La ministra de Salud dijo que se está reforzando el monitoreo a grupos de riesgo. Podrían hacer testeos en cárceles y en poblaciones expuestas.
Por la pandemia del coronavirus nuestra sociedad se está adaptando a profundos cambios culturales, porque si bien se trata de una emergencia sanitaria, en el fondo lo que está en juego es la capacidad de asumir que incorporar nuevos hábitos dependerá del compromiso individual. La cuarentena, en su cuarta fase, y el paquete de medidas preventivas para que los contagios no se multipliquen, serán parte de nuestra vida cotidiana por un largo tiempo. En Entre Ríos el cuadro de situación epidemiológica está controlado, con 29 casos confirmados de Covid-19, es una de las provincias que comenzaron a flexibilizar nuevas actividades económicas y habilitó las salidas de esparcimiento. Así lo detalló en una entrevista con UNO la ministra de Salud, Sonia Velázquez, en la que se refirió a las políticas públicas instrumentadas para contener el virus, siempre siguiendo una estrategia que permita reducir la propagación del contagio. En sus definiciones más salientes, la titular del Comité de Organización de Emergencias Sanitarias (COES), dijo que “la circulación comunitaria va a suceder, porque el virus busca circular y no podemos vivir eternamente en cuarentena. Ahora que se han habilitado las actividades económicas, inferimos que a mayor circulación de población, la circulación viral va a ser mucho más importante. De hecho es así en las etapas donde circula cualquier virus respiratorio, ya sea la influenza y la bronquiolitis”.
—Con la habilitación del comercio minorista, de la industria y el permiso en algunas localidades para el esparcimiento recreativo, ¿crece la preocupación por el mayor flujo de personas?
—Preocupa y nos mantiene alerta al sistema de salud, y sobre todo al área de Epidemiología. Seguimos en cuarentena, por si alguien no registró o piensa que salimos de la cuarentena, lo mismo que el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Y cuando planteamos el protocolo del esparcimiento responsable lo hicimos con características que pudieran ser cumplidas por la ciudadanía. Porque las conductas escapan al monitoreo de la estrategia sanitaria, lo que tiene que respetarse es un contrato social entre la ciudadanía y los tomadores de decisiones. Eso tiene que seguir vigente con la concientización de que esto no es algo que tenemos que subestimar, porque la propagación del virus se va a dar. Y nosotros necesitamos que la propagación tenga elementos de contralor y de contención, para que pueda ser escalonada, que pueda ser en forma progresiva. Y que quienes estén inmunológicamente más fuertes puedan transitarlo con una sintomatología leve, y con los adultos mayores podamos realizar todas las acciones para poder protegerlos. Son los que menos defensas tienen, y son los que van a necesitar seguramente esa unidad de internación más crítica. Y ahí es donde hacemos más hincapié, en la necesidad de seguir concientizando a la población de que la responsabilidad ciudadana tiene que seguir”.
—Teniendo en cuenta la alta vulnerabilidad de los adultos mayores, ¿cómo se ejecutará el protocolo en caso de detectarse un caso positivo en los geriátricos?
—Para las residencias de larga estadía tenemos un protocolo específico, el que articulamos junto con el Ministerio de Desarrollo Social. Abarca no solo a las personas que van a acompañar el oficio de la limpieza y del cuidado de la infraestructura, sino de quien atiende: se tiene en cuenta que no tenga ninguna afección respiratoria, que no presente fiebre ni ninguna sintomatología compatible con un caso sospechoso. Y también que no haya venido de un lugar de circulación activa. También llegamos a cada uno de los geriátricos con la vacunación. Tenemos la realidad de geriátricos que no están habilitados, pero también decimos que en esta etapa de pandemia no estamos con lo punitivo en cuanto a revisar el componente de la habilitación. De alguna manera queremos llegar para proteger y para cuidar. Un caso que se nos pueda presentar en un geriátrico nos puede modificar el mapa epidemiológico, por eso estamos tratando de llegar a cada una de las instituciones públicas o privadas que tengan allí su residencia adultos mayores. Se comenzó con un monitoreo a cargo de un equipo entrenado en cada uno de los lugares, que está siendo acompañado por el coordinador del programa de Adultos Mayores del Ministerio de Salud y al que se sumará el Ministerio de Desarrollo Social. El objetivo es llegar con protocolos de trabajo y de acompañamiento.
Las cárceles y la pandemia
—¿Cómo se trabaja en mejorar las condiciones sanitarias de las unidades penitenciarias de la provincia?
