no les voy a aceptar la disculpa porque evidentemente era algo que no era sincero.
-¿Y el papel de los defensores qué le parece?
-Ni idea porque nunca lo escuché en televisión. He estado atenta a que no se tergiversen las cosas y al final Nando termine siendo el victimario. Pero me he dado cuenta a través de los medios gráficos que eso no pasó. Todas las estrategias que emplean se les están volviendo en contra. Nadie les cree. Todo lo que hacen es humo para tratar de vender otra cosa pero eso después lo van a tener que probar y sé que no lo pueden probar. Por eso estoy tranquila y tengo paz.
“Sos mío o no sos de nadie”
-¿Y con Nahir Galarza le gustaría tener una charla?
No. No la odio ni nada, pero me es totalmente indiferente por ahora.
-¿Por qué cree que lo hizo?
-Porque evidentemente tiene una psicopatía: ‘sos mío o no sos de nadie’, porque esto se desencadenó porque Nando dijo ‘hasta acá llegué’ y ella vio que esta vez era en serio. Porque él quería cortar, pero siempre volvía. Y me parece que esto se desencadenó porque ella se dio cuenta que esta vez era en serio. Él se iba y ya no lo iba a poder dominar más. No lo iba a poder tener más.
-¿Y cuándo la cruzó en los Tribunales?
– Cuando fuimos a Gualeguay yo no sé si ella estaba shockeada, o no se daba cuenta, pero estaba como si nada. En un momento me miró, porque yo sé que me miró, y bajó la cabeza como diciendo ‘yo lo maté y qué’. Aparte veía a la madre que estaba destrozada y ella la miraba y se sonreía. Ni un poco de sentimiento. La sensación que me dejó la madre es de una mujer totalmente sometida. Creo que todo esto es producto de algo que sale de la casa.
Un chico demasiado bueno para decir ‘No’
-¿Por qué Fernando no cortaba la relación?
-Era un chico demasiado bueno como para no decir que no. Le costaba decir algo que lastimara a la otra persona o la hiciera sentir mal. En cierta forma es muy parecido a mí. Terminamos en situaciones incómodas por no lastimar al otro. Así era Fernando. Era de tan buen corazón y quería ayudar a todo el mundo. Inclusive me he enterado de muchísimas chicas a las que ha ayudado a salir de situaciones feas. No sé si de violencia, pero que me dieron a entender que hasta de droga. A lo mejor no sé si estaba tan enamorado de esta chica, pero para mí era que la quería ayudar. Por ahí la veía tan mal, tan sola y tan inmersa en su entorno malo y nefasto. Tal vez ella se aferraba a él por eso, porque era un chico bueno. Y Nando quería enseñarle que había otra cosa, otra forma de ver las cosas.
-¿Cómo era de carácter?
-Siempre fue hipersensible. Demasiado sensible. Siempre sufrió mucho y le importaban mucho los otros. De chiquito me quedó grabado algo que pasó en primer grado. Él iba a la escuela Rawson y habían pasado dos o tres meses y un día viene preocupadísimo y me dice: ‘mami, te tengo que contar una cosa pero no me vayas a retar’ ‘¿Qué pasó?’ le digo, ‘un chico no tenía lápices para pintar porque es muy pobre, no podía comprarse, entonces yo les regalé los míos’. A mí se me hizo un nudo en la garganta. Él era así. Era puro corazón y de ayudar. Tal es así que mi mayor orgullo fue cuando terminó séptimo grado que fue elegido mejor compañero por el Rotary Club. Fue elegido mejor compañero por el corazón que tenía.
Las estrategias de la defensa
-Cuándo escuchabas que la defensa decía que Fernando era violento, ¿qué pensabas?
-No. Es imposible. ¿Una persona que toda la vida desde que nació se crió con animales y no es capaz de pegarle a un animal porque le daba lástima, pensás que puede ser violento y pegarle a una persona? Yo no. Estoy segura que no. Incluso se ponía mal cuando se enfermaba algún perrito y había que llevarlo a un veterinario. Ni siquiera en la escuela jamás tuvo una pelea con otro chico. Jamás tuve una queja de él.
-También se intentó plantar la idea que era drogadicto
-Él era estricto. Se vivía haciendo chequeos médicos y cada tres meses análisis de sangre. Estaba medicado por la presión nerviosa y calculo que toda esta presión nerviosa ha sido producto de todo el infierno que vivía con esta chica. Un chico de 20 años medicado para la presión… le hicieron todos los estudios habidos y por haber para determinar de dónde venía esa presión y por problemas físicos no le encontraron nada. Vivía cada tres meses haciéndose análisis. Un chico drogadicto no se va a someter cada tres meses a un análisis de sangre.
El viaje a Brasil: la prueba irrefutable
-¿Qué sabía del viaje de Fernando a Brasil con los Galarza?
-No me quiso decir con quién se iba. Él era mayor y no precisaba mi autorización. ‘Nando decime por favor cómo te vas a ir a Brasil y no saber con quién’ le decía yo y me decía que se iba con un amigo y los padres de ese amigo. ‘Mami no te preocupes. Te voy a mandar mensajes todos los días. Voy a estar bien. Y si me pasa algo te vas a enterar enseguida. No quiso decir con quién iba. Me enteré recién ahora con quién se había ido.
-¿Cuándo salió la foto en los medios?
-Claro. Me impactó mucho esa foto. Me di cuenta enseguida que él no estaba a gusto ahí. Porque era típico de él cuando estaba molesto poner los bracitos cruzados, tenía la cara de que no estaba bien. Con él tenía una comunicación muy especial. A mí no me precisaba decir cómo estaba ni lo que sentía, porque yo con mirarlo me daba cuenta. A mí me impactó mucho esa foto, verlo con esos bracitos cruzados y siempre apartado de la familia. Como que fue obligado. Como que no la estaba pasando bien.
-¿Y cómo estaba cuando volvió?
-Bien. Charlamos de cómo le había ido y eso. Me contó de los lugares en los que había estado, pero nunca me enteré con quién había ido. Él sabía que estaba haciendo algo mal y no me lo quería decir. Pero mal por el sentido que sabía que a mí tampoco me gustaba que estuviera con esa chica. No por el solo hecho de que sea la chica, porque no soy quién para juzgar. Sabía cómo venía la mano del otro lado. Se ponía molesto cuando el celular no paraba de sonar por los mensajes de whatsApp. Él los miraba y se molestaba mucho. Por ahí estaba jugando a la Play o estaba mirando un partido y era mensaje tras mensaje.
-¿Nunca le preguntó quién lo mensajeaba tanto?
-No. Sabía que iba y venía con esta gurisa. Sabía que últimamente ya no se veían tan seguido. Como que él estaba queriendo cortar. Desde mucho antes de Navidad él no iba a la casa a verla. Aparentemente se encontraron en el boliche en Navidad y fue esa noche del 29 que salió a verla. Lo había bloqueado y lo desbloqueó no sé con qué excusa y lo hizo ir para allá.
-¿Está preparada para afrontar el juicio y escuchar lo que se diga?
-Sí. Por eso busqué la ayuda psicológica enseguida. Porque tal vez no hice todavía el duelo. Pero si no tenía ayuda y no me sacaba un montón de cosas, si no estaba medianamente preparada, creo que no iba a resistir el juicio. Entonces busqué enseguida pedir ayuda para llegar. Sé que va a ser duro, y si bien estoy tranquila por lo que era Fernando, ellos van a decir un montón de barbaridades. En eso soy consciente.
Fuente: El Día