Este 19 de septiembre se celebra en Argentina el Día de las Personas Sordas con el objetivo de sensibilizar a la población acerca de la realidad en la que están inmersas las personas sordas y promover su integración social y cultural.
La sordera se define como la disminución de la capacidad auditiva. Esta disminución puede ser parcial o absoluta.
Esta fecha se estableció para conmemorar la sanción de la Ley 1.662, el 19 de septiembre de 1885, que estableció la creación del Instituto Nacional para Sordomudos. El mismo se construyó en Buenos Aires y se convirtió en la primera escuela oralista del país.
La sordera se define como la disminución de la capacidad auditiva. Esta disminución puede ser parcial (hipoacusia) o absoluta (cofosis).
Según el Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina, la discapacidad auditiva constituye el 18% de las discapacidades. La cual se reparte en un 86,6% de dificultades auditivas y un 13,4 % corresponden a sorderas.
En tanto la hipoacusia afecta a entre 700 y 2.100 niños al año por lo que su detección precoz es de gran importancia para el desarrollo de la persona.
La integración de personas con disminución auditiva, sea parcial o absoluta, requiere de algunas simples técnicas que facilitan la comunicación:
– Establecer contacto visual antes de comenzar a hablar. De esta forma la otra persona puede ver claramente el rostro.
– Acompañar las palabras con gestos, sin sobreactuarlos.
– Hablar con naturalidad. No hablar deprisa, ni demasiado despacio.
– Si no comprende una frase, explicarla nuevamente pero con diferentes palabras o escribirla.
– Evitar comer o fumar mientras habla.
– No cubrirse el rostro, especialmente la boca, con las manos.
Entre los objetivos de integración de la persona sorda se encuentran:
– Promover el desarrollo de la Lengua de Señas Argentina desde los primeros años de vida de las niñas y niños sordos.
– Fomentar la educación bilingüe para sordos en todo el país.
– Incrementar la cantidad de videos educativos accesibles para sordos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente la mitad de los casos de pérdida de audición pueden prevenirse fácilmente y muchos pueden tratarse si se detectan prematuramente.