—Otro de los sectores que vemos con mucha preocupación son las instituciones que tienen población en contexto de encierro. El martes mantuvimos una reunión con autoridades del Servicio Penitenciario y el Ministerio de Gobierno, y en este marco hay un equipo que viene trabajando en la adaptación del protocolo nacional. Y que ha venido teniendo instancias de reuniones con las áreas de penitenciarias, así como también con las áreas de sanidad. Hicimos un plan de trabajo en el caso de cómo sería un escenario en el caso que hubiera un caso sospechoso confirmado; cómo haríamos la ruta de la atención del paciente, tanto si es un paciente con características clínicas leves, moderadas o críticas. Es porque a las instituciones de salud es donde llega la población carcelaria para atenderse y como se requiere de medidas de seguridad que brinda la fuerza policial, hay que armar un dispositivo que tenga en cuenta esta situación.
Población vulnerable
—¿Desde el COES están reorientando la estrategia hacia los sectores de mayor fragilidad social, como pueden ser los barrios populares?
—Por la nueva modificación de la definición de caso sospechoso, se tendrá en cuenta para definir el ingreso de muestras o testeos a población que venga de una región de alta densidad poblacional y de alta vulnerabilidad social, a lo que se agrega la población en contexto de encierro. Entonces se va a considerar la sintomatología compatible con un caso sospechoso, de acuerdo a lo establecido por la Dirección Nacional de Epidemiología, y así va a ser tenido en cuenta para ser ingresado como caso en estudio. La otra instancia que se resolvió en el Consejo Federal de Salud (Cofesa) es la posibilidad de que podamos tener las provincias de definir un universo poblacional para realizar un testeo que permita investigar carga viral, que no es lo mismo que una herramienta de diagnóstico.
—¿A qué cantidad de población y qué sectores geográficos se piensa testear?
—Nosotros habíamos planteado ingresar a un protocolo, pero en este caso es muy probable que se nos pueda autorizar para que lo hagamos con PCR (prueba de diagnóstico para determinar si una persona está infectada o no de coronavirus), en tiempo real que es el método que se utiliza en nuestro laboratorio de Epidemiología provincial. Va a ser un estudio importante para ver si hubo circulación del virus. Estuvimos en una primera instancia con el director nacional de Epidemiología y el director de Atención Primaria, porque son muchos los factores que vamos analizando antes de tomar una decisión institucional. Puede ser en ciudades o en poblaciones más expuestas, como por ejemplo en recursos humanos de Salud, puede ser en población en contexto de encierro. Son características que nos hacen singular a la hora de tomar decisiones de tipo sanitaria y política. Cuando se toman estas definiciones en el seno del equipo del COES se interconsulta con el gobernador. Bordet ha ido acompañando cada una de las decisiones que hemos emitido, incluso las medidas y recomendaciones de tipo sanitario, que luego se ratificaron por decreto han sido consultadas. También hay un comité interinstitucional de gobierno que componen los ministerios que cumplen un rol preponderante en el acompañamiento que se va haciendo en el seguimiento de la pandemia.
El lado B de la pandemia
—Según un estudio de Asociaciones de Clínicas, Sanatorios y Hospitales de la República Argentina la población dejó de atenderse en hospitales y clínicas por consultas, estudios de diagnóstico y emergencias por temor a contagiarse el coronavirus. ¿Está pasando lo mismo en Entre Ríos?
—Sí. Cuando se emite la medida cívica de la cuarentena, la gente tomó distancia de todo. Lo que seguimos de cerca con los programas de salud es a las personas con diabetes, los trasplantados y aquellos que tienen tratamientos oncológicos. Estuvimos atentos en seguir monitoreando a estas personas que están nominalizadas para poder llegar con el medicamento, con la receta electrónica y que no quedaran aisladas, sin contención y sin atención sanitaria. Hay una particularidad en esto, ya que teníamos un modelo basado en lo episódico y en la atención a demanda. Esto significa que la población va a solicitar la atención de salud. Lo que buscábamos siempre definir desde la estrategia sanitaria era que cada efector de salud tenga una población nominalizada para poder desarrrollar una estrategia de planificación de los recursos, tanto de insumos como de equipamiento. Debemos planificar la atención; prueba de ello han sido los recursos para inmunizaciones, los insumos para atender a la población con diabetes o insulinodependientes. Queríamos que no quedara solamente en la estadística provincial, sino que cada centro de salud pudiera hacer el mismo trabajo: se tuvo que concientizar que era un modelo posible. Se debe analizar a la población con sus determinantes sociales, económicos, habitacionales, geográficos y su perfil de situación sanitaria. Esta pandemia debe ser una oportunidad para poder cambiar el modelo, no para dejar a la población confinada en su casa y que no reciba atención. Tenemos que ir en búsqueda de esa población, llegar en tiempo y en forma, programada y planificada. De esa forma ahorramos mucho en cuanto a la optimización de los recursos, pero también en la calidad de la atención. Si uno llega a tiempo en la prevención, es muy probable que posteriormente la persona con factores de riesgo no se convierta en una persona insulinodependiente ni llegue a la etapa de un trasplante. Eso requiere de una captación y seguimiento tempranos, una adherencia del tratamiento porque culturalmente la población quiere el medicamento: se considera que el medicamento es el insumo que va a realizar una solución a su consulta sanitaria. El medicamento es importante, pero en el equilibrio justo.
