Un día antes del inicio del juicio al cura Marcelino Ricardo Moya, en Concepción del Uruguay, el abogado José Ostolaza presentó la renuncia a la defensa técnica del sacerdote, lo cual motivó que la Justicia activara una decisión de última hora: el aplazamiento del inicio de los debates. No será el miércoles sino el jueves el día del comienzo del juicio al cura.
La novedad se conoció este martes. Ostolaza. “No soy más el abogado de Moya. Terminé de renunciar hoy”, dijo a Entre Ríos Ahora el letrado. La renuncia motivó el reacomodamiento de las audiencias en el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay: los debates se concentrarán durante la mañana y la tarde de este jueves 21 y el viernes 22, en tanto que para la próxima semana se aguarda la realización de los alegatos de las partes.
Desde que se inició la denuncia penal contra el cura Moya por los delitos de abuso y corrupción de menores, en 2015, es la cuarta vez que cambia de abogado defensor el sacerdote.
Un año atrás, el 15 de marzo de 2018 se conoció la novedad de que José Ostolaza se había constituido en el nuevo abogado defensor del curaMoya, que carga con dos denuncias: una por promoción a la corrupción y otra por abuso sexual simple, ambas agravadas por su condición de miembro del clero, causa que va camino al juicio oral.
Entonces era la tercera vez que el cura Moya cambiaba de abogado defensor. Primero lo asistió Gustavo Amílcar Vales, de Villaguay, que renunció a mediados de junio de 2017. Entonces, la defensa del sacerdote la asumieron Néstor Fabián Nicolás Paulete y Rubén Darío Germanier, de Colón. Después, asumió esa tarea el uruguayense José Ostolaza, que reunció este 19 de marzo.
Tras la renuncia de Ostolaza, que fue abogado defensor deNahir Galarza, la joven de 19 años condenada por asesinar a su novio, Fernando Pastorizzo, en Gualeguaychú, asumieron nuevamente la defensa de Moya los abogados Paulete y Germanier.
Idas y vueltas
Es el segundo aplazamiento que sufre el inicio del juicio al cura Moya.
Los debates, que iban a tener lugar en el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concepción del Uruguay -conformado por los jueces María Evangelina Bruzzo, Alberto Seró y Fabián López Moras-, se habían pauta para el 25 y el 28 de febrero, pero fueron aplazados. Fue a pedido de los abogados querellantes. Y se fijaron para los días 20, 21 y 22 de marzo.
El cura Moya fue denunciado en junio de 2015 por dos jóvenes, el médico Pablo Huck, y Eduardo Frutos, un estudiante de Derecho.
Moya llegó a Villaguay como vicario parroquial y docente del Colegio La Inmaculada y ahí, en esos lugares, y quizá en otros tantos más, abusó de menores. Eso dice la denuncia que presentó el médico Pablo Huck el 29 de junio de 2015 en los Tribunales. “A los ojos de hoy, me es difícil entender las cosas. En ese momento, yo era un pibe, y a mí me hablaban de dogmas y de pecado, y el referente espiritual que yo tenía, que tenía mi familia, me practicaba sexo oral, me masturbaba. Era muy fuerte”, dijo entonces.
Dos años después de aquella denuncia, el 29 de junio de 2017, el juez de Garantías de Villaguay, Carlos Ramón Zaburlín, rechazó el planteo de los defensores del cura, que reclamaron la prescripción de la causa por abusos a menores, e hizo lugar al pedido que formularon en forma conjunta la fiscal Nadia Benedetti y los querellantes Florencio Montiel y Juan Pablo Cosso, y elevó el expediente a juicio oral.
La resolución de Zaburlín fue recurrida por la defensa, pero el 31 de julio de 2017, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay rechazó el planteo de prescripción formulado por los abogados defensores y confirmó la elevación a juicio.
La causa nuevamente fue recurrida, y llegó a la Cámara de Casación Penal de Paraná el 14 de agosto de 2017. El jueves 11 de octubre último, ese tribunal, en voto dividido, rechazó la vía de la prescripción. El tercer rechazo que acumula el cura Moya en la Justicia.
Extrañamente, el defensor de Moya, cumplido el plazo de ley, decidió no apelar ante la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), ante el convencimiento de que en la etapa de juicio oral, en Concepción del Uruguay, sobrevendrá la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que tiene pendiente expedirse sobre la prescripción en la causa de los abusos del cura Justo José Ilarraz. Ostolaza piensa en un efecto cascada que convertiría en nulas las condenas no sólo a Ilarraz sino también al cura Juan Diego Escobar Gaviria, y dejaría a salvo del peso de la ley a Moya.
Mientras ello no ocurra, el cura Moya deberá sentarse en el banquillo de los acusados, y responder ante un tribuna por la denuncias penales que pesan sobre él.
Mientras, la Iglesia, no bien tomó conocimiento de la apertura de la causa en la Justicia, hizo lo que se esperaba: apartó a Moya de su función de párroco y de responsable pastoral del colegio católico que tenía a su cargo en Seguí, y abrió una investigación eclesiástica, a cuyo frente ubicó al sacerdote abogado Silvio Fariña Vaccarezza, el mismo que investigó a otro cura abusador, Justo José Ilarraz, en 1995.
Pero la averiguación interna jamás avanzó. La Iglesia no demostró demasiado interés en ubicar a los denunciantes, de modo que éstos no tuvieron la oportunidad de dar su testimonio en la curia. Una de las vícitmas de Moya se lo hizo saber de modo descarnado al arzobispo Juan Alberto Puiggari cuando éste visitó Villaguay, en la última Navidad.
Esa vez, Puiggari se excusó con el argumento de que las víctimas fueron citadas a declarar en la investigación diocesana, pero que “prefirieron no presentarse”.
Nunca dijo nada la Iglesia de una situación grave y preocupante: el cura Moya debió ser internado en el Servicio de Infectología del Hospital San Martín en el verano de 2017, y su caso cayó en manos de la jefa del Programa Provincial de Sida, Laura Díaz Petrussi.
Entre Ríos Ahora