El hombre de 38 años estaba internado desde el 4 de enero en Gualeguaychú. La esposa apuntó a la granja avícola donde trabajaba que, según la denuncia, está plagada de ratas y sin las condiciones sanitarias mínimas.
Desde la departamental de Gualeguaychú confirmaron el deceso de un trabajador avícola que estaba internado desde el 4 de enero en una clínica privada de esa ciudad, por una posible zoonosis a determinar.
Waldemar Migueles, de 38 años, falleció producto del agravamiento de un cuadro virósico compatible con el hantavirus o la leptospirosis. Su familia radicó una denuncia policial que ya fue derivada al fiscal en turno, donde se apunta directamente al criadero de pollos donde trabajaba ya que indican que el lugar estaba plagado de ratas, vector de estas enfermedades.
El fiscal dispuso la autopsia sobre el cuerpo de Migueles para conocer la causa específica de su deceso, en tanto se aguardan los resultados de las muestras serológicas enviadas a laboratorios de alta complejidad ubicados en Santa Fe y Buenos Aires.
El comisario mayor Carlos Pérez, confirmó la denuncia radicada por la esposa de Migueles, Marisa Verón, quien es enfermera y quien ya había denunciado el caso ante el nodo epidemiológico zonal en el hospital Centenario de Gualeguaychú.
La mujer señala la responsabilidad de la muerte de su esposo a las malas condiciones laborales en las que se desempeñaba en una granja avícola ubicada en la ruta provincial 16, para la firma Domvil SA, donde «hay muchas ratas que orinan la comida de las aves y los trabajadores no tienen ninguna protección sanitaria», había afirmado.
En diálogo con el programa Entre Mate y Mate de Aire Libre online, el comisario Pérez indicó que el estado del hombre se agravó en los últimos días sin un diagnóstico preciso y que el fiscal había ordenado practicarle una autopsia.
«Plagado de ratas»
El malestar de Waldemar comenzó el 20 de diciembre. Días antes de su fallecimiento, su esposa relató a Infoner que el hombre quiso seguir trabajando. «Siempre le preocupa cuidar su empleo. Tanto, que no quería decir nada de lo que sucede ahí adentro, y los otros muchachos tampoco por temor a perder el trabajo», había aseverado.
La planta, ubicada en la ruta provincial 16, cerca de Larroque, tiene unas 15.000 aves repartidas en cuatro galpones. «Las ratas y ratones se ven ven todo el tiempo, yo las vi. Andan entre la comida de las aves, correteando entre los galpones. Se ven las heces», había relatado.
Los empleados «no tienen protección sanitaria, trabajan sin barbijos, sin guantes, tienen un solo equipo de ropa para cada uno que lava una vez por semana la esposa del encargado. Los hacen bañar en el establecimiento antes de retirarse cada día. Los limpian para salir, pero adentro no hay condiciones de cuidado».
«Los galpones y el lugar donde comen los empleados; a veces ponen hasta la comida sobre las gavetas de los insecticidas –afirma Marisa Verón, hablando por su compañero Waldemar-. No hay un sitio o comedor para ellos, ni siquiera una habitación aparte. Nadie ha ido a instruirlos sobre la higiene y seguridad adecuadas. No cuentan con artículos de limpieza como cloro o lavandina. Toman agua de un pozo, no de red. En cuanto al alimento para las aves, es cascarilla de arroz que viene en bolsas de 50 kilos que ellos deben fraccionar en otras 35 individuales. Las ratas pasean y orinan sobre las bolsas. Vuela polvillo que ellos inhalan», ejemplicicó.
Denuncia epidemiológica
La denuncia ingresó el 4 de enero al área de Vigilancia Epidemiológica a cargo del doctor Diego Garcilazo, quien confirmó la investigación del caso. «Migueles padecería de hantavirus o leptospirosis o alguna clase de gripe», había expresado. Los análisis pertinentes no pueden completarse todos en Entre Ríos, por lo cual, irán unos a Buenos Aires, otros a Santa Fe y otros se harán en la capital de nuestra provincia. Los resultados tardarán aún una semana por lo menos.
Fuentes: Aire Libre, Infoner, UNO.
AUDIO: Falleció el hombre que estaba internado por leptospirosis en Concepción del Uruguay