Otros dos policías federales retirados que se desempeñaron en julio de 1976 en la Delegación de Concepción del Uruguay, reconocieron al represor José Darío Mazzaferri como oficial superior encargado de la oficina técnica. Las declaraciones de Ernesto Parlatto y Mario Miret fueron coincidentes a las de otros policías federales retirados que ya testificaron en el debate. El viernes pasado, la presidenta subrogante del Tribunal Oral Federal (TOF) de Paraná, la rosarina Beatriz Caballero de Barbani, se constituyó en Concepción del Uruguay para dirigir la inspección ocular que se hizo en el lugar donde aconteció la detención ilegal, torturas y vejaciones contra un grupo de estudiantes secundarios. El plenario se reanudará el 29 y 30 de junio con los alegatos de las partes. Para el 6 de julio está previsto el adelanto de sentencia.

Ernesto Conrado Parlatto reconoció que entre mayo y junio de 1976 entró como agente de la Delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal. En la declaración que dio este lunes, describió el edificio y ubicó la oficina técnica en la planta superior. “Yo no tenía acceso ahí”, dijo de entrada, pero ante las preguntas de la Fiscalía recordó que en esa habitación trabajaba Julio César Moscardón Verde Rodríguez y “como encargado había un oficial, Mazzaferri creo que se llamaba”, deslizó y graficó que “siempre lo veía vestido de civil”. Agregó que a ese espacio se accedía por una escalera “redonda”, tipo caracol y que allí “se archivaban legajos de personas”. También asentó que en el edificio había calabozos.

El policía federal retirado manifestó que en julio de ese año, un grupo de “entre 8 y 10 chicos”, menores de edad, estuvieron alejados en la Delegación. Añadió que los jóvenes del secundario permanecían “en el Casino”, una de los espacios del lugar. “Llegué una mañana y los chicos ya no estaban, habían salido. Pero creo que estuvieron detenidos por algo político, porque me lo comentaron.

Primero, Parlatto dijo que no recuerda los nombres de los jóvenes alojados en forma ilegal, pero la memoria no le falló en el caso de Carlos Martínez Paiva. Luego, la insistencia de las preguntas le ayudó a arrojar algunos nombres del grupo de jóvenes: (Juan Carlos) Rodríguez, (José Pedro) Peluffo y (Roque) Minatta. “Nunca nadie me dijo que los hayan golpeado a los chicos. Ellos siempre estaban sentados en el casino, en las sillas, tranquilos. Creo que permanecían alojados por orden del Ejército, pero no estoy seguro”, declaró.

Por último, describió el trato que tuvo con Mazzaferri como “el de cualquier superior, normal”.

Mario Miret también es policía federal retirado y estuvo en la Delegación de Concepción del Uruguay durante el período de tiempo investigado. Al igual que el testigo que lo antecedió, Miret ubicó a la oficina técnica en el piso superior, accediendo por “una escalera redonda”. Relató que a ese lugar accedía Mazzaferri y otros oficiales. “Mazzaferri era un muchacho joven”, acotó. Manifestó que en esa parte de la Delegación, también había una habitación con dos o tres camas para “descanso de los oficiales de guardia”.

Admitió luego que en julio del ’76 hubo en el lugar un grupo de jóvenes alojados en el casino. “Creo que los ví dos días”, señaló y descartó que hayan estado golpeados. Dijo además que en la Delegación había “dos celdas” pero nunca vio detenidos en su interior. Unos minutos más tarde, se contradijo al sostener que en el lugar “estuvo detenido Martínez Paiva”. Para intentar salvar su declaración, Miret relató: “Supe que estuvo detenido Martínez Paiva pero nunca lo ví. Lo supe por comentarios”.

 

El azote de Dios

Juan Carlos Castaño fue policía federal pero en la Delegación de Tandil. En concreto no aportó información sobre los hechos acontecidos en julio de 1976 en Concepción del Uruguay, pero dijo conocer a Mazzaferri porque fue su superior en esa ciudad bonaerense.

“Hasta el invierno del ‘91 fue una persona normal”, arrancó el testigo. Luego explicó que un día, Mazzaferri castigó a dos oficiales que habían pedido no hacer una guardia en el casino de Tandil. Dijo que la sanción consistía en que los oficiales cumplan guardia “por 30 días, sin feriados ni francos, de 0 a 6 de la mañana, permaneciendo parados arriba del techo de la delegación”. “Era una tortura porque las temperaturas eran bajo cero”, acotó. Por lo cual, durante su guardia eximió a los oficiales de cumplir esa orden.

Según su relato, Castaño intentó que Mazzaferri depusiera el cometido pero lo que logró fue que Mazzaferri le diga: “Castaño, yo en Entre Ríos fui el azote de Dios y acá me estoy, como subcomisario”. “El azote de Dios es sangre, barbarie y castigos”, dijo, en referencia al huno Atila, conquistador del Imperio Romano en el siglo V.

 

Plenario

José Darío Mazzaferri está acusado de integrar una asociación ilícita, en el marco de un plan sistemático de persecución y exterminio de militantes populares, y por delitos que se resumen en allanamientos ilegales de domicilio, secuestros y tormentos a un grupo de ocho estudiantes secundarios que permanecieron confinadas en esa sede policial. El tribunal que lo juzga está integrado por los rosarinos Beatriz Caballero de Barabani, Otmar Paulucci y Jorge Gallino.

El debate pasó a un cuarto intermedio y se reanudará el 29 y 30 de junio para los alegatos de parte. En tanto, el 6 de julio está previsto que el imputado pronuncie sus últimas palabras y se conozca el veredicto. (Análisis)

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