El logro inédito de haber alcanzado un superávit financiero en enero tuvo en la licuación de los ingresos de los pasivos su principal explicación. La estrategia trajo dudas sobre su sustentabilidad y hasta quejas de un ex asesor de Javier Milei.
La principal variable de ajuste que explicó el equilibrio fiscal de enero —el primero desde mayo de 2011— fueron los haberes jubilatorios, los cuales sufrieron un severo desplome en cuanto a su poder adquisitivo durante los últimos 3 meses. Los reportes del resultado fiscal del primer mes del año fueron claros en el peso que tuvo el atraso de los ingresos de jubilados y pensionados en el recorte, mientras que analistas alertaron respecto a que perdieron hasta 28% en términos reales, es decir, teniendo en cuenta la inflación.
Cabe recordar que de acuerdo a la fórmula de movilidad jubilatoria las jubilaciones aumentarán 27,18% en marzo y en el caso de aquellos que cobren la mínima recibirán un bono de $70.000. Así, entre el aumento y el adicional, esta llegará a los $204.000. Esa cifra compara con una inflación que acumuló más del 51% en diciembre y enero.
En enero el gasto en jubilaciones y pensiones contributivas se redujo en $885.074 millones. De esta manera, los jubilados tuvieron una participación del 33% en la baja interanual del gasto, según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Fue, por lejos, el ítem que más ayudó a alcanzar el superávit.
La situación trajo críticas impensadas. Uno de los que reaccionó fue el ex asesor económico del presidente Javier Milei, Carlos Rodríguez, se quejó de haber cobrado la misma jubilación que en enero y diciembre y cuestionó el superávit fiscal.
“Acabo de cobrar mi jubilación de Febrero. Es el mismo monto que el de Enero y que el de Diciembre (descontando aguinaldo). Me parece que me están licuando la jubilación…con razón dicen que tienen superávit fiscal. ¿Es esa la manera de reducir el gasto público que recomienda el manual de Economía Austríaca?”, aseguró el economista en un posteo de X.
En diálogo con Infobae, Rodríguez afirmó que entre la inflación de diciembre (25,5%) y enero (20,6%) y la esperada para febrero (alrededor del 15%) habría un aumento acumulado del 74% y la caída en el valor real de la jubilación es de $100 a $57. “Perdiste 43% de poder adquisitivo en esos tres meses que es muchísimo para un jubilado”, precisó.
Rodríguez sostuvo que la variable de ajuste han sido los jubilados y los sueldos de los empleados públicos, que no es una situación sostenible y que los ingresos, que junto con la reducción del gasto en seguridad social permitieron alcanzar el superávit fiscal en enero, son ficticios.
Según fuentes oficiales, durante enero, el Sector Público Nacional (SPN) registró un superávit financiero de $518.408 millones (0,2% del PBI), producto de un superávit primario de $2.010.746 millones y del pago de intereses de la deuda pública neto de pagos intra-sector público, que alcanzó los $1.492.338 millones. Es el primer superávit financiero desde agosto de 2012, y el primer superávit financiero en un mes de enero desde 2011.
“La estrategia de equilibrar las cuentas públicas en base a la licuación de jubilaciones es muy endeble. Por un lado, porque tiene un impacto muy regresivo y genera tensiones políticas. Por otro, porque aumenta las demandas judiciales contra la ANSES debido a que la justicia previsional no tolera la licuación de jubilaciones. No es la primera vez que el ajuste fiscal se sostiene licuando jubilaciones, pero nunca con este nivel de intensidad. La principal conclusión es que el superávit de enero es positivo, pero muy precario”, indicó un informe de IDESA.
En cuanto a febrero, el economista Jorge Colina aseguró que, suponiendo una tasa de inflación del 15%, que es la que el gobierno espera; la licuación en las jubilaciones habrá sido de 28% respecto al valor que tenía en diciembre. “Incluso con el aumento, la pérdida en marzo será de 18% respecto al último mes de 2023″, detalló.
De acuerdo a IDESA, “el monto en diciembre del 2023 ($105.713) es inferior al promedio de todo el 2023 y se ubica cerca del menor valor que tuvo en el siglo que fue el del 2002. Dado que las jubilaciones se ajustarán recién en marzo del 2024 y que la inflación en enero fue del 20%, el valor real de las jubilaciones en ese mes fue el equivalente a $88.094 a precios de diciembre de 2023. En febrero seguramente se ubicará por debajo del valor real que tenían en el 2002. Es decir, en febrero, las jubilaciones tendrán el menor valor real del siglo XXI”.
El instituto, en un reciente informe, comparó el efecto del recorte sobre las provincias —hoy en el centro de la escena a nivel político— y sobre las jubilaciones y pensiones. Estimó que el golpe fue 10 veces mayor para los pasivos.
“Yo no vivo de mi jubilación, pero es injusto. Pagué toda la vida la máxima y me jubilé con la máxima. Eso no es justificativo para que me digan, como me dicen los trolls, ‘cobras mucho, aguántatela’. Hay muchos que tienen menos. A los jubilados formalmente no le dieron nada, cero”, manifestó el economista”, manifestó Rodriguez.
Por otra parte, el gobierno, que había incluido en la Ley Ómnibus la eliminación de la fórmula de movilidad jubilatoria actual, aumentos por decreto hasta abril y luego actualizaciones por inflación, afirma que la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados se debe a dicho mecanismo de incrementos. Este contempla ajustes trimestrales basados en el 50% de los ingresos de la ANSES y el otro 50% en el Indice de Salarios.
Al respecto, Rodríguez opinó: “Le dicen a los jubilados que es culpa de Alberto Fernández y es una venganza política por el rechazo a la Ley Ómnibus. Podrían haber hecho un pacto para ajustar la fórmula ya mismo”.
“No puede seguir jorobando a los jubilados. La fórmula anterior hubiera funcionado con las inflaciones que tenía Alberto que eran muchisímos más bajas, no del 25%”, aseguró.
Infobae