El 13 de marzo de 2023 el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú condenó a 14 años y 6 meses de cárcel al exintendente de Gilbert, en el departamento Gualeguaychú, Ángel Constantino (PJ) al hallarlo responsable de tres casos de abuso sexual a mujeres.
El monto de la condena -que firmaron los jueces Mauricio Derudi, Alicia Vivian y Arturo Dumón- resultó sensiblemente menor a la pedida por el Ministerio Público Fiscal y la querella, 17 años de cárcel para Constantino, quien desde mayo de 2o22 y hasta que finalizó su mandato, en 2023, estuvo en uso de licencia al frente del Municipio de Gilbert.
En agosto de 2023, la Cámara de Casación Penal de Concordia confirmó el fallo. El voto de la vocal María del Luján Giorgio desacreditó las alegaciones de la defensa, y confirmó lo resuelto por el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú. «En conclusión -señaló Giorgio-, desde la lógica explicitada sobre la base de un universo procedimental examinado en autos, el que luce atestado de pruebas plenas, directas e indirectas, disciplinarias y científicas, además de inferencias indiciarias unívocas que coadyuvaron a certificar la conductas sexuales ilícitas perpetradas por el justiciable y de las que fueron objeto pasivo las denunciantes, impensado hubiera sido conjeturar que las tres narrativas hubieran sido producto de un relato consensuado intencionado para perjudicar al encartado, sin ganancia alguna verificable, paralelamente a lo cual fueron constatados los altos daños colaterales que afrontaron en aquella localidad tan pequeña como prejuiciosa, dicho lo cual -en cuanto a mi postura respecta- no será de recepción».
Y el 3 de abril de 2024 la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (ST) rechazó la impugnación extraordinaria y se inició el camino hacia la condena efectiva en una unidad penal. En su voto, la vocal Claudia Mizawak planteó que «el embate defensivo adolece de una seria y razonada crítica del fallo casatorio cuya revocación se pretende, lo cual constituye un déficit no menor en términos de idoneidad recursiva». Y señaló que «la defensa insinúa que la sentencia ha sido producto de una fuerte presión social de grupos feministas».
Pero la jueza sostuvo que el juzgamiento con esa ineludible perspectiva de género «no implica de ningún modo relajar o modificar el estándar probatorio o prescindir de las reglas del debido proceso propios de un sistema acusatorio: oralidad, publicidad, inmediación y bilateralidad (…). En función de ello, es necesario destacar que en este caso particular son tres las mujeres víctimas que denunciaron y declararon en juicio reafirmando sus dichos cargosos, a diferencia de los precedentes mencionados donde los hechos investigados involucraban a una sola víctima frente al victimario y además se retractaron en la etapa del juicio oral».
En todo este tiempo luego de la condena de primera instancia, Constantino vivió en Gilbert con arresto domiciliario y atendía una pollería. La última semana esa situación cambió: el juez de Ejecución de Penas de Gualeguaychú, Carlos Alfredo Rossi, dispuso su alojamiento en la Unidad Penal El Potrero, del sur de Entre Ríos. Allí cumplirá la pena.
María del Luján Aguirre, una de sus víctimas, soportó el acecho de animal en celo: era empleada en la Municipalidad de Gilbert cuando Constantino la acosó de un modo voraz. Una vez se encontró con Constantino en la cocina del Municipio, y éste le pidió: “¿Te podés correr un poquito?”, pero el pedido vino acompañado de una mano que le recorrió la cola. María del Luján se lo recriminó, pero el intendente respondió con tono desafiante: “Nadie es imprescindible acá, así que si no te gusta, te podes ir”.
-¿Te da cierta paz el hecho de que Constantino esté en prisión?
-¿Cómo fue haberlo denunciado y que siguiera al frente de la Intendencia?
-Fue doblemente difícil. La gente no nos creía. Nos hacían cosas. A mí, puntualmente, me seguían. Una vez me tiraron el auto encima, y la persona que manejaba es empleado de la Municipalidad, amigo muy cercano de Constantino. En ese momento yo había ya vivido tantas cosas, ya estaba sobrepasada de todo. En principio me retiré con una licencia por tratamiento psicológico, por estrés laboral. Fueron treinta días que estuve fuera, que no estaba trabajando y luego vuelvo. Pensé que podía ser diferente cuando volví y sí, fue diferente: pero no como yo pensaba para bien, que se iba a dar cuenta que me estaba molestando de verdad. Fue peor. Después de la denuncia, seguía mandándome mensajes. Hasta que en dos oportunidades apareció en mi casa. Una vez yo no estaba; y la otra sí, y lo atendió mi hijo, que ahora tiene 16 años. Ese día que vino a mi casa yo me asusté un montón porque me dijo cosas delante de mi nene y creo que ese fue el detonante o el clic que me hice pensar que era muy peligroso. A él no le importaba nada y ahí fue cuando decidí que iba a hacer la denuncia porque sabía que si yo hacía esa denuncia me iban a dar medidas para que él no se acercara a mí.
-Aún con lo que viviste, ¿reivindicas el hecho de denunciar este tipo de violencia?
-Sí, sí, sí. Sé que es muy difícil, porque para mí no fue fácil. Pero cuando se comparte con otras personas que han pasado por lo mismo es un poco más aliviado. Viví situaciones límites, me sobrepasó en un momento toda esta situación, pero compartido siempre es más aliviado. Es muy importante contar, no callarlas. Y hacerlo a tiempo, para que no prescriban.
-Se hizo justicia finalmente.
-Sí, totalmente. Fue un proceso largo, muy duro, pero para nosotros, por llamarlo de alguna manera, fue un final feliz porque pudimos buscar justicia y hoy podemos decir que la tuvimos.
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