—Entre las pautas de cuidado planeadas en cada etapa de la pandemia, ¿cuál considera que tiene mayor importancia para evitar el contagio de coronavirus?
—La distancia física es el principal valor de todas las estrategias, aún más que el tapaboca, porque nos permite tener una mayor protección, adicionando la correcta higiene de los elementos de contacto, la aireación de los ambientes y el correcto lavado de manos con agua y jabón. Ese es un factor determinante, al igual que para nuestros equipos de salud, sobre todo para quienes trabajan en lo intrahospitalario. En el comportamiento del ciudadano esa práctica no se valorizaba, y va a tener que instaurarse para quedarse. Así como en algún momento desarrollamos la etapa de prevención para la etapa del cólera, también me parece que hay prácticas como el distanciamiento físico, el correcto lavado de manos con agua y jabón, o la desinfección de las superficies de contacto, que son conductas que llegaron para quedarse. Aún así el uso del tapaboca cuando ingresamos a lugares de mayor concentración de ciudadanos. Hoy los comités de control de infecciones, que tienen muchos de los hospitales, están monitoreando permanentemente todas estas prácticas, que se desarrollan al interior de lo intrahospitalario.
—Se habla mucho de las etapas de la pandemia y del pico del virus. ¿Se va a alcanzar un pico? ¿Eso equivale a que se vaya a tener un cuadro peor de situación epidemiológica?
—Estamos esperando circulación comunitaria por esta flexibilización que se ha hecho de mayor apertura de actividades que implican mayor flujo de población. Eso nos cambiaría muchísimo el mapa de situación. Puede ser que la circulación comunitaria la tengamos en Paraná o en Concordia. La circulación de personas implica una mayor posibilidad de que se propague el virus: observamos que hay personas que no tienen la distancia física óptima o no se cumplen las normas de conducta. Puede darse una circulación contenida, lo que significa que el virus se pueda propagar en una población que tenga una sintomatología leve o moderada. Estamos preocupados por las personas con factores de riesgo y los adultos mayores; son las personas que pueden llegar a necesitar las unidades de internación. Esperemos no tenerlo al pico, sino que aguardamos que la circulación pueda ser contenida para poder continuar con el monitoreo de todos los nexos epidemiológicos como lo hemos hecho con los 29 casos confirmados. Eso nos ha permitido tener la sartén por el mango de la vigilancia epidemiológica. No esperamos un pico máximo, sino que con esta nueva flexibilización en un plazo de 10 a 14 días podamos tener el comportamiento de la circulación del virus.
El mapa del dengue: “Esto se va a ir complejizando”
“Si no hubiésemos estado con la pandemia del coronavirus, la interpelación al sistema hubiese sido el tema del dengue”, reconoció Velázquez sobre un problema sanitario que no deja de preocupar. “Hubo muchos casos de dengue: estamos en una provincia endémica dentro de una región, que a su vez está lindando con Brasil y Paraguay. Y se ha tornado una situación bastante compleja, incluso a nivel de la emergencia sanitaria”, explicó la funcionaria. Recordó: “Nuestra jurisdicción comenzó con dengue importado y en actualidad se contabilizan 545 casos, los cuales en su mayoría son autóctonos. La prevalencia la tuvimos en la semana 14, cuando empezó la cuarentena, sobre todo en Paraná, Paraná Campaña, Nogoyá. Queda como tarea urgente para desarrollar, porque la situación se va a ir complejizando en los años venideros, un plan estratégico de trabajo”.
Según la titular de Salud se deben potenciar las políticas de los municipios en conjunto con la ciudadanía. Aseguró que en el corto plazo se debe planificar una fuerte campaña de concientización, de comunicación, sumado a un trabajo activo en el terreno. “No solo debe implicar la descacharrización”, señaló.
Por Marcelo Comas, UNO.