Una pareja y sus dos pequeños hijos, son los que quedan en lo que fuera el asentamiento Tavella, ya que tras el traslado de los habitantes y la demolición de las precarias viviendas, la única que queda en pie es la de este grupo familiar, el cual aparentemente no estaba entre los adjudicados.
Por el momento la incertidumbre de lo que sucederá con ellos y la soledad en ese lugar donde solo quedan restos de maderas y chapas, los preocupa y esperan alguna respuesta de las autoridades, ya que se presentaron en la Municipalidad para plantear su situación.
Se trata de Roció Ramírez y Exequiel Domiínguez y sus hijos de 4 y 5 años, quienes señalaron al sitio uruguayense 03442 que ellos están viviendo en ese lugar desde hace cuatro años y que fueron censados oportunamente.
“Hay gente que venía solo cuando había censo, ya que le avisaban. Llegaban, se sentaban en el rancho y luego de que los censaban, se iban de nuevo. Otros ya habían sido adjudicados en el 134 Viviendas y las vendieron, pero ahora les dieron de nuevo casa. No puede ser que no haya un control. Es injusto y esperamos se nos escuche. Nos quedamos solos como pueden ver. Sin luz, entre los restos de las casillas y como se removió todo, hay cualquier cantidad de bichos y ratas dando vuelta. Estamos con dos criaturas y no podemos seguir así. Da bronca y mucho más cuando hay gente que se queja por las casas que les dieron o no las cuidan, como un vecino que ya llevó su chancho y las gallinas y las metió adentro”, dijo la joven madre indignada.
Por el momento, aparentemente mantuvieron una reunión en el municipio y habría recibido la palabra de que se los visitaría y se vería la manera de concentrar una solución.
Fuente: 03442